Rosa Luxemburgo (5 de marzo de 1871- 15 de enero de
1919 (47 años)
Bolívar Echeverría (2 de febrero de 1941- 5 de junio de 2010 (69 años)
Notas del editor de este blog: He transcrito algunos textos y le
he añadido las fuentes y obras que hace
referencias Bolívar Vinicio
Echeverría Andrade, para facilitar su lectura y contextualizarlo
los momentos históricos.
Bolívar
Echeverría http://www.bolivare.unam.mx/
“La de Rosa Luxemburgo es una teoría
de la revolución comunista que ubica en el centro la espontaneidad revolucionaria de la clase proletaria
y su realización mediante la interacción dialéctica entre masas y partidos. Es
así una teoría que privilegia la espontaneidad sin ser espontaneísta.”
Rosa
Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo*
Bolívar
Echeverría
* ^ La primera parte de este ensayo
se publicó como «Prólogo» a Rosa Luxemburgo, Obras escogidas y aquí, ed. Era, México 1978. La primera y la
segunda parte se publicaron en El discurso crítico de Marx, Ed. Era, México 1986.
http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo
Rosa
Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo
https://kaosenlared.net/rosa-luxemburgo-espontaneidad-revolucionaria-e-internacionalismo/
Rosa
Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo
http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo_ii
Programa, estatuto, actas y otros documentos, del Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia. (Adoptado por el II Congreso del Partido) 1903.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/05/programa-estatuto-actas-y-otros.html
Rosa Luxemburgo. La tragedia rusa (la capitulación del proletariado
revolucionario ruso al militarismo alemán) con la firma del Tratado
Brest-Litovsk de 3 de febrero de 1918).
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/06/rosa-luxemburgo-la-tragedia-rusa-la.html
Tratado de Brest-Litovsk de 1918. Frenazo a la Revolución rusa. (Del
Comunismo de guerra a la Nueva Política Económica o capitalismo de Estado)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/07/tratado-de-brest-litovsk-de-1918.html
Rosa
Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo*
Bolívar
Echeverría
Obras escogidas Tomo I Rosa
De Luxemburgo, Ediciones Era, México 1978
[Libro]
Rosa Luxemburgo Obras escogidas Tomo I
Prólogo y selección de
Bolívar Echeverría
Escritos políticos I
Índice
Prólogo 9
¿Reforma o revolución? 27
Milicia y militarismo 85
Y por tercera vez el experimento belga
108
El movimiento obrero y la socialdemocracia 124
La cuestión del terrorismo en Rusia
128
En memoria del partido “Proletariado”
134
Esperanzas truncadas 181
Problema
de organización de la socialdemocracia rusa 188
Socialdemocracia y parlamentarismo
206
La revolución en Rusia [I] 214
Después
del primer acto 223
La revolución en Rusia [II] 218
El problema de los “cien
pueblos” 231
La revolución en Rusia [III] 236
La revolución en Rusia [IV] 244
Al resplandor de la revolución
252
En la hora revolucionaria: ¿Y ahora qué?
[I] 257
En la hora revolucionaria: ¿Y ahora qué?
[II] 268
Los debates de Colonia 284
En la hora revolucionaria: ¿Y ahora qué?
[III] 289
Huelga de masas, partido y sindicatos 311
Discurso en el Congreso del Partido Obrero socialdemócrata de Rusia 376
¿Y después qué? 400
La teoría y la práctica 438
La huelga política de masas y los sindicatos 478
Referencia bibliográfica 496
Fuente: http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa1.pdf
Der historische Materialist rückt (...) nach Massgabe
des
Möglichen von (der Überlieferung) ab. Er betrachtet es als
seine Aufgabe die Geschichte gegen den Strich zu bürsten**.
W. Benjamín, Tesis sobre filosofía de la historia.
Rosa Luxemburgo:
espontaneidad revolucionaria e internacionalismo, 1979
I
Rosa
Luxemburgo fue una mujer de apariencia física nada favorable: su cuerpo,
notoriamente pequeño, era poco agraciado y de andar un tanto defectuoso. A su
rostro, en el que sorprendían la belleza y la viveza de sus ojos, acudía con
frecuencia una sonrisa insegura, irónica y agresiva.
Aparte de
su unión con Leo Jogiches, su amante de juventud y su camarada
de toda la vida, sus relaciones afectivas fueron escasas y distanciadas;
prefería el retiro. Amaba la naturaleza.
Rosa
Luxemburg fue además judía y, concretamente, judía polaca. De su familia, en la
que había también un pasado germano, heredó la tradición ilustrada y
cosmopolita de este tipo de gente propiamente "europeo" (de la época
de la libre competencia) que pertenecía enteramente a su país pero era
extranjero en su Estado nacional. Por esta razón, no obstante que ella discutía
con igual desenvoltura lo mismo las cuestiones polacas de su partido de origen
que las alemanas de su partido de adopción, y pese a que se inmiscuía sin
ningún reparo, ni siquiera idiomático, lo mismo en el contorno republicano de
un Jaurés que en el ambiente conspirativo de un Lenin, nunca fue aceptada del
todo en los medios socialistas "nacionales", especialmente en la
socialdemocracia alemana, donde no se olvidaba el hecho de que provenía de una
nación sojuzgada o "de segunda."
Dos datos
atípicos que se constatan en la vida de Rosa Luxemburgo: en su condición de
mujer y en su condición de individuo nacional.1 Son dos datos que de por sí no
dicen nada. Ambiguos, ya que pueden encontrarse en biografías muy diferentes.
Interesan sólo porque indican dos situaciones extremas que, al ser enfrentadas
por Rosa Luxemburgo a su manera, pasaron a definirla a ella misma o a
caracterizar de manera especial la sustancia de la que ella decidió estar
hecha: la sustancia revolucionaria.
Ya a fines
del siglo XIX una mujer que se encontraba en el "error objetivo" de
no poder ser "atractiva" tenía la oportunidad de salirse de él si
cultivaba como gracias compensatorias las virtudes "masculinas"; pero
sólo si lo hacía de manera propiamente "femenina", es decir,
disminuida o como imitación que sirviera al modelo para verse confirmado en su
superioridad. Sólo si demostraba la validez del espíritu de empresa productivo
("masculino") y burgués —compuesto básicamente de ambición, pero
inteligente, voluntarioso y realista— al mostrarlo en una versión defectuosa,
que sólo resultase explicable por la acción del inmediatismo, la inconsistencia
y la exageración propios de lo "femenino." Que la vida de Rosa
Luxemburgo se hallaba encaminada a lograr un efecto de esta clase
—reivindicarse en lo privado sometiéndose para ello doblemente a las normas
establecidas— algo que pudo creerse incluso en medios bastante afines y
cercanos a ella dentro del partido. La originalidad de "Rosa, la roja" —oradora encendida,
polemista implacable, teórica iconoclasta, trabajadora, incansable y llena de
amor propio— no parecía expresar para ellos ningún exceso propiamente
revolucionario. Su "extremismo" y su "pathos" eran
comprendidos por ellos como el aporte de temperamento el toque
"femenino" que una mujer de ambiciones excepcionales le entregaba a
su institución, sin afectarla de manera decisiva en su esencia política.2
“La empresa en que se encontraba
empeñada Rosa Luxemburgo era la experiencia de la situación femenina de
opresión y sobre-explotación, que fué convertida por ella en una vía de acceso
clara y definitiva a la experiencia de la necesidad de la revolución
comunista.”
Sin embargo,
la empresa en que se encontraba empeñada Rosa Luxemburgo era de un orden
totalmente diferente. La experiencia, ineludible en su caso, de la situación
femenina de opresión y sobre-explotación fué convertida por ella en una vía de
acceso clara y definitiva a la experiencia de la necesidad de la revolución
comunista: una experiencia que, en la belle époque del
imperialismo tendía a volverse menos intensa y más rara incluso en las propias
filas del proletariado metropolitano. El contenido de la problemática femenina
que se le planteaba personalmente fue integrado que no reducido o disuelto) por
ella en el de otra —menos ancestral y básica pero más actual y decisiva-; la problemática de la explotación de la
clase en el sistema social capitalista. Por esta razón, su
autorreivindicación como mujer se realizó bajo la forma de una intervención muy
peculiar en la historia del movimiento obrero organizado. Rosa Luxemburgo pudo
emprender una tarea cuya necesidad otros no atinaban ni siquiera a vislumbrar
el rescate o la conquista de la radicalidad comunista como condición de
existencia y eficacia no sólo del movimiento revolucionario sino del movimiento
obrero sin más. El arribo a metas mínimas e inmediatas o de transición por parte
del partido revolucionario del proletariado sólo es efectivo políticamente, aun
en términos de mero realismo, si está organizado de tal manera, que anticipa o
hace presentes en el contorno histórico concreto, las metas máximas y lejanas
del movimiento comunista: la conquista
del poder, la abolición del capitalismo y la propiedad privada, de las clases y
el Estado, la instauración de la comunidad democrática.
Ésta sería
la —aparentemente sencilla pero no fácil de cumplirse— que llegó a guiar
siempre la actividad y el discurso políticos de Rosa Luxemburgo.
Formando
parte del mismo proceso en que Rosa Luxemburgo integró su problemática femenina
como elemento radicalizador de la problemática política general se encuentra
también la elaboración a la que ella sometió su conflictiva condición de judía en Alemania. En lugar
de "ganarse" privadamente una "nación de primera", al
aceptar la propuesta de convertirse en el "departamento eslavo" del
Partido Socialdemócrata Alemán (para que éste pudiera llenar así un requisito
principal de "internacionalismo" sin tener que abandonar su cerrazón
chauvinista); en lugar de afirmarse mirando hacia el pasado, como miembro de un
Estado nacional polaco (que estaba destruido y sólo podía reconstituirse como
dependiente del imperialismo), Rosa Luxemburgo supo encontrarle otra solución
al problema de su falta de pertenencia a una nación-Estado. Lo convirtió en el
punto de partida de una lucha que no ha vuelto aún a ser tan decisiva y
prometedora como lo fue entonces: la lucha por despertar y difundir el carácter
"histórico-mundial" (Marx) de la revolución comunista. Y aquí también
su actividad y su discurso encontraron un postulado guía: el internacionalismo
proletario no puede resultar de una coincidencia automática de los intereses
proletarios en los distintos y enfrentados Estados nacionales; debe ser
levantado de manera consciente organizada mediante una política que haga
presente el alcance mundial de toda conquista comunista, incluso en las que
parecen más internas, locales o nacionales de las luchas proletarias.
El intento
de potenciar en sentido comunista el comportamiento de la clase proletaria y
sus instrumentos organizativos, he aquí la línea central y determinante que
imprime coherencia y continuidad a la serie de empresas políticas
teórico-prácticas de Rosa Luxemburgo,3 cuya sucesión constituye lo
principal de su vida.4
La línea
de la radicalidad comunista luxemburguiana se presenta ya en plenitud y de
manera ejemplar en la primera de las intervenciones de Rosa en la historia
general del movimiento obrero revolucionario: en su polémica contra la posición
reformista ("revisionista") dentro de la socialdemocracia alemana y
de toda la II Internacional socialista, que Eduard Bernstein, en los últimos años del siglo XIX,
propuso que prevaleciera sobre la posición marxista revolucionaria, heredada de
la I Internacional.
Revisar el
marxismo para encontrar lo que en él falte o haya caducado y estorbe a su
operatividad; introducir o sustituir esas partes faltantes o caducas; adaptar
el marxismo a las nuevas necesidades de la lucha socialista: ésta era la
inobjetable intención manifiesta —y del todo sincera de Bernstein cuando (en 1898) publicó su libro
Las premisas del socialismo. La caducidad del marxismo que él
detectaba sólo afectaba, en definitiva, a uno de los teoremas centrales, el que
afirma la agudización creciente del carácter contradictorio del modo de
producción capitalista. Teorema que, como él lo explicaba en la primera parte
de la obra (cap. 1 y 2), era sólo retóricamente, no científicamente central,
pues provenía más de una falla o carencia en el método del marxismo —la
ausencia de un concepto de dialéctica no hegeliano o no centrado en la idea de
contradicción como incompatibilidad esencial— que de este método en su conjunto
o del saber producido con él.
Bernstein
consultaba las estadísticas, y ellas le señalaban un mejoramiento en las
condiciones de trabajo y de restauración de los obreros, una concentración del
capital con participación de la clase media, la tendencia a una prosperidad
permanente y sin crisis. Dando por presupuesta una definición cuantitativa del
"carácter contradictorio del capitalismo", interpretaba estos
síntomas y llegaba a diagnosticar que dicho carácter se debilitaba; que el
orden privado, irracional o "anárquico" de las relaciones de
apropiación privada cedía el paso a un proceso de "socialización" o
"democratización" de la propiedad del capital y al desarrollo de un
control regulador del mecanismo macroeconómico; y que, al reducirse la forma
privada o irracional de la propiedad sobre la riqueza, se reducía también su
contradicción o falta de concordancia con el funcionamiento básico de las
fuerzas productivas, que es necesariamente socializador.
De esta
segunda parte (cap. 3), propiamente "científica", de la revisión del
marxismo, Bernstein pasaba a la tercera y conclusiva (cap. 4 y 5), de orden
netamente político.
Decía
Bernstein: para alcanzar el socialismo —el último paso en la historia del
proceso de la democracia, el paso en que ella se enriquece con la
institucionalización de la democracia económica—, el movimiento socialdemócrata
debe desechar la idea utópica del Marx hegeliano acerca de la necesidad de— un
mundo sustancialmente diferente del capitalista, al que sólo se puede llegar
mediante la conquista y el uso proletario del poder político, mediante el
cambio revolucionario violento. No existe la necesidad de ese otro mundo porque
éste, el capitalista, ha dejado paulatinamente de ser lo que antes era; su
propio progreso le ha hecho incorporar elementos socialistas, adentrarse ya en
el futuro. De lo que se trata es de continuar y acelerar intencionalmente esta
revolución lenta y pacífica que está ya en movimiento: convencer a toda la
sociedad para que reconozca la superioridad ética del orden socialista y lo
adopte constitucionalmente en sustitución del capitalismo. Se trata de ganar
una mayoría de adeptos para esta idea socialista en todas las clases de la
sociedad y el partido socialdemócrata podría lograrlo si sólo "quisiera
aparentar lo que él ya es en realidad: un partido para la reforma
democrático-socialista" ("eine demokratisch-socialistische Reformpartei").
Si aceptara que sus únicas armas deben ser: los sindicatos (y las
cooperativas), en lo económico, y el parlamento ("encarnación de la
voluntad de la sociedad, al margen de las clases"), en lo político.
La crítica
de Rosa Luxemburgo, expuesta en su folleto ¿Reforma social o
revolución? (1899), abarca los tres planos del
razonamiento de Bernstein —el
metodológico, el económico y el político— pero combinados o entrecruzados
en una sola totalidad argumental. Se
trata de un acoso al revisionismo, que ataca su objetivo una y otra vez
desde todos los ángulos y en los más variados tonos, con la intención de
demostrar que no representa una actualización o un adelanto de la teoría
marxista ortodoxa, sino por el contrario su liquidación o su regresión: su
reconversión de teoría proletaria o libre de obligaciones en teoría burguesa u
obligada a la conservación del orden dominante.
Allí está,
ante todo, la demostración de que la creación de un sistema monopólico y
financiero en el capitalismo desarrollado, lejos de aminorarlas, acentúa las
contradicciones entre la potenciación exorbitante de las fuerzas productivas,
con su tendencia a volverse sociales y mundiales, por un lado, y la apropiación
capitalista-privada y nacional de la riqueza, por otro lado; entre los
intereses proletarios por un lado, y los intereses burgueses, por otro. Allí,
la observación de que las crisis capitalistas, con su mayor o menor frecuencia
y con su mayor o menor intensidad, sólo son una de las formas de manifestación
de estas contradicciones.
Allí está
también la demostración de que la democracia que se puede perfeccionar en
términos reformistas, con la acción de los sindicatos (y las cooperativas) y
con el fortalecimiento del parlamento, no
es la democracia que pretende instaurar el movimiento comunista en términos
revolucionarios. La democracia económica que pueden alcanzar los sindicatos
—por lo demás, en una interminable tarea de Sísifo— no puede ir más allá de la
generalización del respeto de los capitalistas por el valor real de la fuerza
de trabajo obrera, siempre como simple mercancía y por él, tiempo que ella
necesita para su reproducción "normal". No puede convertirlos en el
sujeto comunitario autárquico del proceso de vida social. Y la democracia
política que se puede alcanzar en el parlamento no puede ser más que la
situación de igualdad de los individuos (capitalistas o proletarios) ante el
Estado, pero ante un Estado que es la institucionalización de la violencia de
toda la clase capitalista al defender y desarrollar sus privilegios económicos.
“Después de Marx y Engels, nadie como
Rosa Luxemburgo ha sabido definir el carácter total es decir, unitariamente
objetivo y subjetivo de la situación revolucionaria.”
