Por
Marat
Estoy firmemente convencido de que los votantes de todas o algunas de la candidaturas a las que digo que no pienso votar evitarán leerlo porque muchos de ellos ya suponen de cuáles voy a hablaros y no desean encontrarse con información que la bonita imagen que ellos mismos prefieren tener de sus candidatos/as y organizaciones. No hay peor ciego que aquél que se saca los ojos para no ver lo que no desea ver. Ni mayor sordo que el que lo es por su propia voluntad. No obstante, si este texto sirve para aclarar dudas a algún indeciso que siente alguna simpatía hacia cualesquiera de aquellas o alguien se lo hace llegar a algún amigo o conocido, me daré por satisfecho.
En este artículo vas a encontrar muchos enlaces. Si crees que lo que en él se cuenta es cierto, no necesitarás el tedioso esfuerzo de ir para delante y para atrás de forma constante, atendiendo tanto a la lectura del artículo como a los citados enlaces. En tus manos está la libertad de decidir de qué modo lo leerás. Nadie te obliga a leerlo de un modo u otro. Por tanto, sobran comentarios acerca de lo pesada que una forma determinada de lectura pueda resultarte. Las consecuencias de tu decisión no me las endilgues a mí.
No votaré al PP porque es el partido enemigo de la clase trabajadora, de la igualdad y de la fraternidad. Porque es el partido enfeudado en un franquismo casposo que se niega a enterrar. Porque es el heredero de quienes fusilaban al amanecer y de quienes encarcelaron la palabra. Porque es el partido de los hijos de quienes metieron a mi padre en un batallón de trabajadores después de obligarle a huir a Francia donde le recibió el campo de concentración de Argelès-sur-Mer al acabar la guerra civil que sus papás provocaron. Porque es el partido de la mentira y de los empre-Saurios. Porque es el partido del Estado totalitario de derecho, conculcador de las libertades.
No votaré al PSOE porque soy de izquierda y ese es el partido de los capitalistas modernos, de suaves maneras y de políticos cínicos, carentes de idea alguna que no sea su propia supervivencia de arribistas. Porque es el partido que convirtió en constitucional la prioridad de pagar la deuda del Estado sobre los derechos sociales y económicos de los más débiles. Porque es un partido del que no cabe esperar renovación alguna sea el marketing de los vendeburras. Porque es un cadáver andante que no sabe que ha muerto hace ya mucho tiempo. Porque no es el partido de los trabajadores sino que fue el señuelo de compra de voluntades con guiños progres en forma de cheques-bebés (dicho en sentido metafórico) y similares píldoras para captar el voto de cada colectivo al que contenta con sus caramelos para el voto. Y ahora ya ni eso porque se les acabó la máquina de hacer billetes y en su chistera ya no hay conejos.
No votaré a ninguno de los dos porque son los partidos de “la mordida" y porque en la UE PP y PSOE votan juntos el 73% de las veces y en materia económica el 68% de ellas. Esta es la razón que explica los insistentes rumores de un grosse coalition europea entre conservadores y social-liberales a nivel europeo (Juncker-Schulz) y entre PSOE y PP (Rajoy-Rubalcaba) en España.
No votaré a Vox porque es un partido aún más a la derecha que el PP. Porque su esencialismo de patriotas de hojalata (“indisoluble unidad de la nación española”), capaz de aplicar un consejo de guerra a cualquier presidente autonómico independentista, me produce arcadas. Porque un partido que habla del “imperio de la ley” en su manifiesto resumido me recuerda al personaje principal de la película “El juez de la horca” o al sheriff de “OK: Corral”. Porque un partido antiabortista como él sólo piensa en tocarle los ovarios a la mujer y porque su visión de la “protección de la familia” es la de un cura violando a mujeres para que den más hijos a Dios y a la Patria. Porque para partido que defiende “la economía de mercado, la libre iniciativa y el pleno reconocimiento del derecho de propiedad” ya tengo al PP y el PSOE. Los originales siempre son mejor que la copia. Porque en su defensa de la privatización sanitaria siempre estará por detrás del inimitable e inefable (por impronunciable) Wert. Porque gran parte de su programa y Manifiesto me recuerda al de Falange Española (y) de los CoJONS.
