Por: Marea
Socialista | Lunes, 09/09/2013
Caracas,
08-09-2013
Desde el 21 de agosto pasado Siria ha vuelto a la primera plana de la
prensa mundial. El asesinato de más de 1400 personas con armas químicas dio la
excusa a Obama para lanzar una amenaza de intervención criminal de Estados
Unidos contra ese ya castigado país del Medio Oriente. Amenaza en la que ha
quedado atrapado y que por eso mismo es mucho más peligrosa.
Cien mil muertos, medio millón de heridos y lisiados, más de un millón
(si contamos solo los menores de 18 años) de desplazados son las víctimas
cobradas desde marzo de 2011 por la dictadura de Bashar
Al Assad y hacen del conflicto sirio el más trágico de lo que va del
Siglo XXI. Estos son datos recogidos por informes de ACNUR y que hasta el
día de hoy nadie cuestiona.
La intervención militar de Estados Unidos vendría a sumar a esta tragedia
una cuota extraordinaria de barbarie y la probabilidad cierta de un estallido
de alcance regional de consecuencias incalculables.
Para los que miramos desde fuera, sin sentir en carne propia la angustia
de la violencia cotidiana, el dolor y el odio por la pérdida diaria de
familiares, amigos o compañeros, la desolación por la destrucción del que en
otros tiempos pudo conocerse como “el país de la canela”, el debate desata la
pasión y la urgencia por el peligro que para la humanidad encierra la agresión
imperial.
¿Cómo podemos ayudar a que se detenga la masacre interior? ¿Qué hacer
para impedir la intervención imperialista que provocará un nuevo y
extraordinario salto en la espiral de violencia que sufrirán en primer lugar
los pueblos sirio y de la región? ¿Qué hacer para ayudar a que ese pueblo, que
se alzó contra décadas de opresión consiga su objetivo? Las respuestas a estas
y otras preguntas cruzan los agrios debates que se están desarrollando en la
llamada “izquierda” mundial.
La crisis de dominación del sistema del capital, desatada a partir
de la crisis financiera de 2007, ha abierto un nuevo período de
rebeliones. Un periodo de luchas y manifestaciones, que han desatado procesos revolucionarios contra gobiernos y regímenes
en distintos países del mundo y que colocan en cuestionamiento las
organizaciones políticas tradicionales y las propias instituciones de la
gobernabilidad capitalista. Pero también de contrarrevoluciones y guerras que
pretenden aplastar un proceso de ascenso inusitado de las luchas de los pueblos
y su inherente disposición de cambio.
En esta nueva etapa mundial, la Primavera Árabe,
es decir, el proceso de revoluciones democráticas y anticapitalistas que
liquidó el viejo Status Quo de más de cinco décadas en el Cercano y Medio
Oriente, es el primer laboratorio regional del enfrentamiento entre Revolución
y Contrarrevolución. El costo en vidas humanas que está teniendo esta barbarie
impulsada por dictadores, monarcas, el estado nazi de Israel y jefes del
imperialismo mundial será inútil si no aprendemos de las amargas lecciones que
estos procesos nos dejan.
En nuestra opinión estamos frente a la presencia de un proceso de larga
duración que tendrá en su desarrollo avances y retrocesos. Un proceso que con
sus particularidades, ritmos diferentes y tiempos distintos se seguirá
extendiendo como una mancha de aceite. Por eso, lo que la intervención militar
directa que el imperialismo norteamericano prepara para Siria contiene entre
otros objetivos, darle un golpe a un proceso revolucionario regional cuyo
antecedente hay que buscarlo en la crisis estructural del capitalismo
evidenciada y abierta a partir del 2007.
Identificar las causas de fondo del conflicto actual. Definir a los
sectores en disputa y el papel de cada fuerza actuante. Entender la
dinámica interna de las fuerzas desatadas. Construir una solidaridad activa
para apoyar a los revolucionarios que allí luchan son parte de las asignaturas
del debate que debemos enfrentar para despejar la oscuridad provocada a
través de los grandes medios de propaganda imperialista y la de la dictadura
hereditaria siria y sus aliados. El aporte que aspiramos a realizar con este
texto, corriendo el riesgo de ser unilaterales, debe ser tomado desde la
ubicación que tenemos en la Venezuela Bolivariana y de nuestra lucha en defensa
de las conquistas del proceso revolucionario en nuestro país.