Pero sobre
todo, y es lo que interesa destacar aquí, allí está una de las más ricas y
complejas y al mismo tiempo claras y precisas exposiciones del marxismo
ortodoxo sobre la necesidad del progreso a una forma de sociedad esencialmente
diferente de la capitalista y sobre el carácter ineludiblemente revolucionario
que debe adoptar dicho progreso.
Después de
Marx y Engels, nadie como Rosa Luxemburgo ha sabido definir el carácter total,
es decir, unitariamente objetivo y subjetivo de la situación revolucionaria.5 Según ella, la posibilidad real o
concreta del progreso histórico hacia el comunismo se va constituyendo durante
todo un periodo excepcional en el cual el agravamiento de la explotación
capitalista durante un momento de crisis desata al mismo tiempo una serie de
respuestas, cada vez más amplias, sutiles y potentes, por parte del
proletariado consciente y organizado, y una reacción de la burguesía que,
reduzca o no el tipo de explotación inicial, pone al descubierto otros tipos de
explotación, más complejos, decisivos e insolubles. Este periodo de maduración
de la situación revolucionaria es precisamente el mismo en que el contenido de
la revolución que se plantea se vuelve cada vez más radical. De esta manera, la
conquista del poder político y su uso proletario —la "dictadura del
proletariado", más o menos pacífica— surgen como el único medio para
cumplir el imperativo (que se ha vuelto urgente) de esa revolución radical;
para romper con toda una época y un mundo históricos e instaurar otros nuevos.
El tema guía
en toda la obra de Rosa Luxemburgo —la afirmación del carácter esencial o
cualitativo del tránsito del capitalismo al comunismo—, aparece así, en este
escrito, en calidad de fundamentación directa de la distinción que, contra
Bernstein, ella propone que no sea olvidada en el movimiento socialdemócrata
europeo, la distinción entre reforma y revolución:
La reforma legislativa (legislación) y la revolución no son métodos de
desarrollo histórico que puedan elegirse a gusto en el buffet de la historia,
como quien elige salchichas frías, o salchichas calientes. La reforma
legislativa y la revolución son diferentes dimensiones [Momente] en el
desarrollo de la sociedad dividida en
clases. Se condicionan y complementan mutuamente, y al mismo tiempo se
excluyen entre sí, como el polo norte y el polo sur, como la burguesía y el proletariado.
Toda
constitución legal es simplemente el producto de una revolución. En la historia
de la sociedad dividida en clases, la revolución es un acto de creación
política, mientras que la legislación es el vegetar político inerte de la
sociedad. La acción legal de la reforma no tiene impulso propio
independientemente de la revolución. Durante cada periodo histórico se cumple
únicamente en la dirección que le da el ímpetu de la última revolución, y se
mantiene en tanto el impulso de ésta se halla presenté en ella. Concretando, en
cada periodo histórico, la tarea de las reformas se cumple únicamente en el
marco de la forma social creado por la última revolución. Éste es el núcleo de
la cuestión.
Es
completamente falso y contrario a la historia representarse la acción legal de
la reforma como una revolución extendida y la revolución como una reforma
concentrada. Una revolución social y una reforma legislativa son dos diferentes
dimensiones [Momente] no por duración sino por su esencia. El secreto del
cambio histórico mediante la utilización del poder político reside precisamente
en la conversión de las modificaciones simplemente cuantitativas en una nueva
cualidad o, para decirlo más concretamente, en la transición de un periodo
histórico de una forma de sociedad a otra.
Es por
esto que quienes se pronuncian a favor del camino de las reformas legislativas
en lugar de —y en contraposición a— la conquista del poder político y de la
revolución social, no están realmente eligiendo un camino más calmo, seguro y
lento hacia la misma meta, sino una meta
distinta. En lugar de dirigirse al establecimiento de una nueva sociedad,
se dirigen simplemente hacia modificaciones inesenciales (cuantitativas) de la
existente. Si seguimos las concepciones políticas del revisionismo (Bernstein),
llegamos a la misma conclusión que se alcanza cuando seguimos sus teorías
económicas: no se encaminan a la realización del orden socialista, sino a la reforma del capitalista; no a la supresión del sistema salarial,
sino a un más o menos de la explotación, es decir, a la supresión de los abusos
del capitalismo y no a la supresión del
capitalismo en cuanto tal.
Rosa Luxemburgo fue asesinada en Berlín el 15 de
enero de 1919. Hacía apenas dos meses que
se encontraba libre, después de haber estado en prisión desde comienzos de 1915.
El Estado monárquico del capitalismo
alemán había castigado su antibelicismo de comunista internacionalista; sus
acciones minaban la moral del ejército, implicaban alta traición a la
patria. El Estado republicano del
mismo capitalismo alemán —administrado esta vez por quienes años antes
fueran sus camaradas de partido— mandó asesinarla sin juicio previo. Era parte
de la masacre que desató para aniquilar a los pocos comunistas que intentaron
frenar, mediante una insurrección desesperada, el apaciguamiento burgués de la
revolución alemana de 1918.
Este final
de Rosa Luxemburgo comenzó a decidirse ya por los años de 1910-1912, cuando la
concepción comunista radical de la revolución proletaria —de sus estrategias y
su organización—, que ella pretendió introducir en el masivo y poderoso pero
burocratizado e inofensivo Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), no logró
romper el dominio de la línea de la revolución "paso a pasó" definida
por los dirigentes tradicionales (Karl Kautsky, etcétera): línea "realista", que conquistaba reformas a cambio
de claudicaciones. Se convirtió en un final casi predecible desde que la revolución
europea del proletariado —que sólo se desarrollaba en la medida en que su
carácter comunista y su carácter internacionalista se complementaban
mutuamente— se vino abajo en 1914. La II Internacional de los partidos
socialistas —con el partido alemán, el más avanzado y ejemplar, al frente— se
hallaba impreparada, debido a su "astuta" moderación, para la guerra de clase de los proletarios
contra los burgueses; debió entonces
elegir la guerra nacional y enfrentar así a proletarios contra proletarios.
En el caso
de Rosa Luxemburgo, como en el de otros grandes revolucionarios, su muerte fue
la ratificación de su fracaso, y su fracaso personal implicó también el fracaso
del movimiento revolucionario en el que ella no pudo triunfar. El radicalismo comunista ortodoxo que
ella intentó imprimir al movimiento socialista alemán de esa época no alcanzó a
prender en él, no pudo ser recibido por él; y si éste se traicionó primero y se
desintegró después, fue precisamente por su carencia de radicalidad revolucionaria.
Una incompatibilidad profunda —oculta para ambos bajo una engañosa
complementariedad mutua— se interpuso insuperablemente entre el Partido
Socialdemócrata Alemán, en su imponente ascenso, y Rosa Luxemburgo, quien fuera
desde comienzos de siglo uno de los principales impulsores de ese ascenso.6
“Rosa Luxemburgo fracasó en su
intento de llevar la historia del movimiento comunista a su salto definitivo.
Pero no se puede decir que la figura de Rosa Luxemburgo carezca de actualidad y
que su discurso haya sido "refutado por la historia".”
Rosa
Luxemburgo fracasó en su intento de llevar la historia del movimiento comunista
a su salto definitivo. La verdad del discurso marxista —como la de todo
discurso concreto— está en su poder real, en su capacidad para "volverse
mundo" (Marx), para acompañar funcionalmente a la revolución comunista en
sus triunfos y su realización; y el discurso de Rosa Luxemburgo no llegó en el
momento favorable, o no lo hizo por la vía adecuada, como para disputar ese
poder o demostrar su capacidad de convertirse en fuerza histórica real. Pero no
se puede decir que la figura de Rosa Luxemburgo carezca de actualidad y que su
discurso haya sido "refutado por la historia". En la historia de los
intentos revolucionarios del proletariado —historia que, como decía Marx,
avanza cíclicamente, volviendo sobre su propio pasado y retomándolo
críticamente en un nivel superior— la inoportunidad que hace fracasar a un
proyecto de revolución no lo afecta siempre de manera definitiva ni invalida
siempre su contenido discursivo. Y en el caso de Rosa Luxemburgo todo parece
indicar que su intervención política fracasó porque, en una época en que el
socialismo sólo ejecutaba la necesidad del orden capitalista de
"reformarse para poder seguir siendo el mismo", ella fincaba
demasiado en el pasado revolucionario (era demasiado marxista ortodoxa) o
adelantaba demasiado el futuro revolucionario. A lo mejor, el discurso de Rosa
Luxemburgo comienza apenas a ser verdaderamente escuchable dentro de las
fuerzas revolucionarias: a tener la oportunidad de tomar cuerpo en la acción
política de los "esclavos modernos".7 Pero su mensaje tendría que ser
reencontrado. La discusión entre los nuevos revolucionarios sobre la figura
real de Rosa y sobre la actualidad y utilidad de su obra deberá primero
despejar el camino que puede acercarlos a ellas. Despejarlo de un gran
obstáculo, que se ha asentado y consolidado tanto, que no parece tal: la doble figura ficticia de una Rosa
"luxemburguista" y, su contrapartida y complemento, una Rosa casi
"leninista".
Un
ejemplo. La primera recopilación más o menos amplia de la obra de Rosa
Luxemburgo publicada después de 1945 en los "países socialistas" va
precedida de un voluminoso cuerpo introductorio de 150 páginas.8 Se trata a primera vista de un
aparato correctivo, destinado a rescatar para el lector las partes válidas, no
desechadas por la historia, de lo que Rosa dijo y escribió y a rechazar sus
partes erróneas e incluso nocivas, sus partes contaminadas de
"luxemburguismo". Pero es en realidad un dispositivo compuesto para
promover una suplantación; para desviar al lector en dirección a una Rosa
Luxemburgo artificial, cerrándole así el paso, sin que él pueda darse cuenta,
hacia la Rosa Luxemburgo de verdad. En efecto, después del deslindamiento que
se propone en él, la elección del lector es fácil, casi obligada: se apartará
de Rosa Luxemburgo en tanto que autora de su obra errónea y se quedará con ella
en tanto que autora de su obra válida. Pero ¿qué es esa Rosa Luxemburgo válida
por un lado y dañina por otro? Es, ante todo, una figura demasiado inverosímil,
carente de vida propia y autonomía, que se parece demasiado, ora en negativo,
ora en positivo, a la figura paradigmática de alguien diferente, a la figura de
"Lenin". Los rasgos que podrían perfilar la figura propia y
específica de Rosa Luxemburgo no están allí: los que se destacan son rasgos
prestados. En negativo, los rasgos de un anti-"Lenin", en positivo,
los rasgos de un casi "Lenin".9
Cuando,
después del fracaso parcial de un proyecto revolucionario, éste no tiene
sucesión en uno nuevo, más acorde con la realidad, y el proceso histórico debe
avanzar a tientas, carente de la iniciativa de un sujeto en fusión, la meta que
estuvo propuesta inicialmente suele ser reducida, por quienes usufructúan el
triunfo parcial, a la dimensión de los resultados alcanzados. La imagen de lo
efectivamente logrado suele ser elevada ideológicamente a la jerarquía de ideal
cumplido. Después del fracaso de la revolución comunista europea a comienzos de
siglo, la ideología del "socialismo en un solo país" se encargó de identificar el
impulso original de ella con el anquilosamiento burocrático de sus adelantos
parciales en Rusia.10 Y sólo una encarnación mítica de esta
identificación impensable o absurda podía garantizar, con su concreción
indudable, que fuese pensada y aceptada. El
mito positivo que ha servido de soporte a la ideología del socialismo en un
solo país" ha sido el "leninismo": la
presentación embalsamada (y por tanto falseante) del principio que guió el
hacer práctico y teórico de Lenin bajo la figura de un aparato de fórmulas, a
la vez mecánico y proteico, obligado a traducir todos los datos del
detenimiento (y por tanto desvirtuamiento) de la Revolución de Octubre en
pruebas de su progreso.11 Mientras el mito positivo tiende a
ser único (para parecerse a la verdad, de la que se dice que también lo es) los
mitos negativos que lo acompañan y le sirven de marco contrastante suelen ser
innumerables ("el error es múltiple"). Pero entre los muchos
mitos negativos que fueron improvisados como trasfondo en el levantamiento del
mito del "leninismo" han sido el "trotskismo"
y el "luxemburguismo' los que han ocupado el sitio privilegiado.
Al
"trotskismo" le tocó el lugar más expuesto: más concreto y más
práctico. Era un mito de alcance particular, referido directamente a la
historia de la revolución rusa —la que debía ser siempre el antecedente
afirmativo del último acierto histórico del jefe del Partido y el Estado
soviéticos y que era sentido en carne propia por quienes lo contaban y por
quienes lo oían. Era el mito que narraba cómo, a la muerte de
"Lenin", el núcleo de los bolcheviques (léase Stalin) sólo pudo
continuar el "leninismo" gracias a la extirpación de Trotsky, el
seudo "Lenin", y "a la derrota de su modo de hacer política.
El "luxemburguismo", en cambio,
debió ocupar un lugar menos visible, más abstracto y más teórico en el cuerpo
mitológico que sustentaba la idea del "socialismo en un sólo país".
Era, no obstante, un lugar de mayor jerarquía negativa: ayudaba a definir por
contraposición la esencia misma del "leninismo"
como teoría revolucionaria en general, como "la única versión genuina del marxismo en el siglo XX".
Los rasgos
más frecuentemente usados en la composición del aspecto propiamente negativo o
"luxemburguista" de "Rosa Luxemburgo" tienen relación con
los siguientes tres elementos centrales de la política comunista:
1] la
determinación del tipo de revolución que exige la situación histórica de
tránsito a la sociedad comunista; del grado en que se combinan en ella la
necesidad objetiva del desarrollo capitalista y la voluntad del factor
subjetivo, la clase proletaria;
2] la
definición del tipo de relación que debe existir entre la clase obrera con sus
instituciones gremiales, y su organización política revolucionaria; la
definición, por tanto, de las funciones y la estructura de esta organización;
3] el
reconocimiento de otras luchas políticas verdaderamente coincidentes con la
lucha revolucionaria del proletariado; luchas por reivindicaciones nacionales y
por intereses campesinos, especialmente.
Rasgos "luxemburguistas"
quiere decir "errores". Tres tipos de errores son los que habría cometido la Rosa
"luxemburguista" en el planteamiento y la solución de estos tres
conjuntos de cuestiones.
En primer lugar, el mecanicismo (fatalismo
o "hegelianismo") catastrofista. Las teorías económicas de Rosa
llevarían al absurdo de prever un momento final de asfixia en el desarrollo del
sistema capitalista (cuando se hayan agotado los territorios no capitalistas
para su expansión en el planeta). El orden socialista resultaría así
automáticamente de la crisis final o hundimiento del capitalismo: una ley
natural o una necesidad trascendente se impondría de todas maneras, fuese mayor
o menor la iniciativa revolucionaria de la clase obrera. La existencia misma del
movimiento comunista, de sus luchas y sus triunfos, quedaría, en última
instancia, calificada de superflua.
En segundo lugar, el espontaneísmo. Rosa
habría exaltado hasta el endiosamiento la capacidad revolucionaria espontánea o
no provocada de las masas proletarias, indiferenciadas, de emprender y llevar a
cabo la revolución comunista en el momento marcado por la necesidad histórica y
con aparatos organizativos creados ad hoc. Se habría cerrado
así la vía para la comprensión de las funciones específicas que le corresponden
al partido revolucionario como organización permanente y de Vanguardia del
proletariado, sin la cual el instinto revolucionario de éste permanece en
potencia o bien se desvía, se pierde y falla su objetivo.12
Muestras de este error serían:
- el
descuido de la problemática acerca de la constitución orgánica del partido (y
por tanto la incomprensión de la importancia de la división entre bolcheviques
y mencheviques en el Partido Socialdemócrata de Rusia);
- el exceso
de respeto frente a la autonomía de los sindicatos en su relación con el
partido;
- la
tardanza en la construcción de una organización propia para la corriente
revolucionaria del Partido Socialdemócrata Alemán;
- el
desinterés en la preparación de la insurrección espartaquista de Berlín en
1919;
- la
incomprensión del peculiar tipo de dictadura del proletariado que los
bolcheviques instituyeron después de la Revolución de Octubre.
En tercer lugar, el esquematismo o
abstraccionismo obrerista. Rosa se habría atenido a un modelo purista del
desarrollo del capitalismo y de las relaciones de clase e internacionales que
él impone. Por esta razón, al tratarse de la interpretación de la situación
concreta, la presencia en la realidad de ciertos conflictos diferentes del que
existe entre obreros y capitalistas —conflictos entre naciones o minorías
nacionales y Estados imperialistas, entre campesinos precapitalistas y
economías nacionales capitalistas— no podía ser percibida por Rosa. En
consecuencia, su política sería necesariamente pobre y unilateral.