No votaré a Renovación Democrática Ciudadana (RED) del juez campeador Elpidio Silva porque pongo por delante mi condición de trabajador con conciencia de clase que la de ciudadano, de ese ciudadanismo desclasado e integrador de todas las contradicciones de clase. Porque no entiendo a alguien que, viéndose atacado por los poderes de la banca, monta una candidatura para ser eurodiputado al saber que se le acababa la carrera judicial. Eso ya lo hizo Ruíz Mateos y con un nivel de esperpento que Silva pronto alcanzará. Porque alguien que pretende ser político, y aún es juez, aunque en suspenso, debiera ser un “ciudadano” honrado que paga sus deudas. Lo digo por esto y por esto. Porque no tengo 300 euros para cenar con él, ni 20 para pagarle por un autógrafo, ni 25 para una charla con el mismo y porque mi escaso dinero creo que tiene que tener mejor empleo. Porque ha convertido su juicio, aunque tenga razón en recusar a varios miembros de la sala, en una charlotada, en lugar de tener la valentía de desmontar las acusaciones, y eso me parece mal comienzo para quien se presenta como un paladín dispuesto a cambiar el sistema de justicia. Porque no soporto a los “ni-nis” -ni de izquierdas ni de derechas; esto es, de derechas- Porque una candidatura que está apoyada por hartos.org, que ha llevado a fascistas en sus listas y va de de “ni-ni”, me parece más que rechazable.
No votaré a Podemos, propiedad de Pablo Iglesias y sus mariachis, porque me dan miedo los mesías cuyo ego y cuyo culto a la personalidad de sus correligionarios convierten su cara en el logotipo “su” partido político. Ni Stalin, criticado justamente, entre otras muchos motivos, por el culto a su personalidad que creó de sí mismo, se atrevió a cambiar el logo de su partido por su jeta. Porque, como ya dije, no soy un n-ni. Porque jamás apoyaré a estrellitas mediáticas fabricadas en las televisiones del capital ya que no puedo esperar que éstas me ofrezcan nada que sea conveniente a mis intereses de clase. Porque lo que pienso sobre Podemos, del partido que está dentro del “nuevo partido”, de sus dirigentes y de los motivos que llevan a ciertos medios y a intereses ocultos a proyectar su “estrellato” que acabará en “estrellado” ya los he expuesto en un artículo anterior. Porque mal comienzo es el de un partido que copia un diseño ajeno para hacer el cartel de la reunión de sus círculos. ¿De qué me suena a mí eso de los Círculos? Ah sí. Porque el partido Podemos tiene unos estatutos que hacen de algo recién creado ya una organización esclerotizada, con tendencia a una escasa democracia interna y el hiperliderazgo. Porque tengo memoria y cultura política y sé muy bien a quién y a quiénes sirve el trotskismo de organizaciones como Izquierda Anticapitalista, que ha hecho todas las piruetas imaginables, y aún hará algunas más. Y sobre todo porque puestos a ser reformistas, como es Podemos, hay otras opciones que lo son menos y están a su izquierda.
No votaré a Primavera Europea (Compromís-EQUO y otros) porque es una especie de IU pero en versión muy derechizada. Porque, para ser una candidatura que critica la profesionalización de la política tiene en Valencia y en Madrid, al menos, a gente que lleva demasiados años dedicada profesionalmente a la misma. Es una cuestión de coherencia: no criticar aquello que a uno le puedan afear por caer en lo mismo. Porque su dirección está compuesta básicamente de tránsfugas de otros partidos, lo que me hace pensar que son leales antes a sus propios intereses que a organizaciones concretas. Porque son una muestra más de la venta de la burra de la “democracia participativa” en base a votar digitalmente, cuando la auténtica democracia es más que voto y sobre todo, es participación activa, en la vida política y social, en las luchas que, o se realizan en la calle, o son humo. Porque EQUO tiene un coportavoz, Juan López de Uralde, que lo ha sido de Greenpeace, una ONG accionista de la petrolera Shell . Y, según parece, financiada también, entre otros por la familia Rockefeller y la petrolera Exxon. Coherentemente con esto, EQUO y López de Uralde no se sitúan en el eje izquierda-derecha. Porque dicho lo anterior es lógico que otros partidos que están dentro de la candidatura liderada por Compromís-EQUO tampoco son de derecha ni de izquierda. Es el caso de Por Un Mundo Más Justo o Democracia Participativa, un partido casi inexistente, también de derechas, como los anteriormente mencionados.