Siria:
Capítulo nacional de la revolución árabe
El estallido en marzo de 2011 de las primeras manifestaciones populares
en Siria siguió, con sus particularidades, el modelo y los objetivos de las
rebeliones de Túnez y Egipto. Movilizaciones populares que se convierten en
rebeliones masivas exigiendo libertades, reclamos sociales y dignidad.
Para ese momento la onda expansiva de lo que se llamó Primavera Árabe
abarcaba varios países de la región: Yemen, Marruecos, Bahréin, Libia, además
de los ya citados Túnez y Egipto. Nadie se atrevía a hablar entonces, en el
caso Sirio, de una intervención extranjera, exceptuando la de la participación
de Rusia que apoya desde siempre militarmente al régimen de Damasco. Mientras
tanto, en el primer mes de movilizaciones la represión desatada por el gobierno
sirio alcanzó la cifra de 3000 asesinados entre los manifestantes.
La oposición semi legal, tolerada por el gobierno de la familia
Assad, acudió en su auxilio y planificaron en común una relativa y
manipulada apertura que derivaría en una nueva Constitución consensuada para
maquillar el régimen. Esto no impidió el incremento de una
desproporcionada y cruel represión que acumulaba víctimas por centenares
semana a semana, tampoco detuvo la rebelión que había tomado cuerpo y que fue
creciendo en número y combatividad. A medida que se desarrollan los
acontecimientos, las supuestas reformas que habían sido acordadas con esa
oposición pusilánime son consideradas innecesarias por Assad, con el argumento
cínico de que el pueblo sirio no las pide.
La intervención criminal de la OTAN en Libia, la reabsorción brutal del
proceso en Yemen, las reformas cosméticas en Marruecos, el aplastamiento por
parte de las fuerzas de Arabia Saudita en Bahréin, el crescendo cruel de
violencia en Siria, y el Golpe de Estado en Egipto, no han detenido hasta hoy
la rebelión que había derrocado a Ben Alí y a Mubarak, ni han
“estabilizado” la región.
Por el contrario a meses de haberse desatado, ese proceso liquidó el
viejo status quo construido trabajosamente en la región por Estados Unidos, sus
aliados occidentales, Israel y las monarquías y dictaduras que gobiernan ese
espacio en los últimos cincuenta años. Status Quo que desde sus inicios apoyó
la hoy desaparecida URSS. Status Quo que se resquebrajó desde la Revolución
Iraní contra el Sha de Persia, y que volvió a intentar restablecer Bush hijo,
con la invasión contra Irak, donde fracasó. Entre enero y junio de 2011, en
apenas seis meses, este tablero maltrecho pero sostenido por décadas, que
aseguraba al imperialismo el control de una región estratégica por sus recursos
naturales y su ubicación geográfica, voló por los aires.
Este es el marco en el que la Revolución Siria se
transforma en guerra civil o conflicto armado y se convierte en terreno para la
intervención trágica de potencias mundiales y regionales. En primer lugar y
desde el momento mismo del estallido de la revolución, el apoyo con armas y
pertrechos por parte de la Federación Rusa a un gobierno supuestamente
“legitimo” para el “derecho internacional”, pero que ha demostrado
a lo largo de casi tres años y a los ojos de los que lo quieran ver, su
carácter de régimen genocida. Mientras tanto el círculo del horror se completa
con la amenaza estadounidense de destrucción masiva actual.
Una
guerra civil atípica
La guerra civil en Estados Unidos a finales del siglo XIX, la Rusa
después de la Revolución Bolchevique o la Española entre republicanos y
franquistas, por mencionar algunos ejemplos, contaban por cada uno de los
sectores en disputa con centros políticos y centros de mando militar
relativamente concentrados. No es esta la situación del campo rebelde en la
guerra civil en Siria.
La evolución de la Revolución Siria, siguió el
patrón de la Primavera Árabe. Movilizaciones multitudinarias se extendieron
desde las ciudades donde se inició la rebelión hacia el resto del país. El
carácter pacífico de las manifestaciones fue defendido desde los Comités
de Coordinación Locales hasta que la represión pasó de los francotiradores y
los asesinatos en las calles a la intervención directa de las fuerzas armadas
del régimen como ejército de ocupación en su propio país, utilizando todo el
armamento del que dispone uno de los ejércitos mejor armados de la región. Las
manifestaciones pacíficas dieron paso a la defensa armada por parte de la
población que intentó e intenta resistir en el interior. Pero esta
defensa es atomizada, local y extremadamente defensiva.