De estos
tres "errores" —cuyo contenido ha sido inventado a partir de
deformaciones e incluso inversiones de ciertos datos reales de la práctica y la
teoría de Rosa—, el segundo, el "espontaneísmo", sin ser el más
decisivo lógicamente, ha sido el que con mayor insistencia y amplitud ha
perfilado la imagen del "luxemburguismo" o lado negativo de
"Rosa Luxemburgo" como figura mítica negativa.
Bastaría
destacar en toda la extensión de la obra de Rosa, junto a la rica serie de
pasajes centrales en los que ella expone la necesidad que la clase proletaria
tiene de una organización política centralizada y permanente como condición
indispensable del buen éxito de su lucha revolucionaria, otra serie de
afirmaciones, igualmente centrales y frecuentes, sobre la responsabilidad
revolucionaria que debe reconocerse a las instituciones y los dirigentes
políticos proletarios, para demostrar sin lugar a duda que en Rosa Luxemburgo
no existe tal fe ciega y cómoda— en un desenvolvimiento automático del proceso
revolucionario.13
Por otra
parte, bastaría recordar la tradición y el medio político socialista en los que
actuaba, hablaba y escribía Rosa —que privilegiaban sin compensaciones la
importancia del aparato organizativo y de las decisiones en su cúspide— para
explicar el hecho de que, en su necesario "torcer en sentido inverso la
vara torcida, a fin de enderezarla" (Lenin), hubiera insistido mucho más
en las capacidades revolucionarias de las masas que en las virtudes
revolucionarias de los comités centrales de sus partidos.14
Es
posible, en efecto, destruir la imagen caricaturesca de una Rosa adoradora de
la creatividad del caos: dejar firmemente asentado que la actividad
revolucionaria de las masas proletarias es para ella un fenómeno
conscientemente provocado (no "espontáneo" en la acepción de
"automático") y que ese provocar consciente es la función específica
del partido comunista. Pero ello no es suficiente para escapar a la mitología
de una Rosa "luxemburguista" en cuestiones de organización; se llega,
a lo mucho, a reconstruir una figura que no es tan "espontaneísta"
(anti-"leninista") como se cree, y cuya innegable porción de
"espontaneísmo" representa por otro lado una complementaria y
saludable (casi "leninista") acentuación de la importancia que tiene
el instinto revolucionario de las masas al ser conducidas por el partido.
“La de Rosa Luxemburgo es una teoría
de la revolución comunista que ubica en el centro la espontaneidad revolucionaria de la clase proletaria
y su realización mediante la interacción dialéctica entre masas y partidos. Es
así una teoría que privilegia la espontaneidad sin ser espontaneísta.”
Lo que el
mito del "espontaneísmo luxemburgusta" afirma es propiamente esto; la
concepción que Rosa Luxemburgo tiene de las relaciones entre la clase
proletaria y el partido comunista es en sí absurda; para volverla comprensible
es necesario traducirla a los términos de la concepción "leninista",
según la cual toda acción revolucionaria efectiva se compone, en una
combinación armónica, de un movimiento espontáneo e inconsciente de las masas,
por un lado, y de una dirección estimuladora y consciente proveniente del
partido, por otro. Traducida a estos términos —que serían los únicos racionales
y "marxistas"— la concepción de Rosa Luxemburgo resulta
necesariamente "espontaneísta" porque adjudica a las masas en mayor o
menor medida lo que sólo puede ser función del partido: la conciencia y la
dirección.
Para
romper y no sólo debilitar— el mito de Rosa Luxemburgo
"espontaneísta" se debe comenzar por rechazar la necesidad de esa
traducción; por afirmar que la concepción luxemburguiana de la relación de
clase-partido se sostiene por sí sola: que no es absurda sino diferente de la que
se presenta a sí misma como paradigma, que no es más errónea respecto de ésta
que lo que ésta puede ser respecto de ella.
El
concepto luxemburguiano de la espontaneidad de las masas proletarias —fue sólo
es una ampliación sistemática del concepto de subjetividad (Subjektcharakter) o
autoactividad (Selbsttaetigkeit) de la clase obrera, uno de
los conceptos claves del discurso comunista de Marx— no pone el acento en el
problema, en alguna medida superfluo, de la repartición de las distintas
funciones revolucionarias entre las masas y la dirección en un episodio
histórico concreto. Seria éste un problema derivado, pues un proceso más
determinante relativiza fuertemente toda adjudicación de ciertas funciones
precisas a uno y a otro de estos dos protagonistas: la visión certera y la
iniciativa, que parecen facultades propias de la dirección, pueden a veces
encontrarse no en ella sino en las masas; a la inversa, el impulso y la
perseverancia, virtudes que suelen atribuirse a las masas, pueden faltar en
ellas pero estar en la dirección. El problema esencial para Rosa Luxemburgo es
el establecer la ley o el principio que rige el proceso de repartición y de
permutación de funciones entre las masas proletarias y sus instrumentos
organizativos y de vanguardia.
La
afirmación luxemburguiana de la espontaneidad revolucionaria de las masas
proletarias no se agota en un juicio acerca de la capacidad de éstas de llevar
a cabo una acción revolucionaria sin haber sido motivadas o provocadas,
encauzadas o dirigidas por líderes o grupos especiales. Esta espontaneidad
coyuntural, cuya existencia puede comprobarse en la historia, sería para Rosa
Luxemburgo sólo una de las dos manifestaciones esenciales complementarias —la
otra sería precisamente la organización comunista— de una espontaneidad
revolucionaria más profunda y permanente.
La compleja
teoría luxemburguiana de la espontaneidad, que sustenta todas sus
consideraciones acerca de la relación entre la clase proletaria y el partido
comunista, tiene su origen en una idea constantemente repetida por Marx bajo
las más variadas formas y cuya versión más concisa se encuentra en la tercera Tesis sobre Feuerbach. ¿En virtud de la posesión de qué
ciencia pueden saber los transformadores de los hombres y de las circunstancias
en qué dirección debe acontecer esa transformación? Ésta es la pregunta que
subyace en el texto de Marx. Y la respuesta es: en virtud de una ciencia en la
que sólo pudieron ser educados por esa misma transformación del mundo, en tanto
que proceso que los rebasa y que se realiza mediante ellos. La transformación
del mundo o "praxis revolucionaria" se constituye, por lo tanto, como
"[...] coincidencia del cambio de las circunstancias con el cambio de la
actividad humana o autotransformación".
Para Rosa
Luxemburgo, la espontaneidad de las masas es propiamente la espontaneidad o
autoactividad de esta "praxis revolucionaria." Se trata de
espontaneidad y no de automatismo porque ella es la característica de un
proceso objetivamente necesario que está siendo interiorizado por un sujeto,
por la clase social que hace de él una empresa suya propia. La revolución
comunista, como actividad masiva de la clase proletaria, es espontánea; y esta
espontaneidad de la clase es la que se efectúa mediante una "dialéctica"
o un proceso de interacción permanente entre esta clase, en su estado orgánico
elemental, y un destacamiento suyo de vanguardia que la motiva y dirige en sus
acciones, la perfecciona en su conciencia y organización, adaptándose
constantemente a los cambios de estas necesidades.
La
relación clase-partido no es, pues,
una relación de exterioridad, como la que presupone la concepción llamada "leninista",
sino una relación entre la totalidad de la clase proletaria, en un cierto grado
de madurez revolucionaria, y aquella parte especial suya que le posibilita el
tránsito a una nueva figura de sí misma, más perfeccionada. La clase
proletaria, por su especificidad histórica, no puede existir realmente sin
desdoblarse dialécticamente, sin una dinámica interna entre masas y partido.15 Por esta razón, para Rosa Luxemburgo, el partido comunista tiene principalmente una
función de "formación" político-práctica de la clase proletaria;
pero la función formadora de un "educador" que, según Marx, (clases,
naciones) no proletarias" está siendo "educado". En la historia
concreta de una lucha de clases, cada episodio de ésta es un momento formativo
dentro de un proceso circular o en ascenso espiral. El partido, al hacer —con
su labor de organización y dirección— que las masas aprendan o se perfeccionen
políticamente en la transformación de las "circunstancias", se somete
también a ese vuelco ascendente y se deja transformar por la transformación de
las circunstancias.
La de Rosa
Luxemburgo es, pues, una teoría de la revolución comunista que ubica en el
centro la espontaneidad revolucionaria de la clase proletaria y su realización
mediante la interacción dialéctica entre masas y partidos. Es así una teoría
que privilegia la espontaneidad sin ser "espontaneísta": no porque
sea también, en igual medida, "dirigista", sino porque se halla en un
plano que supera el de la oposición entre "espontaneísmo" y
"dirigismo".
Las otras
dos componentes principales del "luxemburguismo" –lado "oscuro" de la imagen
mítico-negativa de "Rosa Luxemburgo"—, el "mecanicismo catastrofista" y el "esquematismo obrerista" se hallan directamente supeditadas a
la central, que es el "espontaneísmo". Son mitificaciones
construidas, al igual que ésta, mediante la traducción –necesariamente
deformadora— de lo que es problematizado por Rosa en el plano altamente
complejo de la teoría crítico-revolucionaria del marxismo a los términos de un
aparato ideológico dirigido elemental y desesperadamente a la apología del
detenimiento de una revolución.
Lo que en
Rosa Luxemburgo es exploración del contorno (no sólo geográfico) de realidades
no capitalistas, que el capitalismo necesita para sobrevivir, reproducirse y
ampliarse; de las posibilidades que hay de que esas realidades se agoten
(aunque después de la crisis provocada por su agotamiento sean reconstruidas o
remplazadas) y del modo como la existencia y la escasez de ese medium no
capitalista determina la vida económica y el comportamiento político de la
burguesía imperialista; toda esta investigación científica marxista de las
condiciones en que el proletariado debe construir su estrategia revolucionaria
es convertida, dentro de la mitología sustentadora de la ideología del "socialismo en un solo país", en un
intento insensato de demostrar que el capitalismo tiene sus días contados, que
en cuanto termine de extenderse por todo el globo, fenecerá por falta de
"espacio vital". Lo que en Rosa Luxemburgo es búsqueda para la
estrategia proletaria de aliados de clase cuyos intereses históricos no sean
directamente integrables por la burguesía imperialista —como lo son los
intereses de "independencia nacional" de las burguesías
nativas o de los países ya integrados en el funcionamiento imperialista del
capitalismo— es convertida en "ceguera ante las legítimas reivindicaciones
de fuerzas sociales (clase, naciones) no proletarias".
Una Rosa
Luxemburgo de perfiles propios, no de los
"leninistas"-"luxemburguistas que se le adjudicaron, se
encuentra en la obra que ella dejó: en el ejemplo de su acción histórica, en
los textos de sus discursos, sus propuestas en el partido, sus artículos
polémicos no explicativos, sus libros científicos y su correspondencia. Pero
llegar a ella requiere aproximarse —más allá del nivel de la preocupación
intelectual o del campo de la política coyuntural— al terreno en el que ella
vivía verdaderamente: el de la experiencia radical, en todos los ámbitos de la
cotidianeidad, de la necesidad de la revolución comunista.16
………………
REFERENCIAS
* ^ La primera parte de este ensayo
se publicó como "Prólogo" a Rosa Luxemburgo, Obras escogidas,
ed. Era, México 1978. La primera y la segunda parte se publicaron en El
discurso crítico de Marx, Ed. Era, México 1986.
Obras http://www.bolivare.unam.mx/obras
Bolívar
Echeverría, El discurso crítico de Marx. México, Ediciones Era, 1986.
[Libro] Bolívar Echeverría, El
discurso crítico de Marx. México, Ediciones Era, 1986.
Índice
Presentación, 2
El materialismo de Marx, 10
Definición del discurso crítico, 34
Esquema de El Capital, 50
Comentario sobre el “punto de partida” de El Capital, 65
Valor y plusvalor, 89
Clasificación del plusvalor, 107
La crisis estructural según Marx, 147
Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo, 156
El problema de la nación desde la “Crítica de la economía política”, 199
Cuestionario sobre lo político, 231
“El
discurso crítico de Marx”: Bolívar Echevarría
https://marxismocritico.com/2012/12/03/el-discurso-critico-de-marx/
Bolívar Echeverria- El discurso crítico de
Marx.
El
materialismo de Marx.
Bolívar Echeverría. El materialismo de Marx. Discurso crítico y revolución.
Entorno a
las tesis sobre Feuerbach, de Karl Marx
Índice
Nota del
editor
pág. 9
El materialismo de Marx
11
Sobre el
materialismo (modelo para armar)
45
Enajenación,
materialismo y praxis 61
Filosofía y discurso crítico 87
Tesis sobre Feuerbach
109
https://proletarios.org/books/Echeverria-Bolivar-El_materialismo_de_Marx.pdf
Libros https://www.proletarios.org/
Libros en
PDF https://www.proletarios.org/biblioteca.php
……………………………
** ^ "[...] El materialismo
histórico toma distancia, en la medida de lo posible, de lo aceptado
tradicionalmente. Considera como tarea suya la de pasar el cepillo sobre la
historia, pero a contrapelo."
1. ^ La vida y la obra de Rosa
luxemburgo han sido tratadas principalmente por P. Frölich, en su breve y ya clásica
semblanza R.L., pensamiento y acción, y por P. Nettl, en su
acuciosísimo y pese a ello no del todo compenetrado estudio Rosa
Luxemburgo, ed. Era, México, 1974.
…………………………….
JP Nettl (1926-1968)
https://en.wikipedia.org/wiki/J._P._Nettl
J. Peter
Nettl. Rosa Luxemburgo
El enlace
del libro lo han desactivado
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/j-peter-nettl-rosa-luxemburgo.html
Rosa
Luxemburgo - J.P. Nettl
https://edisciplinas.usp.br/mod/resource/view.php?id=2007344&forceview=1
J.P. Nettl,
Rosa Luxemburgo (México, Ediciones Era, 1974. 622 pág.
Índice
Prefacio 9
Abreviaturas 19
I Rosa Luxemburgo. ¿Quién, qué y por qué? 21
II
III
XVI
Apéndice
La cuestión
nacional 587
Biografía 609
Índice de
nombres 614
.......................................
2. ^ Pocos fueron los que, como
Franz Mehring en 1907 ("Rosa Luxemburgo es la mente más genial entre los
herederos científicos de —Marx y Engels"), reconocieron que con la
originalidad de Rosa era el movimiento comunista el que avanzaba un paso más.
…………………………..
Friedrich
Engels Carta a Franz Mehring (14 de julio de 1893)
Rosa
Luxemburgo Carta a Franz Mehring. Escrito: 27 de febrero de 1916.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/12/friedrich-engels-carta-franz-mehring-14.html
Archivo Franz Mehring (1846 - 1919)
https://www.marxists.org/espanol/mehring/index.htm
En español
https://www.marxists.org/espanol/index.htm
Otros idiomas
https://www.marxists.org/xlang/index.htm
En
español Rosa Luxemburgo (1871 – 1919)
https://www.marxists.org/espanol/luxem/index.htm
En inglés Rosa Luxemburgo (1871
– 1919)
https://www.marxists.org/archive/luxemburg/index.htm
En alemán Rosa Luxemburgo
(1871 – 1919)
https://www.marxists.org/deutsch/index.htm
…………………………………………….
3. ^ Esta serie de intervenciones
políticas teórico-prácticas de Rosa Luxemburgo estaría compuesta de ocho
principales:
1] En la
discusión contra el reformismo ("revisionismo") 1898-1904.
2] En la
discusión contra el nacionalismo burgués dentro del movimiento socialista
polaco. (Tratamiento del problema de la autonomía y la autarquía de las
naciones.) Véase el libro de Maria-José Aubet, Rosa
Luxemburgo y la cuestión nacional, ed. Anagrama, Barcelona, 1977.
3] En la
primera discusión sobre la huelga de masas y sus resultados, en Bélgica y sobre
todo en la revolución rusa de 1905: contra la dualidad oportunista de
economicismo y politicismo 1902-1906.
4] En la
segunda discusión sobre la huelga de masas: contra el oportunismo
parlamentarista y claudicante del "centro" del Partido
Socialdemócrata Alemán (Kautsky, etcétera).
5] En la
discusión contra la interpretación "política" del imperialismo, el
militarismo y la guerra 1912-1915.
6] En la
discusión contra la interpretación nacionalista de la guerra 1915-1917.
7] En las
discusiones de la! nuevas perspectivas del socialismo: la nueva Internacional,
la realización bolchevique de la dictadura del proletariado. 1916-1918.
8] En la
discusión preparatoria de la transformación del Grupo Espartaco en Partido Comunista
Alemán. 1917-1918. Hasta la fecha el estudio más completo de la obra de Rosa
Luxemburgo ha sido realizado por Gilbert Badia en su "biografía
intelectual" R. L. journaliste, polémiste, révolutionnarie,
ed. Sociales, París, 1975. Destacan también Lelio Basso, Rosa Luxemburgo, ed.
Nuestro Tiempo, México, 1977, y la serie de ensayos de Norman Geras, reunidos en su
libro Actualidad del pensamiento de Rosa Luxemburgo, ed. Era,
México, 1980.