No votaré a Recortes Cero porque soy contrario a las sectas -UCE-, cercanas a la extrema derecha, junto a la que no dudan en manifestarse, que se camuflan dentro de candidaturas aparentemente plurales, con algún incauto que les dé color y un nombre lo bastante emocional como para que piquen los ignorantes. Porque un grupúsculo -el que está tras la candidatura- que pasa de apoyar a Izquierda Unida, y en su día a Suárez, y luego a UPyD, a cuya duce llaman Rosa-Obama, no puede esconder nada bueno. Porque este partido ha timado económicamente a muchos de sus ya ex militantes, con los que mantiene elevadas deudas. Porque no me sorprende que los fascistas de la Asociación DRY apoyen esta candidatura. ¿Cómo no iban a hacerlo si está copada su candidatura casi en su totalidad por sus hermanos ideológicos de la UCE? Porque Unificación Comunista de España (UCE) es una empresa registrada notarialmente como tal
No votaré al Frikipartido X porque detrás de la tecnopolítica y de la ingeniería política hay siempre una gran mentira, la que pone el método -democracia 4.0- por delante del programa porque necesitan ocultar que su programa se agota en puro fuego de artificio, en un bla, bla, bla genérico donde las bonitas palabras para el analfabeto político esconden la ausencia de un proyecto que realmente inquiete al capital. Porque si el 15M me asqueaba y lo combatí no entiendo por qué no debo combatir a uno de sus detritus. En esta lista hay otros varios. Porque tanto ingeniero informático, emprendedor y experto en la “sociedad de la comunicación” en sus listas y de caras visibles de la Red Ciudadana Partido X me convence de que los neopijos digitales sólo buscan resolver lo suyo como joven generación clase media que no quiere verse descolgada del nivel de vida de sus papás. Porque un “método” que se resume en “democracia y punto” me suena tan autoritario como “el creer, obedecer” (“combatir” estos poco) de los fascistas italianos. Porque ese slogan es un resumen de la soberbia de la pretendida “generación mejor preparada de la historia” que, sin embargo, es la más desreferenciada políticamente. Porque un partido que se presentó primero en un vídeo con actores, guardó la incógnita de quienes estaban detrás y finalmente terminó su striptease con Falciani de cabeza de cartel y unos cuantos ligados al 15M de Barcelona y otros lugares, es la prueba más palpable de que lo que importa es la performance, la forma del cartón piedra por encima del fondo (vacío), la conversión de la política en mero espectáculo, lo que degrada a aquella. Porque hacer bandera de la corrupción y de los bancos como productos estrella es reducir la realidad de la crisis capitalista y de sus causas reales al mero populismo oportunista de lo que está de moda o puede captar votos. Porque decir que no se quiere poner la ideología o la definición en términos de izquierda-derecha porque eso impide encontrar un “mínimo común denominador y el método para conseguirlo” eso es dar gato por liebre y esconder que en realidad se es de derecha liberal y, en el mejor de los casos, parcialmente social, justo en la medida en la que a la desclasada clase media que representan le permita seguir manteniendo su estatus. Porque su concepto de democracia participativa es millones de Enjutos Mojamutos conectados al gran establo de la red y dando al “me gusta” a cada una de las chorradas que a estos frikitipejos se les ocurra. Porque cuando Falciani, su cabeza de lista, admite que ha pactado con los Estados para luchar contra la falta de transparencia bancaria sé que me está mintiendo porque los Estados responden a intereses de clases (que seguramente no existen para Falciani y sus secuaces) y los que hoy dominan son los de la burguesía capitalista. Su brindis al sol me recuerda a aquello que pactaron al principio de la crisis los miembros del G-20: acabar con los paraísos fiscales. Porque la afirmación de que “Esta noción de partido "o hacia la izquierda o hacia la derecha" no tiene sentido cuando se piensa en el proyecto y cuando se piensa en lo que significa la democracia. La democracia no es separarse en partidos sino reunirse en torno a proyectos comunes” sólo puede ser sostenida por un imbécil o por un fascista, dado que la democracia -burguesa, lo que es este sujeto- es precisamente la posibilidad de que todas las ideas políticas puedan expresarse o estén representadas.
No votaré a Ciudadanos porque, por mucho que Albert Rivera en Cataluña pretenda presentar u peril moderado, es una expresión patriotera y de derechas al estilo de UPyD y de Vox. Porque lejos de ser una solución al hecho identitario en Cataluña es parte del enconamiento de un patriotismo español que sólo agudiza las tensiones entre comunidades. Porque su candidato, Javier Nart, es la evidencia del aventurerismo político en un largo viaje que va desde el PSP de Tierno Galván a Ciudadanos, pasando por el PSOE. Porque el señor Nart debe explicar lo de su cuenta en Suiza y porqué su nombre aparece en el “caso Palau”, uno de los episodios de corrupción de CiU más sonados.
No votaré a UPyD porque esta formación “ni-ni” es en el fondo una forma de populismo neofalangista al servicio del personalismo de una lideresa que ha hecho de la democracia interna en su partido un sacarsmo. Y lo dice uno que no ha dejado de ser un reaccionario ex UpyD. Basta para entender su ideología los enlaces recomendados que pone en su página. Porque parlamentariamente es la marca blanca del PP. Porque tiene dentro de sus filas a un imbécil misógino como Toni Cantó. Porque no creo que la unidad del territorio de un Estado se pueda fundamentar en la fuerza, la amenaza o la imposición sino en la libre determinación de compartir un proyecto de país.