Las deserciones en las fuerzas armadas del régimen toman impulso en
repudio a las primeras masacres, un centro militar del Ejército
Sirio Libre (ESL) se instaló en Turquía y comenzó el intento de organización de
una fuerza de defensa de la revolución. Sin embargo las brigadas
del ESL, que actúan en el interior, lo hacen de acuerdo al criterio de las
necesidades locales de defensa sin responder a un plan general y un comando
único que por otra parte no existe.
Sin un centro nacional único de la rebelión en el país, con la dirección
política en el exterior paralizada por diferencias políticas y tácticas
insalvables, con sus fuerzas militares actuando sin conexión y sin mando
central, en esta situación, la participación de las milicias extranjeras
sectarias y extremistas responden a los que las financian, arman y conducen
política e ideológicamente, siguiendo sus propios intereses. Estas
fuerzas extremistas takfiries, que son financiadas por Qatar y Arabia Saudí,
como las milicias que en occidente son conocidas como Al Qaida, actúan de
acuerdo a los intereses de esas monarquías, tratando de orientar la guerra de
acuerdo a ellos, pero sus objetivos y concepción son rechazados por el pueblo
Sirio.
De hecho el pueblo revolucionario sirio sin haber podido construir una
dirección política centralizada ni un mando militar único, fue empujado a
cambiar el carácter pacífico de sus movilizaciones por una defensa armada de la
revolución para enfrentar la brutalidad del régimen. Más que en presencia de
una guerra civil clásica estamos frente a la defensa armada de una revolución
atacada ferozmente con toda la fuerza de destrucción que sostiene al Estado.
Rechazamos
la intervención imperialista porque va en contra de la revolución
Al contrario de lo que sostiene Assad, el objetivo principal de la
intervención militar que está planificando Estados Unidos, no es el
derrocamiento del régimen sirio. Obama afirma que lo que busca es una acción de
castigo sobre Damasco, aunque en realidad no hay por qué creerle. Por el
contrario la caída de Assad podría ser considerada por el imperialismo
como un daño colateral, si es que se llega a producir como consecuencia de su
intervención militar.
La preocupación principal del viejo y debilitado imperialismo aún
dominante en el mundo, es la incertidumbre que planea sobre esa región, la
actuación de tantas fuerzas con intereses propios: Rusia, China, Irán, Israel,
Hizbullah, Arabia Saudí, Al Qaida, etcétera. Ninguna de las cuales,
excepto Israel, según la lógica imperialista norteamericana, debe imponerse
sobre las otras, a riesgo de cuestionar el dominio mundial gringo.
Por otra parte, como principal fuerza contrarrevolucionaria que es,
Estados Unidos no puede permitir que el proceso de rebelión regional se
desarrolle. Por eso justifica y trata amistosamente al gobierno surgido del
Golpe Militar de Egipto, acompaña la experiencia de las variantes musulmanas
subordinadas al capital, como en el caso de Túnez o antes Mursi también en
Egipto. Facilitó la represión en Yemen y alentó a Arabia Saudí a intervenir
militarmente en Bahréin.
No es el supuesto y ya rancio “antiimperialismo” de la dictadura de
Damasco lo que preocupa a Obama. Ni el falso socialismo que lleva en el nombre
el partido estado que gobierna Siria, un país que antes de iniciado el
conflicto tenía más del 40% de su población debajo de la línea de pobreza.
Tampoco un plan programado, paso a paso, para dominar la región. Sino la
certeza de que la prolongación de la
rebelión iniciada en Túnez a finales del 2010 y que se extendió por esa
zona proverbialmente explosiva del planeta, puede acabar con los regímenes
totalitarios o títeres que oprimen a esos pueblos abriendo paso al cuestionamiento
a la existencia misma del criminal Estado de Israel.
Por eso, porque apoyamos esos pueblos y ese proceso revolucionario que
Obama también castigará con su intervención en el cuerpo del hoy sufrido y
heroico pueblo rebelde sirio, es que rechazamos contundentemente la
intervención imperialista.