4. ^ Esta búsqueda de la radicalidad
comunista, que la enfrenta irreconciliablemente con el reformismo la
distinguirá también de otros revolucionarios "radicalistas": los que
definen esa radicalidad no como la presencia refuncionalizadora del sentido
comunista máximo y futuro en el sentido concreto de la actividad que prepara la
revolución, sino como la sustitución de éste por el primero. La interesante
actitud de los anarquistas frente a Rosa Luxemburgo puede reconocerse en:
Daniel Guérin, R. . et la spontanéite révolutionnaire, París, 1971,
y en Redaktionskollektiv der Schwarzen Protokolle, R. Ls. theoretisches
Verhalten zur Arbeiterbewegung, Berlín Occidental, 1972.
…………………………………………..
Marxismo libertario o corrientes antileninistas
del marxismo
Archivo: Daniel
Guérin (1904 - 1988)
1971: Rosa
Luxemburg y la espontaneidad revolucionaria
https://www.marxists.org/espanol/guerin/
Daniel Guérin Archive
Teórico francés del anarcocomunismo, antifascismo y anticolonialismo
19 de mayo de 1904-14 de abril de 1988
https://www.marxists.org/history/etol/writers/guerin/index.htm
Daniel Guérin. Rosa Luxemburg y el espontaneismo revolucionario (1971)
https://www.marxists.org/espanol/guerin/1971/luxemburg/index.htm
ROSA
LUXEMBURG Y LA ESPONTANEIDAD REVOLUCIONARIA. PDF
http://www.fondation-besnard.org/spip.php?article2948
Daniel Guérin. Rosa Luxemburg y la espontaneidad revolucionaria (1971)
http://www.fondation-besnard.org/IMG/pdf/rosa_luxemburgo.pdf
Sobre marxismo y anarquismo. A propósito de Daniel Guerin
https://kaosenlared.net/sobre-marxismo-y-anarquismo-a-prop-sito-de-daniel-guerin/
Daniel Guérin-Marxismo y socialismo libertario
https://www.marxists.org/espanol/guerin/guerin1959.pdf
Daniel
Guérin Para un
marxismo libertario
https://elsudamericano.files.wordpress.com/2020/06/217.para-un-marxismo-libertario.pdf
Daniel
Guérin Para un
marxismo libertario
Marxismo libertario o corrientes antileninistas del marxismo
https://es.wikipedia.org/wiki/Marxismo_libertario
Socialismo
libertario https://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_libertario
Socialismo
de Estado https://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_de_Estado
……………………………………………
5. ^ Este aspecto central del
pensamiento luxemburguiano lo destaca G. Lukács en Rosa Luxemburgo como
marxista (1921), uno de los dos ensayos sobre Rosa que el autor
incluye en su libro Historia y consciencia de clase, ed. Grijalbo, México,
1969.
………………………….
Georg
Lukács: Historia y conciencia de clase
Rosa
Luxemburgo, marxista pág. 59
Consideraciones
críticas acerca de la crítica de la revolución rusa de Rosa Luxemburgo pág. 273
https://www.marxists.org/espanol/lukacs/1923/hcc.pdf
Archivo Georg Lukács
https://www.marxists.org/espanol/lukacs/index.htm
………………………………………..
6. ^ El grueso del Partido
Socialdemócrata Alemán adjudicó a Rosa la función de máximo nivel pero no
obstante secundaria de "principal agitadora" del partido; nunca la
aceptó como un contrincante de sus dirigentes tradicionales que estuviese en
capacidad de remplazarlos en algún momento. Esta incompatibilidad entre la
idiosincrasia del PSA y la persona de Rosa es uno de los síntomas más
interesantes de otra incompatibilidad, de orden social general, que comenzó a
desarrollarse a fines del siglo pasado —y que un movimiento socialista acertado
pudo tal vez haber convertido en afinidad— entre los intereses de la clase
obrera en la zona imperialista del capitalismo y las necesidades más profundas
de la revolución comunista.
Véase Jürgen Kucynski, Der A Ausbruch des ersten WeItkriegs und die
deutsche Sozialdemokratie, Berlín (RDA), 1959. También la obra de A.
Laschitza y G. Radczun, R. L., ihr Wirken in der deutschen
Arbeiterbewegung, Berlín (RDA), 1971 aporta a la elaboración de esta
problemática (Radczun es el encargado de la más representativa de las ediciones
de la obra de Rosa Luxemburgo, la del Partido Socialista Unificado de
Alemania).
7. ^ El renacimiento actual del
interés por la obra de Rosa Luxemburgo, preparado por las publicaciones de
los Cahiers Spartacus en París (B. Fouchére, A. Guillerm,
etcétera) y por el pequeño pero comprensivo estudio de Tony Cliff Rosa
Luxemburgo,( y aquí)
ed. Galerna Buenos Aires, 1971, comienza también en 1968. Georges Haupt y Michael Lówy, entre
otros, prepararon en ese año el número 45 de Partisans,
intitulado Rosa Luxembourg vivante.
1. ^ Rosa Luxemburg, Ausgewaehlte
Reden und Schriften. 2
vol. Berlín (RDA), 1955, 1500 pp. A más del prólogo oficial de W. Pieck, la
introducción incluye tres conocidos artículos de Lenin (dos de ellos sobre dos
obras importantes de Rosa, excluidas de la recopilación) y uno más de Stalin.
9. ^ La dualidad de esta imagen de
"Rosa Luxemburgo" suele presentarse encubierta bajo otra: su vida
correcta ("leninista") frente a su pensamiento errado
("luxemburguista"). Cf. F. Oelssner, R. L., Eine
kritische biographische Skizze, Berlín (RDA), 1951.
………………………………….
Rosa Luxemburg. Eine kritische biographische Skizze.//
Rosa Luxemburg. Un bosquejo biográfico crítico.
von Fred
Oelßner Verlag: Dietz
Verlag Berlin
Publicado en
Berlín 1951 - 216 páginas.
https://www.buchfreund.de/de/d/p/72817214/rosa-luxemburg-eine-kritische-biographische
……………………………………………………………
10. ^ La necesidad histórica de la
situación en que apareció el absurdo: "socialismo en un solo país" la
estudia Rudi Dutschke en su obra Versuch, Lenin auf die Füsse zu
stellen (Intento de poner a
Lenin de pie), Berlín Occidental, 1974.
……………………………………………….
A Lenin. Tentativas de
poner a Lenin sobre los pies. Rudi Dutschke. Icaria editorial.
[Libro] Rudi Dutschke. Tentativas
para poner a Lenin sobre sus propios
pies
Rudi
Dutschke 1974
Índice
Noticias
actuales como prólogo Pág. 14
¿Hacia
dónde? 26
La
concepción marxista de las épocas de producción 33
Elementos
fundamentales de la crítica de la economía política en Marx y Engels, para
podernos remontar a las formas de producción precapitalista. 35
Para una
comprensión general del modo de producción asiático 48
Anotación
metodológica
43
El
“despotismo oriental” (Engels) y los “yerros semiorientales” (Marx) de
Rusia
57
Un país
agrario lleno de productividad y recursos es destruido, sin que se pueda dar
una transformación en productividad capitalista
88
¿Cómo ven
Engels, Danielson y Lenin el desarrollo “capitalista” de Rusia?
93
La clase
dominante según la compresión de Lenin.
112
¿Cómo surgió
para Lenin el partido bolchevique y por qué este tipo de partido es propio de
la sociedad burguesa?
Sobre el
contenido “burgués” del concepto de “centralismo democrático”. El paso de Lenin
hacia la perspectiva de la revolución socialista
Cómo el
sindicalismo empuja y frena a Georg Lukács en su aspirar a un “paso recto”
Lo nebuloso
de “El Estado y la Revolución”
La toma del
poder de los bolcheviques. El viejo y actual problema de la burocracia rusa
¿Cómo asumió
Lukács la revolución de octubre?
De la
comunidad de necesidades a la libertad comunista organizada
https://elsudamericano.files.wordpress.com/2018/12/146.LENIN_.Rudi-Dutschke.pdf
Colección
Socialismo Y Libertad
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/
Fuente: https://elsudamericano.files.wordpress.com/
Colección
Socialismo Y Libertad
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/3/
Libros en
PDF. Colección socialismo y libertad
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/2/
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/3/
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/4/
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/5/
https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/6/
Tentativas
para poner a Lenin sobre los pies
https://www.amazon.es/Tentativas-para-poner-lenin-sobre/dp/8440018452
Lenin y el socialismo en un solo país. El término marxismo-leninismo fue
creado por José Stalin
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/02/lenin-y-el-socialismo-en-un-solo-pais.html
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/05/todo-sobre-los-gulag.html
……………………………………………………
El modo como actúa esta necesidad histórica lo explica Sartre en el marco de
su Crítica de la razón dialéctica, en un pasaje del segundo tomo
inédito. Véase J: P. Sartre, "El socialismo en un solo país", Cuadernos
Políticos, n. 12, México, abril-junio de 1977.
11. ^ En el mismo texto en que Stalin afirma que el socialismo "no
puede ser construido en un solo país" (primera edición) y que el
socialismo "puede y debe' ser construido en —un solo país (segunda
edición), queda también fundada la doctrina universal del "leninismo".
Cf. las dos primeras ediciones de la conferencia de Stalin en la Universidad
Sverdlov en abril de 1924, intitulada Sobre los fundamentos del
leninismo, y el
comentario del propio Stalin respecto de su cambio de opinión en En
torno a los problemas del leninismo. Stalin, Obras, ed. Lenguas
Extranjeras, Moscú, 1953, t. vi; y Cuestiones del leninismo, ed. Sociales, México, 1941.
1924: Los fundamentos del leninismo
El marxismo de Lenin como sustancia que recibe la forma ideológica apologética
de "leninismo" es tratado por Bernd Rabehl en Marx
und Lenin. Wiedersprüche einer ideologischen Konstruktion des
"Marxismus-Leninismus", Berlín Occidental, 1973.
……………………………………..
Lenin y el socialismo en un solo país. El término marxismo-leninismo fue
creado por José Stalin
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/02/lenin-y-el-socialismo-en-un-solo-pais.html
………………………
12. ^ Es notorio que Lenin, cuando se
refiere a los errores de Rosa, no
menciona el error de espontaneismo. "A veces, las águilas vuelan más
bajo que las gallinas, pero las gallinas jamás podrán elevarse a la altura de
las águilas. Rosa Luxemburgo se equivocó en el problema de la independencia de
Polonia; se equivocó en 1903, en su apreciación del menchevismo; se equivocó en
la teoría de la acumulación del capital; se equivocó en julio de 1914, cuando
junto con Plejánov, Vandervelde, Kautsky y otros defendió la unidad de los
bolcheviques y los mencheviques se equivocó en sus escritos de la cárcel, en
1918 (por lo demás, ella misma al; salir en libertad, a fines de 1918 y
principios de 1919, corrigió gran parte de sus errores). Pero a pesar de todos
sus errores, Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo un águila." Notas de un publicista (1922), Obras completas,
ed. Cartago„ Buenos Aires, 1971, t. XXXVI, p. 169.
………………….
V.I.
Lenin. Notas de un publicista (1922) Obras completas de
V.I. Lenin. Tomo XII (1921- 1923)
Págs. 107-110
……………………….
13. ^ Así lo hace L. Basso, en Rosa
Luxemburgo, ed. cit.
……………………………………..
Editorial
Nuestro Tiempo S.A.
Traducción
Gerardo Davila
Prólogo por
Beatriz Talamantez
Primera
edición 1977
Contenido
Introducción 7
I
El método
dialéctico 22
II
La
estrategia 73
III
La
revolución 123
http://ru.iiec.unam.mx/2304/1/RosaLuxemburgo.pdf
Lelio Basso. El pensamiento político de Rosa Luxemburg
Ediciones Península, Barcelona,
Primera edición de septiembre 1976
De Lelio BASSO (Autor), Traducción de Josep Gifreu (Ilustrador)
Introducción realizada por Lelio
Basso (Desde de la
pág. 7 hasta la pág. 24)
https://www.amazon.es/El-pensamiento-pol%C3%ADtico-Rosa-Luxemburg/dp/B006WNRS5Y
…………………………
14. ^ Como lo hace Tony Cliff en Rosa
Luxemburgo, ed.
Galerna, Buenos Aires, 1971, donde recuerda cómo Rosa se hallaba rodeada de
partidos que idolatraban la visión y la voluntad de los jefes (el Partido
Socialista de Pilsudski) y que confiaban ciegamente en el funcionamiento de su
aparato organizativo, político (en Alemania) o sindical (en Francia).
https://www.marxists.org/espanol/cliff/luxemburg/index.htm
15. ^ Por esto, nada es más ajeno a
Rosa Luxemburgo que la afirmación kautskiana de que "[...1 el socialismo
contemporáneo nació en el cerebro de ciertos individuos de la categoría
`intelectuales burgueses' y es por ellos que fue comunicada a los proletarios
más desarrollados intelectualmente, quienes lo introdujeron en la lucha de
clases del proletariado, allí donde las condiciones lo permitían. Así pues, la
conciencia socialista es un elemento importado de fuera en la lucha de clases
del proletariado, y no algo que haya surgido originalmente allí".
16. ^ Véase la Introducción de
Juergen Hentze a Rosa Luxemburg, Internationalism lismus und
Klassenkampf (los escritos polacos de Rosa Luxemburgo), Neuwied,
Berlín Occidental, 1971.
http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo
……………………………………………..
https://kaosenlared.net/rosa-luxemburgo-espontaneidad-revolucionaria-e-internacionalismo/
Rosa Luxemburgo: Sufragio femenino y lucha de clases (1912), La mujer
proletaria (1914). Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/rosa-luxemburgo-sufragio-femenino-y.html
María José Aubet. El «último error» de Rosa Luxemburg
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/maria-jose-aubet-el-ultimo-error-de.html
Leo Jogiches: Una carta de prisión a Sophie Liebknecht del 7 de
septiembre de 1918
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/leo-jogiches-una-carta-de-prision.html
Rosa Luxemburgo: Cartas de Amor
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburgo-cartas-de-amor.html
………………………………………….
Rosa Luxemburgo: espontaneidad
revolucionaria e internacionalismo (II)*
Obras Escogidas Tomo 2,
Rosa De Luxemburgo, Ediciones Era, México 1978
Bolívar
Echeverría
* Publicado originalmente como prólogo a las Obras
escogidas de Rosa Luxemburgo, ed. Era, México 1978.
…………………………..
Rosa
Luxemburgo Obras escogidas
Tomo II
Prólogo y selección de
Bolívar Echeverría
Índice
I NACIONALISMO Y SOCIALISMO
II LA CUESTIÓN NACIONAL
III ¿REVOLUCIÓN O CONTRARREVOLUCIÓN?
http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa2.pdf
Índice
Prólogo 9
I
NACIONALISMO Y SOCIALISMO
. La
cuestión polaca y en el Congreso
Internacional de Londres 27 (*)
. En defensa
de la nacionalidad 36 (*)
. La
acrobacia programática de los socialpatriotas
52 (*)
. Prólogo a
la cuestión polaca y el movimiento socialista
63
. El
socialismo y la Iglesia 91
II
LA CUESTIÓN NACIONAL
. La
cuestión nacional y la autonomía (*) 117
1. El derecho de los pueblos a la
autodeterminación. 117
2. El Estado Nacional y el
proletariado.
155
3. Federación, centralización,
particularismo. 173
4. La centralización y el
autogobierno. 195
5. La nacionalidad y la autonomía. 222
6. La autonomía del krolestwo
polaco. 250
III
¿REVOLUCIÓN O CONTRARREVOLUCIÓN?
. Nuestro
volante sobre Marrueco 315
. En el
asilo 319
. El voto de
las mujeres y la lucha de clases 325
. El
carácter oficioso de la teoría 331
. El
militarismo, la guerra y la clase obrera
352
Referencia
bibliográficas 362
http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa2.pdf
………………………………
. La
cuestión nacional y la autonomía (*)
(*) A
partir de 1905, el proceso revolucionario en Rusia había puesto a la orden del
día todas las cuestiones entre ellos, la
cuestión de las nacionalidades. En relación con esta cuestión, el punto
nueve (9) del programa del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, señalaba que
dicho partido pugnaba por el establecimiento de una república demócrata en la
que se aseguraría, entre otras cosas, “el
derecho de autodeterminación a todas las
nacionalidades”. Rosa Luxemburgo está de acuerdo con dos principios:
primero, que la cuestión de la de independencia nacional es también una
cuestión que la cuestión de las nacionalidades o de las llamadas “minorías
nacionales” sólo puede resolverse en forma adecuada gracias al socialismo. Sin
embargo, en este punto nueve (9) hay
una expresión de Rosa Luxemburgo muestra con todo rigor que esta expresión ha
sido construida por una concepción burguesa de la política y que se trata sólo
de una frase metafísica por el estilo de la “derechos del hombre” o “derecho
ciudadano”. Así, pues la fórmula “no
contiene nada que se relacione específicamente con el socialismo o con la
política obrera”. Para plantear la cuestión de la independencia nacional de
acuerdo con una política de clase trabajadora, ha de tenerse en cuenta que “en la sociedad de clase no existe una
nación, como conjunto sociopolítico homogéneo, en cambio existen en cada nación
clases con intereses y “derechos antagónico”, y se ve, Rosa Luxemburgo
discute libremente con el Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso, el partido de Lenin. El extenso escrito de Rosa
Luxemburgo se publicó en la revista polaca
Przeglad Socjaldemokratyczny,
Organ Socjaldemokracji Krolestwa Pols ego i Litwy, Cracovia N. 6,7,8,9 Y 10 (
agosto- diciembre de 1908); n. 12y
14-15 (junio- septiembre de 1909) y
desde entonces fue editado en Polomen ni siquiera en polaco [E]
9. “a todas
las nacionalidades que formen parte del Estado el derecho a la
autodeterminación”
……………………………………….