No votaré a ninguna opción nacionalista porque soy internacionalista y porque creo que cuando un proyecto soberanista se impone como objetivo máximo y determinante de una organización político los factores de clase, sociales y económicos pasan a un segundo plano, por muy de izquierdas que sea ese proyecto soberanista. Porque para ser hegemónico dentro de un territorio en el que el proyecto nacional es clave se acaba por entrar en los territorios ideológicos del nacionalismo de derechas, si se quiere ganar unas elecciones por mayoría absoluta o bien se pacta con esas fuerzas nacionalistas de derechas sacrificando el componente ideológico de izquierdas en todo o en parte.
No votaré en general a ningún partido, candidatura o coalición que pretenda vender la burra de las elecciones primarias como muestra de democracia interna porque la práctica ha demostrado que eso no es así y que elecciones primarias son compatibles con un bajo nivel de participación política de sus bases. Porque son pura mercadotécnia y show business político y base del cesarismo y el bonapartismo políticos.
No votaré en general a ningún partido, candidatura o coalición que se presente como regeneradora de España o de la política porque en la historia de España no han faltado ocasiones en las que el regeneracionismo ha acabado transitando hacia el fascismo o sus antecedentes (Ramiro de Maeztu, Miguel Primo de Rivera). Porque en su versión más “progresista”, que ha existido y no ha sido minoritaria el regeneracionismo no es más que un reformismo aséptico (modernización) en lo referente a la estructura social que no se plantea erradicar las causas de la injusticia social y la desigualdad, las cuales son ante todo económicas y derivadas de un sistema concreto y de las relaciones sociales en las que éste se asienta.
Y sí. Creo necesario votar y no hacerlo en blanco en estas elecciones europeas. No lo creo así por sistema ya que considero el voto como una conquista y un derecho, no como una obligación.
Pero esta es una de esas ocasiones en las que creo que al poder económico del capital le interesa que sus víctimas y quienes se le oponen no vayan a votar porque no es cierto que dé igual a quien se vote o que la culpa de la crisis sea de los políticos en genérico porque ésta no se inició en el sistema político sino en el económico y no por unas decisiones principalmente políticas sino por una crisis de sobreproducción capitalista que derivó en crisis financiera; no al revés. Y por supuesto, no es cierto que todos los políticos sean iguales porque eso es lo mismo que decir que la política es, en sí, algo sucio y malo y que si me interesa la política y quiero realizar actividad política, que hay muchas formas de hacerla, sea un sinvergüenza porque, si esa es la afirmación, a los demás nos da todo el derecho a decir: quienes afirman que todos los políticos son iguales son la quintacolumna del capital y del fascismo.
Por si usted
quiere saber a quién votaré le diré que, como comunista que soy, me gustaría
poder votar a una opción de esa ideología, pero la situación de los partidos
comunistas en España me parece hoy profundamente desalentadora y soy consciente
de que nos jugamos mucho, el auge de los populismos prefascistas y antipartidos
en España (muchos de los grupos que he citado pueden se inscriben en esta
tendencia) y de los fascismos en Europa (que el 25 de Mayo serán la opción más
votada en un puñado de países) y pronto empezarán a articular alianzas
continentales, con los riesgos históricos que ello significa.
Creo muy válido votar ideológicamente y hacerlo a las izquierdas -considero al PSOE derecha (aún) democrática)- porque, por mucho que no nos gusten a la clase trabajadora (que es la que me importa) las izquierdas que tenemos, son infinitamente mejores que la patulea de partidillos, coaliciones y candidaturas a las que no votaré.
En mi caso, con una pinza en la nariz, porque son muchas las cosas que me distancian de ellos (entre ellas, que es una fuerza socialdemócrata porque el PSOE ya no es ni social-liberal siquiera o su ciudadanismo) actuaré, dentro de mi posición en la izquierda, pragmáticamente y votaré por Izquierda Unida, hacia la que soy profundamente crítico, pero que constituye la única fuerza política capaz de impedir que el voto para frenar las opciones reaccionarias que están configurándose en mi país y en Europa se empiecen a asentar al menos en el Estado español. Y porque, a pesar de sus pactos con el PSOE en Andalucía -espero que no acaben la legislatura- y de sus referencias sindicales -ya no exclusivas entre sus militantes- en los domesticados pactistas de CCOO, muchas luchas en la calle no hubieran alcanzado el desarrollo logrado sin el esfuerzo de su militancia. Desgraciadamente tampoco la disidencia controlada del 15M pero, afortunadamente, esa serpiente ya ha muerto, a pesar de que haya dejado sus huevos antipartidos y populistas.
En cualquier caso, y dado que mi voto no es ciego ni acrítico, lo que tenga que decir sobre IU -y sé que a muchos de mis lectores no les va a gustar- lo diré pasado el 25M. En todo caso yo no le debo nada a IU sino más bien al revés -y algunos de ellos saben por qué lo digo- y es a mi propia conciencia política a la que debo responder.
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