La
equivocada argumentación de los camaradas que confían en Bashar Al Assad
Para los camaradas que ven como imperialista y genocida solamente a
Estados Unidos, el mundo es un lugar sencillo y predecible y la historia se
repite como una rueda sin fin. Ven la realidad internacional como en una
fotografía blanco y negro entre las intenciones, deseos y políticas de Obama o
quien fuese el presidente yanqui y por otro lado el resto de la humanidad. No
se han enterado aún de la caída de la URSS. El fin de la Guerra Fría. Ni de la
restauración capitalista en Rusia y China. Ni de la crisis mundial que estalló
en 2007 y que es la más grave de los últimos cien años. Cierran sus ojos a un
proceso de rebelión regional que lleva ya más de dos años y medio. Y cuando
hablan de él lo hacen argumentando que es solo un plan pensado meticulosamente
por Estados Unidos cuyo poder presentan como omnímodo, despreciando así las
rebeliones populares.
La argumentación de estos sectores se basa fundamentalmente en negar los
hechos de la realidad. Para ellos, no hay guerra civil en Siria, sin
embargo publican fotografías de “rebeldes asesinando soldados sirios”. No hubo
armas químicas, pero en todo caso afirman que: “solo pudieron haberlas lanzado
los “rebeldes””. Identifican como iguales a las brigadas de fuerzas
fundamentalistas extranjeras que operan al margen de los objetivos
revolucionarios y al pueblo sirio rebelado y por eso justifican la represión de
Assad contra el pueblo sirio.
Afirman que si no se defiende a Bashar al Assad se está necesariamente
del lado de la intervención imperialista. Sostienen que no hay un sector masivo
del pueblo sirio que rechace al régimen y como prueba de ello dicen que Assad
sigue en el gobierno, pero ocultan que el régimen se mantiene sobre la
base de un genocidio, contra un pueblo mal armado y sobre la destrucción de
gran parte del país.
No hablan de los datos aportados por las instancias de la ONU como la
ACNUR, que cuentan a las víctimas en más de cien mil muertos, dos millones de
desplazados y medio millón de heridos. Pero le piden a la ONU el informe de sus
inspectores sobre las armas químicas y una solución política al conflicto.
Conflicto que por cierto niegan.
Y aquellos a los que no les da el estómago para negar el carácter
dictatorial del régimen de la república hereditaria, justifican su defensa como
el “mal menor”.
Esta visión conspirativa y superficial de la historia, es al mismo tiempo
intolerante con quienes desde el mismo campo de rechazo a la intervención
imperialista pensamos distinto y no aceptamos defender a la familia Assad. Y
cuando sus argumentos son desbordados recurren a la descalificación, la
denuncia infundada y la criminalización de las opiniones diferentes.
La
necesidad de hacer escuchar la voz de la izquierda radical
No pretendemos, y creemos que sería un error y una falta de respeto
hacia los que luchan en la región, entrar en debates tácticos. Creemos que
debemos respetar las posiciones de los que desde los procesos, defienden las
propuestas revolucionarias. Por eso llamamos a difundir la declaración
que se puede ver siguiendo el link. http://www.aporrea.org/internacionales/a172918.html.
Es un texto que firman varias organizaciones de diversos países de la región,
entre ellos Siria.
Sin embargo no podemos quedarnos limitados a dar muestras de rechazo
contra la intervención imperialista y de solidaridad con el pueblo sirio en
lucha. Somos muchos en el mundo los que desde el principio de la Primera Árabe
apoyamos incondicionalmente esas rebeliones. Pero lo venimos haciendo de manera
aislada y cada uno de nosotros desde los países en los que hacemos vida.
El rescate de la tradición internacionalista de los que luchamos contra
el capital es una tarea fundamental para enfrentar los nuevos tiempos que se
están desarrollando. Un primer paso para rescatar esa tradición es la necesidad
de intentar crear espacios de debate y acción solidaria comunes y de impacto
internacional.
Si no actuamos, la posición que hoy sostienen sectores de la izquierda
mundial de apoyo al régimen sirio será una deuda que el movimiento de masas
pretenderá cobrar sin distinciones a todos los que nos proclamamos de izquierda.
Es una necesidad que la voz de la izquierda radical sea escuchada con la
verdadera potencia que tiene. Para que los pueblos que luchan en el mundo vean
que hay una izquierda distinta: plural, democrática, anticapitalista.
Verdaderamente comprometida contra la brutalidad imperialista y toda forma de
barbarie.
Detrás de la nube tóxica que hoy cubre la vida y la muerte cotidiana del
pueblo sirio rebelde, nuestro deber es dar pasos hacia un reagrupamiento
internacional de la izquierda radical que actué de amplificación del grito de
libertad y dignidad que se levanta desde lo más profundo de la memoria
colectiva de los pueblos que luchan.