Programa
del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
(Adoptado
por el II Congreso del Partido) 1903
9. Derecho a
la autodeterminación para todas las naciones incluidas en el territorio del
Estado.
http://web.archive.org/web/20100215054832/http://archivo.po.org.ar:80/edm/edm31/programa.htm
En inglés
Programa del Partido
Socialdemócrata de los Trabajadores
9. Derecho
de autodeterminación para todas las naciones incluidas dentro de los límites
del estado.
Programa, estatuto, actas y otros documentos, del Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia. (Adoptado por el II Congreso del Partido) 1903.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/05/programa-estatuto-actas-y-otros.html
Rosa Luxemburgo. La cuestión nacional (1908-1909) (segunda
parte)
Primera
publicación: En una serie de artículos sobre la
cuestión nacional y la autonomía que apareció en la revista
luxemburguesa de Cracovia, Przeglad socialdemokratyczny , 1908-1909.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-la-cuestion-nacional.html
Rosa Luxemburgo y la
cuestión nacional (primera parte)
https://bataillesocialiste.files.wordpress.com/2013/08/9luxemburg.pdf
V. I. Lenin. El derecho de las
naciones a la autodeterminación
Escrito: Entre febrero y mayo de 1914.
Primera publicación: En los núms. 4, 5 y 6 (abril a junio de 1914)
de la revista Prosveschenie
El apartado 9 del programa
de los marxistas de Rusia, que trata del derecho de las naciones a la autodeterminación, ha provocado estos últimos
tiempos (como ya hemos indicado en Prosveschenie) toda una campaña de los
oportunistas. Tanto el liquidacionista ruso Semkovski, en el periódico petersburgués
de los liquidadores, como el bundista Libman y el socialnacionalista ucranio
Yurkévich en sus órganos de prensa, han arremetido contra dicho apartado,
tratándolo en un tono de máximo desprecio. No cabe duda de que esta
"invasión de las doce tribus" del oportunismo, dirigida contra
nuestro programa marxista, guarda estrecha relación con las actuales
vacilaciones nacionalistas en general. Por ello nos parece oportuno examinar
detenidamente esta cuestión. Observemos tan sólo que ninguno de los oportunistas
arriba citados ha aducido ni un solo argumento propio: todos se han limitado a
repetir lo dicho por Rosa Luxemburgo en su largo
artículo polaco de 1908-1909: La cuestión nacional y la autonomía. Los "originales" argumentos
de esta autora serán los que tendremos en presentes con más frecuencia en
nuestra exposición.
https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/derech.htm
Anton
Pannekoek. Lucha de clase y nación 1912 (Contra el nacionalismo, contra el
imperialismo y la guerra: ¡revolución proletaria mundial!)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/anton-pannekoek-lucha-de-clase-y-nacion.html
Herman Gorter - Anton Pannekoek, libro de 290 páginas
Contra el
nacionalismo, contra el imperialismo y la guerra: ¡Revolución proletaria
mundial!
http://grupgerminal.org/?q=node/748
http://aaap.be/Pdf/Anton-Pannekoek/Pannekoek-es-2005-Contra-El-Nacionalismo.pdf
1912: Lucha de clase y nación
https://www.marxists.org/espanol/pannekoek/index.htm
https://www.elviejotopo.com/autor/anton-pannekoek/
Imperialismo, guerra
mundial y socialdemocracia , 1914
Rosa Luxemburg: Reconstruyendo la Internacional (1915)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburg-reconstruyendo-la.html
Diego Guerrero Jiménez. Sobre la cuestión nacional y los nacionalistas.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/diego-guerrero-jimenez-sobre-la.html
…………………………………….
La nacionalidad del obrero no es francesa
ni inglesa
ni alemana; es el trabajo, la esclavitud
en libertad, la venta
voluntaria de sí mismo. Su gobierno
no es francés ni inglés
ni alemán; es el capital. Su cielo patrio no es el francés ni el
inglés ni el alemán; es la atmósfera de la
fábrica. El suelo que
le pertenece no está en Francia ni en Inglaterra ni en Alemania;
está bajo tierra, a unos cuantos
palmos de profundidad.
K. Marx (1845)
II
Para definir
la revolución comunista como proceso histórico concreto, y para actuar
políticamente de acuerdo a tal definición, los marxistas no pueden contentarse
con el esquema abstracto de su teoría. Según éste, la revolución comunista
resulta de la lucha de clases que enfrenta al proletariado explotado con la
burguesía capitalista explotadora, en la medida en que, dentro de esta lucha,
la posición proletaria asume y potencia la tendencia incontenible de las
fuerzas productivas de la sociedad a desarrollarse en sentido comunitario
mientras que la posición burguesa representa y defiende la tendencia cada vez
más antihistórica del modo privado capitalista de reproducción social a
mantenerse indefinidamente. El proletariado es por tanto la clase social que,
en el desarrollo de su propia existencia —que es siempre lucha contra la clase
capitalista—, se vuelve necesariamente comunista.
…………………
Conciencia
de clase en sí y conciencia de clase para sí
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/08/conciencia-de-clase-en-si-y-conciencia.html
……………………
A la
cuestión sobre el proceso que constituye a este "sujeto
revolucionario", o acerca de ese tránsito necesario que convierte a la
masa de proletarios ("clase en sí")
en el movimiento histórico instaurador de la sociedad comunista ("clase para sí"), el esquema
abstracto del marxismo responde con una teoría general sobre la manera
específica en que se ejerce la explotación en la sociedad capitalista y sobre
la posibilidad —única en la historia— que abre este carácter específico de la
"esclavitud moderna" para
que la lucha "económica" o reivindicativa de los explotados se
transforme en lucha "política" o revolucionaria. En la "esclavitud
moderna", a diferencia de la "esclavitud antigua" —en
la que todo el trabajo de los explotados, incluso el que les era efectivamente
pagado (por el sustento que recibían), parecía ser trabajo no pagado—, todo el
trabajo que los explotados ejecutan con los medios de producción de los
capitalistas, incluso el que realizan gratis para éstos (y que genera el
"plusvalor" o ganancia), parece ser trabajo pagado. La explotación o
"esclavitud" moderna —ésta es su peculiaridad histórica— no puede
subsistir sin la "complicidad" o, lo que es lo mismo, sin la libre
aceptación de los propios explotados. Y ésta sólo es posible gracias a la
sustitución incuestionable de las relaciones reales de explotación por esa
apariencia de relaciones equitativas. Al luchar "económicamente" por
la justa remuneración de su trabajo —es decir, al someterse a la definición de
éste como un objeto mercantil cuyo valor es igual al de su capacidad para
trabajar o al de los bienes necesarios para restaurarla periódicamente; al
someterse por tanto a la ley según la cual sólo una parte del fruto de su trabajo
(el "valor necesario") les corresponde por derecho, mientras el resto
(el "plusvalor") es propiedad de los capitalistas—, los proletarios aceptan voluntariamente los términos de su
"esclavitud". Su lucha clasista se reduce de esta forma a la de
un conjunto de propietarios-vendedores de mercancía, la mercancía fuerza de
trabajo, contra el conjunto de propietarios-compradores de ella, que, dentro del estado de derecho burgués y
sirviéndose de él, exigen el precio real de su mercancía (salario igual a la
parte "necesaria" del valor producido), defienden la verdadera
magnitud del valor de la misma (contra el intento capitalista de
"incrementar relativamente" el plusvalor) y la protegen de un mal uso
que la desgaste excesivamente (como intentan hacerlo los capitalistas para
"incrementar absolutamente" el plusvalor). Pero —y aquí reside la
posibilidad de su liberación— la lucha "económica" consecuente y
radical de los proletarios modernos, dentro de la "complicidad" con
su esclavitud, los lleva una y otra vez, y cada vez con más fuerza, a hacerlos
chocar con los límites de validez de las condiciones de su explotación.
Los excesos
de los capitalistas en la extracción y en la apropiación del plusvalor que les
producen gratis los obreros sólo los pueden combatir estos mediante una lucha
que implica atentar contra todo el modo como se produce y se consume la riqueza
en la sociedad capitalista; contra la forma misma de una vida social basada en
la producción y el consumo del plusvalor. Velar como propietarios privados por
el justo precio, el buen mantenimiento, y el uso mesurado de su mercancía, la
fuerza de trabajo, es algo que los proletarios no pueden llevar a cabo
efectivamente sin llegar de una manera u otra a cuestionar la diferencia
aparentemente inesencial que los separa del otro tipo de propietarios privados,
el de los capitalistas: la de que éstos detentan el control de los medios de
producción sociales, mientras que ellos no. Y este cuestionamiento es
precisamente el que convierte a la lucha
"económica" reformista o respetuosa de los términos políticos que
posibilitan el mantenimiento de la "esclavitud" moderna, en lucha revolucionaria, que mina y tiende
a destruir esos términos políticos como condición para la instauración del modo
de reproducción social comunista.
Pero los
marxistas no pueden contentarse con este esquema general. Su acción política
concreta los enfrenta cotidianamente a un conjunto de cuestiones que tienen que
ver efectivamente con el tránsito del comportamiento "económico" y
reivindicativo al "político" y revolucionario de la clase obrera,
pero cuyo planteamiento como problema requiere una aproximación de mayor
concreción y complejidad. Tal vez la figura más completa en que aparece ese
conjunto de cuestiones relativas a la conformación revolucionaria de la acción
proletaria es la que se resume bajo el concepto de la "cuestión nacional".
En lo
abstracto, como modo de reproducción de la sociedad en general, el capitalismo
adjudica a los miembros de ésta una identidad de clase que se define con
diferentes grados de pureza en referencia a las dos situaciones sociales
básicas, polarmente contrapuestas en su complementariedad: la de los obreros y
la de los capitalistas. Pero en lo concreto, como modo de reproducción social
que incluye, con distintos grados de intensidad, al conjunto histórica y
geográficamente diferenciado de la sociedad mundial, el capitalismo adjudica a
los individuos sociales un segundo nivel de identidad social: el que los
determina al margen de la definición clasista, como miembros de alguna de las
unidades particulares, los Estados nacionales en que el capitalismo debe diferenciar
su funcionamiento.
“El planteamiento de la
"cuestión nacional", como fenómeno social, histórico y político
específico, por parte del pensamiento marxista, tiene un punto de partida
determinado; se encuentra en la obra de Rosa Luxemburgo.”
En la
realidad social concreta organizada por el capitalismo, múltiples conglomerados
que reúnen indistintamente a capitalistas
y proletarios se oponen entre sí como totalidades económicas nacionales de
intereses diferentes y concurrentes. Así, dentro de cada uno de ellos,
proletarios y capitalistas no sólo se distinguen y enfrentan entre sí; también
se confunden y se entienden unos con otros. La "complicidad" que
mantienen los proletarios con su "esclavitud" al aceptar como posible
y válido el intercambio que ellos, en tanto que propietarios privados, hacen de
su mercancía fuerza de trabajo con la mercancía medios de subsistencia de los
propietarios privados capitalistas, se halla así consolidada por una "solidaridad" supraclasista:
la que mantienen con los intereses comunes del
conjunto nacional estatal de propietarios privados en el que están incluidos.
Su lucha "económica" contra la clase capitalista adquiere una
densidad concreta que la vuelve mucho más compleja; al plantear la estrategia
que la guía, debe incluir como mediación necesaria la consideración de que los
intereses clasistas pueden converger o divergir relativamente de estos intereses
nacionalistas, pero que éstos existen siempre, de todas maneras, como marco
delimitante de su propia viabilidad.
A primera
vista, la necesidad de defender el Estado nacional común de todos los
propietarios privados sería siempre un obstáculo en la lucha de los
propietarios privados proletarios contra la explotación de que son objeto por
parte de los capitalistas. Pero la desigualdad y la lucha competitiva entre las
distintas unidades particulares, "nacionales", de capitalismo —que
definen el modo como la sociedad mundial es constituida por la reproducción de
su riqueza como capital— da lugar a una constelación sumamente variada de
situaciones capitalistas nacionales. Junto a naciones capitalistas dotadas de
Estados más o menos independientes existen naciones capitalistas que se
subordinan a otras en la construcción de un Estado
"plurinacional" y que compiten con otras similares en términos
imperialistas; existen incluso naciones capitalistas francamente sometidas,
dentro o fuera de los Estados imperialistas, que se hallan impedidas de
consolidarse efectivamente como Estados autónomos. Y, en este abigarrado
conjunto de realidades nacionales capitalistas, la lucha revolucionaria de las
distintas secciones del proletariado "internacional" contra sus
respectivos capitalistas nacionales se plantea también de maneras muy variadas.
Aparecen entonces, para los revolucionarios marxistas, lo que podría llamarse
el núcleo político de la "cuestión
nacional". Al defender el Estado nacional, ¿pueden los proletarios rebasar a sus aliados capitalistas y aprovechar
el retraso de éstos para convertir la movilización nacionalista en realizaciones
comunistas? ¿Es posible que una
colaboración de clase del proletariado con los capitalistas en el marco de una lucha
común por la autodeterminación de su unidad nacional —sea como expansión de un
Estado ya constituido, como defensa de un Estado dependiente o como
construcción autónoma de un nuevo Estado— favorezca la transformación de su
lucha "económica" (tendencialmente revolucionaria) contra los mismos
capitalistas en una lucha "política" (realmente revolucionaria)? Si
lo es, ¿cuáles son las condiciones para ello?
"Nos
encontramos ahora ante el hecho ineludible de la guerra. Nos amenazan los
horrores de invasiones enemigas [...] De lo que se trata es de defenderse de
este peligro, de poner a salvo la cultura y la independencia de nuestro propio
país. Y aquí hacemos efectivo aquello en lo que siempre hemos insistido. En la
hora del peligro, no dejamos de cumplir con nuestra patria [...]"
La
patria en peligro, la defensa
nacional la guerra popular por la existencia, la cultura y la libertad; ésta
fue la consigna lanzada por la representación parlamentaria de la
socialdemocracia [...]
Ahora, millones de
proletarios de todos los idiomas caen en el campo de la vergüenza, del
fratricidio, de la automasacre, con el canto de los esclavos en los labios.
Rosa Luxemburgo [1915]
El
planteamiento de la "cuestión
nacional", como fenómeno social, histórico y político específico, por
parte del pensamiento marxista, tiene un punto de partida determinado; se
encuentra en la obra de Rosa Luxemburgo. Desde 1893, fecha que marca el inicio
de su vida de militante comunista. Rosa Luxemburgo debió ubicar dentro de lo
que constituía el centro de su preocupación política —la preparación de la
clase obrera y sus organizaciones para el momento, que entonces parecía inminente
en Europa, de la transformación revolucionaria— el tratamiento de los problemas
que resultan de la presencia de un plano de
concreción nacional en el desarrollo real del movimiento comunista. Fue
impulsada a ello, primero (sobre todo hasta 1902), por la necesidad de combatir
los efectos divisionistas y retardadores de una estrategia socialista para la
democratización del conjunto del Imperio Ruso que, según ella demostraba, resultaban
del "social-patriotismo"
dominante en el movimiento socialista polaco. Después (sobre todo a partir de
1905), por la necesidad de combatir el peligro de debilitamiento y
desintegración que, según ella preveía, amenazaba, desde el fortalecimiento de
los distintos nacionalismos, al movimiento socialista europeo en general. La manera
original que tuvo Rosa Luxemburgo, a lo largo de las muchas y encendidas
polémicas que desató, de llevar a cabo esta ubicación de la "cuestión
nacional" dentro de la "cuestión revolucionaria" es lo que
hace de ella no sólo pionera y fundadora sino también coautora principal de la
teoría marxista sobre la "cuestión nacional"; teoría que, si bien se
encuentra todavía lejos de tener una estructura precisa y un contenido
satisfactorio, ha mostrado ya ocasionalmente por lo menos un perfil inconfundible
en su enfrentamiento a las categorías espontáneas de autoapología que genera el
capitalismo para explicar la dimensión nacional de la existencia social.
Sin
embargo, la mitificación del "luxemburguismo", que apuntala en negativo la
realidad del "socialismo en un solo
país", descalifica a Rosa Luxemburgo adjudicándole el pecado de "unilateralidad
internacionalista". La "unilateralidad internacionalista" de
Rosa Luxemburgo consistiría en la "incapacidad" de su pensamiento
—demasiado esquemático e irrealista— para captar en el terreno de la política
concreta la necesidad de que una mediación nacionalista modifique en
determinadas condiciones la línea estratégica socialista seguida por los
partidos obreros. Sólo un irrealismo fijado en los principios abstractos puede,
en efecto, propugnar, en nombre de la hermandad de clase internacional entre
proletarios, la negativa socialista a defender junto a la burguesía los
intereses de una nación capitalista progresista amenazada por una gran potencia
reaccionaria. Sólo un esquematismo ajeno a la historia concreta puede,
igualmente, propugnar el desconocimiento de las exigencias de "autodeterminación nacional"
que acompañan a las exigencias socialistas en los movimientos revolucionarios
de países sojuzgados interior o exteriormente por Estados imperialistas. El
internacionalismo de Rosa Luxemburgo implicaría así una política socialista
unilateral por ser el resultado de una aplicación mecánica de la idea según la
cual, para los socialistas marxistas, la cuestión nacional, "al igual que
todas las otras cuestiones sociales y políticas", es "básicamente
una cuestión de intereses de clases". Obnubilada por la contradicción
universal entre toda la clase de los proletarios y toda la clase de los
capitalistas, Rosa Luxemburgo no podría ver el modo cómo el desarrollo efectivo
de la misma se ve afectado por las contradicciones particulares que existen
entre las diferentes naciones del planeta.
La idea de
una "unilateralidad internacionalista" de Rosa Luxemburgo,
como elemento constitutivo del "luxemburguismo", es una construcción ideológica del socialismo autodenominado
"leninista", destinada a censurar un recuerdo que es capaz de
cuestionarlo en su propia validez: el recuerdo del acontecimiento que lo llevó
a dejar de ser un socialismo
internacionalista, y de la situación histórica que lo precedió; una
situación en la que tanto la cuestión política práctica acerca de la
cooperación revolucionaria entre las distintas secciones del proletariado
mundial cuanto la cuestión política teórica acerca del nacionalismo proletario
se planteaban y discutían abiertamente como cuestiones importantes y urgentes
dentro del movimiento obrero, pues todavía no habían sido silenciadas por las
"vanguardias políticas" mediante "soluciones" de facto,
justificadas apresuradamente "en teoría".
“Para el "luxemburguismo" toda lucha por los intereses
de las distintas naciones seria siempre de inspiración burguesa y capitalista,
y estaría además superada históricamente por una tendencia manifiesta de dichos
intereses a pasar a segundo plano e incluso fundirse y desaparecer dentro de
los intereses de clase a escala mundial.”
A comienzos
del siglo, los socialistas, más por convicción de principios e inocencia
histórica que por una conciencia alcanzada científicamente, tendían a
considerar que el carácter de la clase proletaria y de su acción era
primariamente internacional y sólo secundariamente nacional. A partir de los
años treinta, por el contrario —y pese o, mejor, a causa de la existencia de la
III Internacional (3 de marzo de 1919-1943) —, para
los socialistas es natural concebir a la clase obrera como una fuerza
circunscrita básicamente a los límites de su Estado nacional y que sólo
derivada e indirectamente amplía sus márgenes de acción hasta alcanzar una
presencia internacional. Entre el primer momento y el segundo está la
experiencia de una gran catástrofe del movimiento obrero y su organización: la
quiebra interna de la Internacional socialista ante el embate de la ola de
nacionalismo chovinista que se abatió sobre las distintas componentes
nacionales de la clase obrera europea en vísperas de la gran guerra de 1914-1918. Pero la pérdida de la inocencia
histórica que distingue a la segunda actitud de los socialistas no equivale a
la conformación de una conciencia clara sobre la relación entre internacionalismo y nacionalismo en la clase obrera.
La experiencia de su división y ajenidad nacionales fue traumática. Y, lejos de
ser compensada por otras de signo positivo, se repitió varias veces, en
circunstancias diferentes y cada vez más complejas. La contundente facticidad
de la atomización nacional del proletariado se ha traducido en un dogma que
rehúye el recuerdo de su origen y que condena, desde su autoridad
"histórica", el "irrealismo" de toda concepción del proletariado como clase estructuralmente
internacional. Por ello, el internacionalismo "luxemburguista"
tiene que ser creado para servir de hereje principal y de acusado predilecto.
La obra de Rosa Luxemburgo trae a la memoria el internacionalismo irreflexivo
de los socialistas de comienzos del siglo. Pero, sobre todo, reactualiza la actitud
crítica que ella tuvo ante esa falta de reflexión científica; y al hacerlo pone
necesariamente en cuestión la retirada igualmente irreflexiva de los
socialistas posteriores hacia el nacionalismo espontáneo que los caracteriza.
La
catástrofe de la Internacional socialista en 1914 suele ser mencionada como la
prueba empírica que refutó definitivamente el "internacionalismo
abstracto" de los socialistas en torno a Rosa Luxemburgo. Se llega incluso
a ver a éstos como culpables involuntarios e indirectos de dicha catástrofe,
por el "utopismo" que fomentaban en las masas obreras distrayéndolas
de una actividad que pudo haber sido más realista y más efectivamente
antibelicista. Pero quienes argumentan así soslayan el hecho de que fue la
izquierda socialdemócrata alemana, inspirada por el internacionalismo
intransigente de Rosa Luxemburgo, la única corriente política dentro del
movimiento socialista de esa época que planteó la necesidad de discutir
abiertamente, en términos políticos y teóricos, la cuestión del nacionalismo
proletario. Rosa Luxemburgo fue incansable en distinguir el hecho y
fundamentar la idea de que la fuerza de los socialistas en cada país no sólo
era causa sino también resultado de la fuerza global de la Internacional
socialista; y que ésta dependía del mantenimiento y la radicalización de una
característica ya presente en la realidad del movimiento socialista de
preguerra: la cooperación estratégica y la interpenetración orgánica de los
distintos partidos nacionales. Rosa Luxemburgo nunca pensó que lo que ahora se
tiene por inevitable —el desmembramiento de la Internacional y el repliegue
nacionalista de los partidos obreros— fuese un destino ineluctable. Ella previó el derrumbe socialista de 1914,
pero bajo la forma de un peligro que podía ser conjurado políticamente. Creyó
—y nunca se sabrá si estuvo errada, pues su línea política jamás fue adoptada
por la socialdemocracia alemana— que la ola de nacionalismo burgués que se
abatía sobre la clase obrera de los distintos países europeos podía ser
resistida mediante una actitud socialista efectivamente revolucionaria, guiada
por un "nacionalismo
científico".
Más
claramente aún que en el caso anterior, la idea de una "unilateralidad
internacionalista" en Rosa Luxemburgo se revela como una construcción
ideológica deformadora de la realidad histórica en el juicio, que desde la época de Stalin se ha
vuelto "verdad incuestionable", acerca de la actitud luxemburguista
frente al "derecho de las naciones a la autodeterminación". La "unilateralidad
internacionalista" habría cegado a Rosa Luxemburgo para la captación del
nacionalismo como momento necesario, en determinadas circunstancias históricas,
de la adquisición de la conciencia de clase proletaria y como instrumento de
lucha anticapitalista en la época imperialista. Para el "luxemburguismo"
toda lucha por los intereses de las
distintas naciones seria siempre de inspiración burguesa y capitalista, y
estaría además superada históricamente por una tendencia manifiesta de dichos
intereses a pasar a segundo plano e incluso fundirse y desaparecer dentro
de los intereses de clase a escala mundial.
En los tiempos actuales se vuelve cada vez
más evidente el carácter cuestionable de la cómoda y casi natural
identificación del desarrollo de la fuerza revolucionaria del proletariado con
el desarrollo de la autodeterminación de las naciones oprimidas hacia la forma
de Estados nacionales soberanos. Por una parte, no toda defensa
antimperialista de la soberanía estatal de una nación coincide necesariamente
con el sentido de la revolución comunista: ni directamente, como condición
intranacional de una adquisición de la hegemonía política por parte del
proletariado, ni indirectamente, como condición internacional de un
debilitamiento del imperio capitalista. Por otra, no todas las diversas
exigencias de autonomía planteadas por numerosas nacionalidades en imbricación
orgánica con las exigencias revolucionarias del proletariado se hallan
representadas por las necesidades de las naciones estatales que pretenden
incluirlas; muchas se encuentran incluso sistemáticamente negadas o
contradichas por ellas. Pero la necesidad de plantear en términos concretos y
actuales el problema de la relación entre nacionalismo y comunismo implica un
esfuerzo de teorización y sobre todo una transformación de la estructura del
comportamiento político tan grandes, que parece superar la capacidad y la
disposición de realizarlos por parte de las organizaciones dominantes de la
izquierda establecida. Sólo así se explica el silencio o la acción deformadora
que en el propio campo marxista pesa sobre intentos teóricos y prácticos, como
el de Rosa Luxemburgo, de romper con la herencia ideológica del nacionalismo
liberal y de elaborar una posición comunista específica sobre la "cuestión nacional".
La
prolongada polémica (1893-1912) que Rosa Luxemburgo mantuvo con las posiciones "socialpatriotas"
del Partido Socialista Polaco (PSP) se desarrolló en torno a la cuestión acerca
de si el movimiento revolucionario del Reino (Krolestwo) de Polonia (la Polonia
del Congreso de Viena, dependiente del Imperio ruso y separada de las dos
regiones polacas entregadas a Prusia y Austria) debía dar prioridad a la lucha
por la reconstrucción de un Estado para toda la nación polaca o si debía por el
contrario conectar orgánicamente su lucha con la del proletariado ruso y
plantear sus reivindicaciones nacionales, bajo la forma de una exigencia de
autonomía administrativa, dentro del conjunto de exigencias tendientes a una
democratización del Imperio. A lo largo de esta polémica, Rosa Luxernburgo
debió enfrentar una gran variedad de problemas políticos y teóricos concretos
que otros dirigentes socialistas de la época, situados en circunstancias
diferentes, pudieron ignorar, evadir o tratar sólo abstractamente. Resultado de
este intenso trabajo teórico es un amplio conjunto de ideas originales —algunas
ocasionales, otras de alcance general, todas penetrantes y sugerentes-. De este
conjunto de ideas conviene destacar aquí las que están en el centro de su
argumentación y que, pese a representar tal vez su aportación más esencial a la
teoría marxista sobre la "cuestión nacional", son las que
—malentendidas— más han sido usadas para componer el mito de la
"unilateralidad internacionalista" del "luxemburguismo".
“Rosa Luxemburgo realiza la
apropiación teórica primera y básica de una de las componentes más decisivas de
la realidad del proceso histórico de la revolución comunista; logra establecer
el lugar y los limites conceptuales dentro de los cuales es posible pensar la
dimensión nacionalista de la revolución proletaria.”
Presente
siempre de manera parcial y relativizado siempre por su inserción en
tratamientos particulares, un restringido conjunto de ideas constituye el
núcleo de la argumentación luxemburguiana. Son ideas de intención crítica y
problematizadora, destinadas más a fundamentar una línea política que a
construir una teoría sistemática. Su virtud en el plano puramente teórico está
más en cuestionar que en solucionar. El objeto de su crítica y su
problematización es, en definitiva, siempre el mismo, abordado desde muy
variadas perspectivas. Se trata de uno de
los principios generales más acríticamente aceptados por la política socialista.
Según éste, "el proletariado puede y debe integrar en
su lucha revolucionaria la defensa del derecho de las naciones a la
autodeterminación".
¿Es siempre válido este principio o sólo bajo qué condiciones? ¿Qué significa
"autodeterminación de las naciones"? ¿Cómo se conectan éstas con las
necesidades de autodeterminación revolucionaria del proletariado? ¿Cómo se
distinguen las necesidades de autonomía de las de autodeterminación de las
naciones? ¿Qué relación hay entre las necesidades de autodeterminación nacional
y los intereses de la clase y el Estado capitalistas? Éstas son algunas de
las interrogantes que dan origen al trabajo cuestionador que Rosa Luxemburgo
efectúa sobre ese principio de la política socialista. En todas ellas, al
principio cuestionado se le enfrenta, no un sistema acabado de respuestas
científicas, sino el esbozo del planteamiento de un problema esencial para la
práctica y la teoría marxistas. Rosa Luxemburgo —ésta es la gran importancia de
sus escritos sobre la "autodeterminación
nacional"— realiza la apropiación teórica primera y básica de una de
las componentes más decisivas de la realidad del proceso histórico de la
revolución comunista; logra establecer el lugar y los limites conceptuales
dentro de los cuales es posible pensar la dimensión nacionalista de la
revolución proletaria.
Lejos de
ignorar, como se le suele achacar, la presencia irreductible de la sustancia
nacional en la composición del comportamiento proletario revolucionario, y
lejos también de aceptar, como la generalidad de los socialistas, la forma
burguesa de concebir tal presencia, Rosa Luxemburgo la analiza críticamente.
Pero, dado que este contenido nacional se manifiesta en la práctica política de
la clase obrera como participación en la "lucha de las naciones por su autodeterminación", el análisis
crítico al que lo somete Rosa Luxemburgo debe forzosamente adoptar la forma de
un examen de los puntos de contacto —sea de identificación o de contradicción—
que existen entre la necesidad fundamental del proletariado, la de autodeterminarse cómo clase en la revolución comunista, y la
necesidad de las naciones, en las que él adquiere su concreción, de
autodeterminarse como tales.
Son dos así
los puntos de contacto que el pensamiento luxemburguiano reconoce entre autodeterminación del proletariado y
autodeterminación de la nación. El primero, imprecisa y escasamente
mencionado en los textos pero esencial en la argumentación, sería un lugar de
coincidencia plena. Su ubicación estaría en el terreno de las necesidades más
profundas de liberación y reordenamiento de la vida concreta que mueven a la
sociedad en su camino hacia el comunismo. La
nacionalidad, como realidad cultural —material y espiritual— específica,
sería una forma básica de organización espontánea de los distintos aspectos de
una existencia social en tanto que totalidad comunitaria. Su autoafirmación —que, en principio, nada tendría que ver con
una autodeterminación como Estado nacional—, lejos de contraponerse
absolutamente al movimiento de liberación de los "esclavos modernos",
sería más bien una de las maneras como éste se realiza conflictivamente.
Conectada con él mediante la tendencia comunitaria que los caracteriza a ambos,
esta "autodeterminación"
puramente cultural sería una de las principales fuentes de particularización
dentro de la universidad o igualdad dialéctica —resultante de un proceso
potenciador y armonizador de las desigualdades funcionales— que él proyecta
para los individuos sociales en la organización comunista. Sería, por tanto, la
base del único nacionalismo capaz de escapar a la barbarie a la que condena la
"prehistoria" que se mueve gracias a la lucha de clases; un
nacionalismo proletario peculiar —paradójico sólo para el pensamiento burgués—,
ajeno a toda cerrazón exclusivista (justificadora de la explotación de los
"otros"), abierto a la transformación de la nacionalidad que defiende
e integrado en la creación de una sociedad orgánicamente internacionalista.
Pero este
punto de contacto entre las dos autodeterminaciones, la proletaria y la
nacional, punto de convergencia esencial, aunque es decisivo para el
pensamiento luxemburguiano, lo ocupa mucho menos que el otro analizado por él:
un punto de contacto en el que la una contradice necesariamente a la otra.
La autodeterminación nacional es descubierta aquí por Rosa Luxemburgo no en
su esencia, sino en la forma mixtificada que adquiere en la historia concreta. Sería la construcción, promovida por la
clase capitalista, de un Estado jurídicamente independiente y materialmente
soberano, sobre la base de un conglomerado social de una o varias
nacionalidades, que se constituye así en nación. La necesidad de un
conjunto de capitalistas de circunscribir violentamente un ámbito social y
físico adecuado para el cumplimiento óptimo del ciclo de acumulación de su
capital, en la medida en que representa e incluye a la necesidad que tiene
el resto de los miembros de la sociedad (específicamente los proletarios) de
cumplir su propio ciclo de reproducción económica; éste sería el motor
histórico de la "autodeterminación" como proceso de conformación de
los Estados modernos y de la creación —pensada ideológicamente como
"autodeterminación"— de sus respectivas naciones.
La autodeterminación proletaria y la
"autodeterminación" nacional se encontrarían, por lo tanto,
únicamente en un punto de divergencia. Los intereses capitalistas de todo el
conglomerado social —transformado en nación que construye, consolida y expande
un Estado— serian también intereses de la clase proletaria, pero sólo en la
medida en que deben perseguir la conquista de circunstancias económicas y
políticas —el desarrollo de las fuerzas productivas y el perfeccionamiento de
las instituciones democráticas— que son favorables para la transición hacia el
reordenamiento comunista. Es decir, sólo en la medida en que su sentido se
entrecruza con un sentido histórico que lo contradice: el sentido
anticapitalista de la autodeterminación revolucionaria del proletariado.