Una
aclaración necesaria sobre la descalificación de Santiago Alba Rico
Lamentablemente desde el interior de nuestro Proceso Bolivariano se han
levantado voces que atacan a Santiago Alba Rico. Distorsionando sus posiciones,
las utilizan para la descalificación y como supuestas pruebas de una postura
pro imperialista. Son los mismos que al agotarse sus argumentos descalifican al
que piensa distinto y pretenden sembrar la duda sobre su honestidad
intelectual y política, dejándolo al borde de la acusación de agente
imperialista.
Santiago Alba Rico, vive en Túnez, es escritor, filósofo y militante de
la Primavera Árabe. Amigo de la Revolución Bolivariana y estuvo en varias
oportunidades en el país invitado por el gobierno del presidente Chávez para
participar como jurado del Premio Libertador al Pensamiento Crítico. Hizo parte
del comité organizador del último del Foro Contra la Deuda de los Países del
Mediterráneo realizado en Túnez. Integrante de la Flotilla de la Libertad
de solidaridad activa con Palestina. Es amigo de la Revolución Cubana y de los
procesos que enfrentaron al neoliberalismo en América Latina. En un
artículo reciente, Atilio Borón, Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2013,
aunque no coincide con su posición defendió su integridad de militante de
izquierda.
Marea Socialista, que cuenta a Santiago entre uno de sus amigos a nivel
internacional, quiere expresar hacia él su solidaridad. Al mismo tiempo que
rechaza todo tipo de descalificación en el debate de ideas, igual la intención
de supresión del internacionalismo crítico y la pretendida instalación de
un pensamiento único basado en ilusiones dogmáticas y no en los hechos de
la realidad honestamente investigados y comprobados.
Por Marea Socialista: Carlos Carcione, Stalin Pérez,
Juan García, Zuleika Matamoros, Gonzalo Gómez y Alexander Marín
Gonzalo Gómez Freire
Psicólogo y
dirigente político marxista. Comunicador popular, co-fundador de Aporrea.
Investigador del CIM. Miembro de Marea Socialista y de la plataforma Patria
Socialista.
Marea Socialista
Corriente de militantes del PSUV. ¡Ni Burocracia Ni Capital, Socialismo y
más Revolución!
www.mareasocialista.org
www.mareasocialista.org
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perfil de Marea Socialista para ver el listado de todos sus artículos
en Aporrea.
Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (Siria)
Ejercito libre de Siria
Lo que se
esconde detrás del Ejército Libre Sirio
Los
pseudoizquierdistas en guerra imperialista, cuando dicen “Ni OTAN, Ni Al-Assad”
es decir en la práctica “Sí a la OTAN”.
Llamamiento
internacional desde la izquierda siria y tunecina desde el Foro Social Mundial
en Túnez
(Mirar
las organizaciones que organizan)
PRIMERAS
FIRMAS:
- Coalición
de la Izquierda Siria
- Organización de Comunistas de Sirio
- Partido
Democrático Kurdo en Siria (PYD)
- Corriente
de la Izquierda Revolucionaria Siria
- Liga de
Izquierda Obrera (Túnez)
- Partido de
los Trabajadores (Túnez)
- Lucha Internacionalista (E. Español)
- Frente
Obrero (Turquía)
- Movimiento
Revolucionario (Brasil)
- Unidad
Internacional de los Trabajadores - IV Internacional (UIT-CI)
-
SolidaritéS (Suiza)
- Comité
de Solidaridad con la Causa Árabe (E.Español)
- Nuevo
Partido Anticapitalista (Francia)
-
Marea Socialista (Venezuela)
-
Izquierda Anticapitalista (E. Español)
- Partido
Socialismo y Libertad-PSL (Venezuela)
- Izquierda
Socialista- IS (Argentina).
- Movimiento
Socialista de los Trabajadores-MST (Chile)
- La Protesta
(Bolivia)
- Unidos en
la Lucha (Perú)
- Corriente
Socialista de los Trabajadores (CST), en el PSOL (Brasil)
- Propuesta
Socialista (Panamá)
Desinformación
mediática y las revoluciones de color de la "Primavera árabe" y
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colonialismo y fundamentalismo contra un estado incómodo: Siria
Revoluciones
de Color. Conseguir Nuestros Datos concretos sobre la "primavera
árabe"
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