“Lejos de ignorar la presencia
irreductible de la sustancia nacional en la composición del comportamiento
proletario revolucionario, y lejos también de aceptar, como la generalidad de
los socialistas, la forma burguesa de concebir tal presencia, Rosa Luxemburgo
la analiza críticamente.”
La clara
distinción entre la autodeterminación proletaria y esta modalidad indirecta y
mistificada de la autodeterminación nacional, la "autodeterminación"
de la nación estatal, le permite a Rosa Luxemburgo avanzar hacia un análisis
más concreto de ese punto conflictivo, de encuentro y divergencia, en que las
dos entran en contacto.
Según Rosa
Luxemburgo, en la época del imperialismo es necesariamente restringido el
número de los conglomerados nacionales a los que el desarrollo y la expansión
mundial del capitalismo puede convertir en naciones
"autodeterminadas" como Estados independientes, realmente soberanos.
En estos contados casos, la "defensa
de la autodeterminación nacional" no es otra cosa que el fortalecimiento
de la base de sustentación de un Estado en proceso de convertirse en potencia
imperialista o de consolidarse como tal en la competencia con otros similares. Para el proletariado, colaborar en
esta "autodeterminación" significa, en primer lugar, pagar las ventajas económicas reales
y las ilusorias ventajas políticas que resultan de los triunfos de
"su" economía y de "su" Estado, con una segunda "complicidad"
con los capitalistas connacionales. La "complicidad" que lo
compromete en el proceso de su propia explotación queda ratificada y sellada
por otra, que lo compromete en la explotación imperialista de otros
conglomerados nacionales. Pero significa también, en segundo lugar, pagar la desigualdad colonialista,
apoyada por él para las relaciones exteriores, con una necesaria
reinteriorización de la misma, que
destruye las pretensiones de igualdad comunista y la vitalidad de su propia
nación.
En el caso
de las nacionalidades no "elegidas" por el desarrollo capitalista
para servir de sustrato a los centros políticos imperialistas, la lucha de sus clases capitalistas por
"autodeterminarlas" como Estados independientes y soberanos está, en
mayor o menor medida, destinada al fracaso. Es, sin embargo, un intento
siempre renovado que les impone, más aún que en el caso de los Estados
centrales, el proyecto definitorio de su vida económica y política. Para el
proletariado, adoptar esta lucha incuestionadamente como suya significa que
debe forzarse a justificar el pacto de
"complicidad" en la explotación que sufre con el recurso a
la necesidad de llevar a cabo una tarea histórica —la de dar soberanía efectiva
a "su" Estado nacional— que
se cumple siempre, necesariamente, a medias, y siempre en favor de sus
explotadores, por lo que se le vuelve cada vez más ajena. Significará
—incluso en los casos en que puede ser retribuido económica o políticamente por
su papel protagónico en defensa de la nación— la obligación repetida de
disminuir y postergar sus exigencias clasistas radicales, en provecho de los
intereses "nacionales" supraclasistas.
Es en referencia a esta doble
situación del proletariado en calidad de copartícipe en la
"autodeterminación" capitalista de la nación como Estado —como Estado
imperialista o como Estado subordinado— que Rosa Luxemburgo desarrolla su examen de las
posibilidades de incluir de manera orgánica en la estrategia política
socialista la dimensión específicamente nacional del carácter revolucionario
del proletariado. Para Rosa Luxemburgo, esta dimensión nacionalista de la
estrategia revolucionaria sólo puede hacerse presente dentro de lo que es el
horizonte concreto de posibilidades de fortalecimiento objetivo y por tanto de
autodeterminarse que prevalece para el proletariado dentro de la situación
prerrevolucionaria de la lucha de clases en el capitalismo. Este horizonte
articula todo el conjunto de vías de enfrentamiento revolucionario contra el
mundo capitalista en torno a una lucha central: la que persigue, dentro todavía
de los marcos de la institucionalidad burguesa, la refuncionalización de la
democracia formal, necesaria para la reproducción social capitalista, mediante
núcleos de democracia real, prefiguradores de la institucionalidad socialista.
Intervenir favorable pero críticamente en la democratización de la vida
económica y política burguesa, haciendo que este proceso la modifique al
integrar en ella mecanismos en los que se acepten los intereses específicos de
la clase obrera, tal es la veta central de la actividad socialista destinada a
fortalecer las posiciones del proletariado y su autodeterminación. Y, para Rosa
Luxemburgo, esta intervención crítica en la democratización, cuando llega a
extenderse hasta abordar el problema de los aspectos particulares del proceso
concreto de reproducción del sujeto social, de las comunidades espontáneamente
constituidas de productores y consumidores, lleva el nombre de lucha por el
autogobierno del país (Landesselbstverwaltung).
La
modificación de la democracia formal burguesa mediante gérmenes de democracia
real proletaria implica la necesidad de fomentar la legislación, la
administración y el control de determinados procesos particulares de la vida
social concreta (de la cultura material y espiritual, de la instrucción
pública, de las relaciones jurídicas, de los servicios municipales y regionales,
de ciertas industrias agrícolas, forestales, mineras, de transporte, etcétera),
por parte de los conglomerados humanos inmediatamente involucrados en su
realización. Esta necesidad, específicamente proletaria, de fomentar el
autogobierno del país históricamente dado y técnicamente unificado es una
exigencia que ocasionalmente puede coincidir con las necesidades de
"autodeterminación" de la nación estatal capitalista —sobre todo
cuando ella incluye la necesidad de desarrollar ciertos aspectos de la productividad
del trabajo social—, pero que se distingue de ellas y las contradice
esencialmente: su objetivo último al perseguir que los productores y
consumidores directos de la riqueza material y espiritual determinen los
mecanismos particulares, técnicos y sociales, según los cuales se produce y
consume la riqueza, su objetivo último no es el incremento abstracto de la
riqueza capitalista "nacional", sino el perfeccionamiento concreto de
las condiciones de vida del sujeto social en cuanto tal. En el marco de esta
lucha socialista por el autogobierno local del país, Rosa Luxemburgo llega a
ubicar la posibilidad de una lucha nacionalista del proletariado. Si la
consigna de la "autodeterminación" nacional es esencialmente ajena y
sólo circunstancialmente compatible con los intereses proletarios, este no es
el caso de aquella que postula la defensa de la nacionalidad o de las
nacionalidades en las que adquiere concreción histórica el proletariado. Por el
contrario, se revela como el contenido básico de aquella perspectiva de la
estrategia socialista que, al perseguir la democratización real de la vida
política en el capitalismo, llega a plantear la necesidad de autodeterminación proletaria —como necesidades de
autogobierno local del país— en el terreno de la lucha por la defensa del
proceso concreto de reproducción social frente a las deformaciones que le
impone el proceso de acumulación del capital.
“En la autonomía nacional,
comprendida como parte orgánica de la estrategia comunista, Rosa Luxemburgo
llega a reconocer la compatibilidad profunda de aquellos dos impulsos
movilizadores de las masas: el impulso conservador, de la sociedad en
tanto que nación, y el impulso revolucionario de la sociedad en tanto
que proletariado.”
La opresión
de la nacionalidad como carácter cualitativo específico del sujeto social es un
fenómeno que tiene lugar necesariamente en todos los espacios dominados por el
capitalismo; de manera más directa y agobiante en el caso de las nacionalidades
sometidas o que sólo pueden aspirar a ser naciones de Estados subordinados,
pero también, de manera más sutil y por ello más decisiva, en el caso de las
nacionalidades que parecen haberse autoafirmado al constituir naciones de
Estados imperialistas. Y es en esta opresión de la nacionalidad donde se
refleja de manera más directa, tanto en los pormenores como en el conjunto de
la experiencia vital de los obreros, el carácter esencialmente destructivo
—descrito por la famosa "ley de la
acumulación capitalista" en El capital de Marx— que
tiene el modo capitalista de reproducción de la riqueza social respecto del
sujeto social que debe reproducirla así para poder él reproducirse a sí mismo.
La lucha
por lo que Rosa Luxemburgo denomina autonomía nacional, por la
capacidad de las sociedades reales —que tienen siempre una dimensión nacional
en su existencia— para determinar las formas concretas de su vida de acuerdo a
su cultura material y espiritual específica, constituye así el componente más
elemental y al mismo tiempo más totalizador de los múltiples que confluyen en
la impugnación radical que hace el proletariado del sistema de vida social
impuesto por el capitalismo. En la
autonomía nacional, comprendida como parte orgánica de la estrategia comunista,
Rosa Luxemburgo llega a reconocer la compatibilidad profunda de aquellos dos impulsos movilizadores de las
masas, que aparecen contrapuestos al socialismo reformista y que unificados
por la política del capital acabaron por dar origen a la gran contrarrevolución
nacional-socialista: el impulso conservador, de la sociedad en tanto que
nación, y el impulso revolucionario de la sociedad en tanto que proletariado.
Defender la autonomía nacional no significa frenar la autodeterminación
proletaria en provecho de intereses ajenos a ella, sino al contrario
continuarla bajo la forma de una reivindicación de aquel contenido
"histórico-moral" que Marx reconoció como elemento sintetizador de la
identidad concreta del obrero y que es lo primero que al capitalista le
interesa desconocer, en la medida en que es un contenido
"encarecedor" de la mercancía fuerza de trabajo que él adquiere.
Tampoco significa fomentar la cohesión de un proletariado nacional en detrimento
del desarrollo de su internacionalismo. La lucha por la autonomía nacional,
lejos de conducir indefectiblemente al enfrentamiento irreductible de los
distintos conglomerados nacionales —como
lo hace la lucha que persigue la "autodeterminación" estatal de la
nación—, no sólo permite sino incluso exige la colaboración de cada uno de
ellos en la liberación de todos los demás. Le
demuestra prácticamente al proletariado que su enemigo connacional, la clase
capitalista, sólo es compatriota suyo cuando lo que se defiende
frente al extranjero es una nación que existe como disminución represiva y
explotadora de su nacionalidad.
Si hay un
mérito que no se le puede negar al intento luxemburguiano de plantear la "cuestión nacional" dentro de la
necesaria vía de concretización del esquema teórico sobre la revolución
comunista, es el de haber establecido una distinción que se vuelve cada vez más
indispensable en el análisis de las condiciones concretas de su lucha por parte
de los revolucionarios marxistas: la distinción entre dos modos de existencia
radicalmente diferentes de la entidad nacional. De acuerdo al primero, la
nación sería el conjunto de los productores-consumidores de la riqueza concreta
en tanto que conglomerado social que es doble y conflictivamente
anticapitalista: conservador de las formas heredadas de su sistema específico
de reproducción y al mismo tiempo introductor de transformaciones interiores de
las mismas, enfrentado a la acción destructiva que sobre unas y otras lleva a
cabo la organización de la vida social dirigida hacia la acumulación del
capital. De acuerdo al segundo, la nación sería el conjunto de los
productores-consumidores de la riqueza en abstracto en tanto que sociedad de
propietarios privados comprometidos en la empresa de mantener un Estado capaz
de garantizarles el incremento de sus capitales. La toma de posición de Rosa
Luxemburgo en favor de la "autonomía nacional" y en contra de la
"autodeterminación nacional" es sólo una de las derivaciones
políticas revolucionarias que es posible elaborar a partir de su distinción
conceptual entre estos dos "modos de
nación". Muchas otras parecen ser posibles; algunas se han esbozado ya
y se esbozan en las muy variadas situaciones en que la lucha de clases
contemporánea debe atravesar por la densidad nacional de la realidad concreta.
[1979]
REFERENCIAS
* ^ Publicado originalmente como prólogo
a las Obras escogidas de Rosa Luxemburgo, ed. Era, México
1978.
Obras escogidas Tomo I Rosa
De Luxemburgo, Ediciones Era
http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo_ii
http://bolivare.unam.mx/ensayos
...........................................................
Rosa Luxemburgo Obras escogidas
Tomo I
Prólogo y selección de
Bolívar Echeverría
http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa1.pdf
Rosa Luxemburgo Obras escogidas
Tomo II
Prólogo y selección de
Bolívar Echeverría
http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa2.pdf
Rosa Luxemburgo Obras escogidas
Tomo III
Introducción Mary Alice Water
http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa3.pdf
Rosa
Luxemburgo Obras escogidas
Índice
Introducción. 4
Mary Alice Water
Reforma o revolución. 37
La crisis socialista en Francia.
99
Estancamiento y progreso del marxismo.
114
Problemas organizativos de la socialdemocracia. 120
El socialismo y las iglesias. 139
Huelga de masas, partido y sindicatos.
160
¿Qué es la Economía? 226
Utopías pacifistas 258
El folleto Junius: la crisis de la socialdemocracia alemana. 265
El espíritu de la literatura rusa: la vida de Korolenko 346
La Revolución Rusa 374
Contra la pena capital 407
Discurso
ante el congreso de fundación del Partido Comunista Alemán y
aquí. 411
Apéndice
A: Acerca del Folleto Junius por V.I. Lenin 439
V.I. Lenin: Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo un águila
Apéndice
B: De “Notas de un periodista” por V.I. Lenin 452
Apéndice
C: Fuera de las manos de Rosa Luxemburgo por León Trotsky 453
Apéndice
D: Luxemburgo y la Cuarta Internacional por León Trotsky 463
https://www.elsoca.org/pdf/libreria/Rosa%20Luxemburgo%20-%20Obras%20escogidas.pdf
Rosa
Luxemburgo Obras escogidas
https://www.prd.org.mx/libros/documentos/libros/Obras-escogidas-luxemburgo.pdf
Obras
Escogidas de Rosa Luxemburg en castellano
http://grupgerminal.org/?q=node%2F449
Ediciones Espartaco Internacional
http://grupgerminal.org/?q=node/743
Mary Alice Water
https://www.marxists.org/espanol/tematica/mujer/autores/waters/index.htm
Mary Alice Water
1973.07.05
La revolución socialista y la lucha por la liberación de la mujer
http://grupgerminal.org/?q=node/1762
Archivo
marxista de Internet
Índice en
diferentes idiomas cruzados
https://www.marxists.org/xlang/index.htm
Archivo
marxista
En español
Rosa Luxemburgo 1871 - 1919
https://www.marxists.org/espanol/luxem/index.htm
En inglés Rosa
Luxemburgo 1871 - 1919
https://www.marxists.org/archive/luxemburg/index.htm
En alemán Rosa
Luxemburgo 1871 – 1919
https://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/index.htm
En francés Rosa
Luxemburgo 1871 – 1919
https://www.marxists.org/francais/luxembur/livres.htm
Obras
Escogidas de Rosa Luxemburg en castellano
En
defensa de Rosa Luxemburg, por Clara Zetkin
- 1893. El año 1793
- 1902. La causa de la derrota
- 1902. Una cuestión de táctica
- 1902. Y por tercera vez el experimento belga
- 1906.09.15 Huelga de masas, partido y sindicatos
- 1908. El Estado-nación y el proletariado
- 1908. El problema de las nacionalidades en el Cáucaso
- 1910. La teoría y la praxis
- 1910. ¿Desgaste o lucha?
- 1910. ¿Y después qué?
- 1910.08.30 Resolución sobre España del Octavo Congreso de la
Internacional Socialista, Copenhague 1910
- 1912. Anarquistas, socialdemócratas y huelga general
- 1912. El voto femenino y la lucha de clases
- 1913. La acumulación del capital
- 1913. La acumulación del capital. Crítica de las críticas
- 1914-1918. Programa de la Liga Spartakus y otros escritos
- 1915.00.00 El folleto de Junius. La crisis de la socialdemocracia
- 1915.02.00 La reconstrucción de la Internacional [Socialista]
- 1916-1917. Introducción a la economía política
- 1916.01.01 [Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia
internacional]
- 1916.03.19 Resolución del Grupo Internacional (Liga Espartaco) sobre
tareas diputados socialdemócratas para acabar con la guerra
- 1918. La socialización de la sociedad
- 1918.00.00 Sobre la revolución rusa
- 1918.12.31 Programa del Partido Comunista Alemán-Liga Espartaco,
1918
- 1919. ¡A pesar de todo! (Trotz alledem!)
- 1919.01.01 Nuestro Programa y la situación política
http://grupgerminal.org/?q=node%2F449
Más de 500
libros, la mayoría relacionados con el marxismo y algunos otros de interés
general, desde autores clásicos hasta contemporáneos.
https://proletarios.org/biblioteca.php
Listado alfabético de obras de la biblioteca virtual, de la editorial
Omegalfa, para descargar.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2014/05/listado-alfabetico-de-obras-de-la.html
Carlos Marx, Federico Engels y Rosa Luxemburgo LOS NACIONALISMOS CONTRA
EL PROLETARIADO
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/carlos-marx-federico-engels-y-rosa.html
Los
nacionalismos contra el proletariado Carlos Marx Federico Engels, libro
de 151 páginas
Ernest Mandel. Rosa Luxemburg y la socialdemocracia alemana
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/ernest-mandel-rosa-luxemburg-y-la.html
Ernest Mandel
https://es.wikipedia.org/wiki/Ernest_Mandel
Archivo Ernest Mandel (1923 -
1995)
https://www.marxists.org/espanol/mandel/index.htm
Michael Löwy: EL MARXISMO OLVIDADO (R. Luxemburg, G. Lukács)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/michael-lowy-el-marxismo-olvidado-r.html
El marxismo
olvidado (R. Luxemburg, G. Lukács) – Michael Löwy
Descarga (PDF)
Filosofía Política
http://espai-marx.net/elsarbres/review/el-marxismo-olvidado-r-luxemburg-g-lukacs-michael-lowy/
El marxismo
olvidado (R. Luxemburg, G. Lukács) – Michael Löwy
http://espai-marx.net/elsarbres/wp-content/uploads/2020/02/lowy.pdf
Documentos complementarios
Caricatura de Rosa Luxemburgo por Helios Gómez
Galería de Helios Gómez, el dibujante soldado 1905-1956
http://www.heliosgomez.org/suobra.htm
35 Webs y blogs en español imprescindibles para la clase trabajadora
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/08/35-webs-y-blogs-en-espanol.html
Gastón Caligaris. Revisitando el debate marxista sobre el ‘derrumbe’ del
capitalismo. Una crítica metodológica, abril 2018. Debate marxista sobre la
acumulación del capital y el imperialismo.
31 de julio de 2019
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/07/gaston-caligaris-revisitando-el-debate.html
Rosa Luxemburgo. Introducción a la economía política (1916-1917)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-introduccion-la.html
Rosa Luxemburgo. ¿Qué es la Economía? (Bibliografía complementaria)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-que-es-la-economia.html
Rosa Luxemburgo: Sufragio femenino y lucha de clases (1912), La mujer
proletaria (1914). Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/rosa-luxemburgo-sufragio-femenino-y.html
Buceando en la resolución reaccionaria anticomunista del Parlamento
Europeo, que amenaza con ilegalizar la ideología comunista. Crítica del Libro
negro del comunismo: crímenes, terror, represión. Los procesos de Moscú y el
proceso de Moscú en la España republicana. (1936-1939)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/11/buceando-en-la-resolucion-reaccionaria_8.html
Daniel Bensaïd Comunismo y estalinismo Una respuesta al libro negro del
comunismo
https://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/04/daniel-bensaid-comunismo-y-estalinismo.html
Bibliografía imprescindible sobre la concepción marxista del poder (En
Francia - Rusia- Alemania-España)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/11/bibliografia-imprescindible-sobre-la.html
Circular anticomunista del Fiscalía General del Estado considera delito
la incitación al odio hacia los nazis, protege a colectivos nazis a través de
la figura penal de los delitos de odio.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/11/circular-anticomunista-del-fiscalia.html
Segunda campaña de difamaciones y
calumnias contra el POUM, indirectamente a través George Orwell por escribir
contra el estalinismo
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/10/segunda-campana-de-difamaciones-y.html
Monográfico sobre el P.O.U.M., un partido marxista revolucionario,
reprimido por Stalin y los estalinistas y criticado por Trotsky y los
trotskistas
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/10/monografico-sobre-el-poum-un-partido.html
Anton Pannekoek. Lucha de clase y nación 1912 (Contra el nacionalismo,
contra el imperialismo y la guerra: ¡revolución proletaria mundial!)
26 de abril de 2019
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/anton-pannekoek-lucha-de-clase-y-nacion.html
Rosa Luxemburgo: Sufragio femenino y lucha de clases (1912), La mujer
proletaria (1914). Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902
3 de abril de 2019
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/rosa-luxemburgo-sufragio-femenino-y.html
Voto de
mujer
1902:
Cuestión de táctica (en HTML | en PDF)
https://www.marxists.org/espanol/luxem/index.htm
Rosa Luxemburgo. Introducción a la economía política (1916-1917
20 de marzo de 2019
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-introduccion-la.html
Rosa Luxemburgo. ¿Qué es la
Economía? (Bibliografía complementaria)
11 de marzo de 2019
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-que-es-la-economia.html
Rosa Luxemburgo: Debate sobre la huelga política de masas en Bélgica y
Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906
30 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-debate-sobre-la-huelga_30.html
Rosa luxemburg: Una acción importante y estatal. (26 de noviembre de
1905) Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 quinta parte
30 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-una-accion-importante-y.html
Rosa Luxemburg: La huelga política
de masas (Discurso, 14 de noviembre de 1905). Debate sobre la huelga política
de masas 1905 – 1906 cuarta parte.
30 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-la-huelga-politica-de.html
Rosa Luxemburgo. Discurso, Política mundial y huelga de masas. 7 de
noviembre de 1905. Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 tercera
parte.
30 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-discurso-politica.html
Rosa Luxemburg. Revolución y huelga
de masas (Discurso en el Congreso del Partido del SPD (Socialdemócrata de
Alemania) en Jena, 22 de septiembre de 1905) Debate sobre la huelga política de
masas 1905 – 1906 segunda parte.
30 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-revolucion-y-huelga-de.html
Rosa Luxemburg. Los debates en Colonia. (30/31 de mayo de 1905) Debate
sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 primera parte.
30 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-los-debates-en-colonia.html
Rosa Luxemburgo: Debate sobre la
huelga política de masas en Bélgica
29 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-debate-sobre-la-huelga.html
Rosa Luxemburg: El experimento
belga. Una serie de artículos del 15, 16 y 18 de mayo de 1913. Bélgica (huelga
de masas) parte XI
29 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-experimento-belga-una.html
Rosa Luxemburg: Golpe a golpe (29 de junio de 1912) Bélgica (huelga de
masas) parte X
28 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-golpe-golpe-29-de-junio.html
Rosa Luxemburg. Y por tercera vez
el experimento belga. (14 de mayo de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte IX
28 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-y-por-tercera-vez-el.html
Émile Vandervelde: El experimento
belga de nuevo (30 de abril de 1902) Bélgica (huelga de masas) parte VII
28 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/emile-vandervelde-el-experimento-belga.html
Rosa Luxemburg. El experimento belga (26 de abril de 1902). Bélgica
(huelga de masas) parte VII
27 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-experimento-belga-26.html
Rosa luxemburg: La causa de la
derrota (22 de abril de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte VI
27 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-experimento-belga-26.html
Rosa Luxemburg: ¡Sin impuestos! o
¡Sin timón! (21 de abril de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte V
27 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-sin-impuestos-o-sin.html
Rosa Luxemburg: El tercer acto. 14
y 15 de abril de 1902.Bélgica (huelga de masas) parte IV
27 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-tercer-acto-14-y-15.html
Rosa Luxemburg: Saltos de la táctica (9 de abril de 1902). Bélgica
(huelga de masas) parte III
27 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-saltos-de-la-tactica-9.html
Rosa Luxemburgo. Cuestión de
táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902. Bélgica (huelga de masas) parte II
27 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-cuestion-de-tactica.html
Rosa Luxemburg: La lucha contra el
socialismo en Bélgica (febrero de 1895). Bélgica (huelga de masas) parte I
26 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-la-lucha-contra-el.html
Rosa Luxemburgo. Proyecto de
Resolución presentada en el congreso de Jena de 1913. (Sobre la huelga de
masas)
22 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-proyecto-de-resolucion.html
Agosto Bebel. El socialismo y la
huelga general en Alemania. (1905) Congreso de Jena
22 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/agosto-bebel-el-socialismo-y-la-huelga.html
Rosa Luxemburgo. Anarquistas,
socialdemócratas y huelga general (17 de abril de 1912)
20 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-anarquistas.html
Rosa Luxemburg. ¿Desgaste o lucha?
1910 (27 de mayo y 3 de junio)
20 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-desgaste-o-lucha-1910-27.html
Rosa Luxemburg. ¿Y después qué?
marzo de 1910(redactado en febrero)
20 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-y-despues-que-marzo-de.html
Rosa Luxemburg. Teoría y práctica
[Una polémica contra la teoría del camarada Kautsky de la huelga de masas]
(1910)
20 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-teoria-y-practica-una.html
“Dos mundos” y la tradición socialista/
Rolando Astarita [Blog]
18 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/dos-mundos-y-la-tradicion-socialista.html
Luise Kautsky Introducción a Rosa
Luxemburg: Cartas a Karl y Luise Kautsky de 1896 a 1918 y Postdata y Apéndice.
1919
18 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/luise-kautsky-introduccion-rosa.html
Friedrich Engels. Contribución a la crítica del Proyecto de Programa
Socialdemócrata de 1891 (debate sobre el Programa de Erfurt)
12 de diciembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/friedrich-engels-contribucion-la.html
Franz Pfempfert. La Enfermedad
Infantil de Lenin. . .y la Tercera Internacional
26 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/franz-pfempfert-la-enfermedad-infantil.html
Herman Gorter. Carta abierta al
camarada Lenin (1920). [Respuesta al folleto de Lenin "El izquierdismo,
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25 de noviembre de 2018
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Recuperar la teoría de la praxis.
La cuestión sindical en la tradición marxista
22 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/recuperar-la-teoria-de-la-praxis-la.html
V. I. Lenin. El imperialismo y la
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22 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/v-i-lenin-el-imperialismo-y-la-escision.html
Vladimir Ilich Lenin. La enfermedad
infantil del “izquierdismo” en el comunismo. 1920
20 de noviembre de 2018
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Andreu Nin. Los Soviets: Su origen, desarrollo y funciones (1932)
19 de noviembre de 2018
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V. I. Lenin. Acerca del
infantilismo "izquierdista" y del espíritu pequeñoburgués. 1918
15 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/v-i-lenin-acerca-del-infantilismo.html
Paul mattick. Luxemburgo contra
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11 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/paul-mattick-luxemburgo-contra-lenin.html
8 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/el-desafio-de-rosa-luxemburgo.html
Rosa Luxemburgo: Una heroína de la
revolución. Hannah Arendt
8 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/rosa-luxemburgo-una-heroina-de-la.html
Teoría Marxista del Partido Político. II (Problemas de Organización)
Lenin, Rosa Luxemburgo, Georg Lukás
7 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/teoria-marxista-del-partido-politico-ii.html
Daniel Bensaïd y Samy Naïr. El problema de la organización. Lenin y Rosa
Luxemburgo
7 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/daniel-bensaid-y-samy-nair-el-problema.html
María José Aubet. El «último error»
de Rosa Luxemburg
1 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/maria-jose-aubet-el-ultimo-error-de.html
María José Aubet. Rosa Luxemburg en
el movimiento revolucionario y en la II Internacional: sus críticas a Lenin y a
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1 de noviembre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/maria-jose-aubet-rosa-luxemburg-en-el.html
Diego Guerrero Jiménez. Sobre la
cuestión nacional y los nacionalistas.
31 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/diego-guerrero-jimenez-sobre-la.html
Michael Löwy: EL MARXISMO OLVIDADO
(R. Luxemburg, G. Lukács)
25 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/michael-lowy-el-marxismo-olvidado-r.html
Rosa Luxemburg: Cartas de prisión
(1918)
25 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburg-cartas-de-prision-1918.html
Rosa Luxemburgo: Cartas de Amor
24 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburgo-cartas-de-amor.html
Biografía gráfica de Rosa
Luxemburgo
24 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/biografia-grafica-de-rosa-luxemburgo.html
Leo Jogiches: Una carta de prisión
a Sophie Liebknecht del 7 de septiembre de 1918
24 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/leo-jogiches-una-carta-de-prision.html
Ernest Mandel. Rosa Luxemburg y la
socialdemocracia alemana
24 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/ernest-mandel-rosa-luxemburg-y-la.html
Rosa Luxemburgo: Guerra a la guerra
22 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburgo-guerra-la-guerra.html
Rosa Luxemburg: Reconstruyendo la
Internacional (1915)
22 de octubre de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburg-reconstruyendo-la.html
Rosa Luxemburgo: La acrobacia programática de los socialpatriotas (1902).
Rosa Luxemburgo: La cuestión nacional (sexta parte)
24 de enero de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/rosa-luxemburgo-la-acrobacia.html
Rosa Luxemburgo: La memoria del "Proletariado" 1903. Rosa
Luxemburgo La cuestión nacional (quinta parte)
21 de enero de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/rosa-luxemburgo-la-memoria-del.html
Rosa Luxemburgo En defensa de la nacionalidad (1900). Lenin El orgullo
nacional de los rusos 1914. Rosa Luxemburgo La cuestión nacional (cuarta
parte)
18 de enero de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/rosa-luxemburgo-en-defensa-de-la.html
Carlos Marx, Federico Engels y Rosa Luxemburgo LOS NACIONALISMOS CONTRA
EL PROLETARIADO
11 de enero de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/carlos-marx-federico-engels-y-rosa.html
[Libro] Raya Dunayevskaya Rosa Luxemburgo La liberación femenina y la
filosofía marxista de la Revolución
1 de diciembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/12/libro-raya-dunayevskaya-rosa-luxemburgo.html
[Libro] Raya Dunayevskaya Rosa Luxemburgo La liberación femenina y la
filosofía marxista de la Revolución
https://praxisenamericalatina.org/wp-content/uploads/2019/11/Rosa-Luxemburgo.pdf
Rosa
Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución
Raya Dunayevskaya
http://rosalux.org.mx/sites/default/files/node_gallery/rosa_luxemburgo_por_dunayevskaya.pdf
Georges Haupt Los marxistas frente a la cuestión nacional: La historia
del problema. Rosa Luxemburgo La cuestión nacional (tercera parte)
28 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/georges-haupt-los-marxistas-frente-la.html
Discurso de Dionisio Inca Yupanqui en las Cortes de Cádiz. 16 de
diciembre 1810
27 de noviembre de 2017
Un pueblo que oprime a otro no puede
ser libre.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/discurso-de-dionisio-inca-yupanqui-en.html
Texto que
critica V.I. Lenin, en su obra. V. I. El derecho de las naciones a la
autodeterminación. Escrito: Entre febrero y mayo de 1914
Rosa Luxemburgo La cuestión
nacional y la autonomía (1909) (segunda
parte)
26 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-la-cuestion-nacional.html
Rosa Luxemburgo. 5. La cuestión nacional y la autonomía (1908)
26 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-5-la-cuestion-nacional.html
Rosa Luxemburgo La cuestión polaca en el Congreso Internacional en
Londres (1896)
26 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-la-cuestion-polaca-en.html
Rosa Luxemburgo 4. Centralización y autonomía
25 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-4-centralizacion-y.html
Rosa Luxemburgo. 3. Federación, centralización y particularismo (1909)
25 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-3-federacion.html
Rosa Luxemburgo 2. El Estado-nación y el proletariado (1909)
25 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-2-el-estado-nacion-y-el.html
Rosa Luxemburgo. 1. El derecho de las naciones a la autodeterminación
(1909
24 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-1-el-derecho-de-las.html
Rosa Luxemburgo El estado-nación y el proletariado
24 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-el-estado-nacion-y-el.html
El origen
del derecho de autodeterminación de Lenin es desde el 1903
Rosa Luxemburgo y la cuestión nacional (primera parte)
23 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-y-la-cuestion-nacional.html
Textos sobre la cuestión nacional (Rosa Luxemburgo) Ediciones de la
Torre 1977
Textos sobre la cuestión nacional (Rosa Luxemburgo) Ediciones de la
Torre 1977
Rosa Luxemburgo Cuestiones organizativas de la socialdemocracia rusa
[¿Leninismo o marxismo?] (1904)
Problemas
organizativos de la Socialdemocracia
15 de noviembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-cuestiones.html
Rosa Luxemburgo. Liebknecht
25 de septiembre de 2017
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/09/rosa-luxemburgo-liebknecht.html
Rosa Luxemburgo. El folleto Junius: La crisis de la socialdemocracia
alemana. 1915
14 de diciembre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/12/rosa-luxemburgo-el-folleto-junius-la.html
Rosa Luxemburgo. Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia de la
internacional (1916)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-tesis-sobre-las-tareas.html
Rosa Luxemburgo. La Huelga de masas, partido político y los sindicatos
(1906)
8 de diciembre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/12/rosa-luxemburgo-la-huelga-de-masas.html
Rosa Luxemburgo. La Revolución en Alemania de noviembre de 1918 y la
Revolución en Rusia de octubre de 1917
15 de noviembre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-la-revolucion-en.html
Rosa
Luxemburgo y la revolución alemana
Rosa Luxemburgo. Discurso ante el congreso de formación del Partido
Comunista Alemán
13 de noviembre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-discurso-ante-el.html
Sobre la Cuestión nacional
Rosa Luxemburgo. Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia
internacional (1916)
8 de noviembre de 2016
El pensamiento de Rosa Luxemburgo. Antología a cargo de Mª José Aubet
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-tesis-sobre-las-tareas.html
J. Peter Nettl. Rosa Luxemburgo
5 de noviembre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/j-peter-nettl-rosa-luxemburgo.html
[Libro] J.P. Nettl, Rosa Luxemburgo (México, Ediciones
Era, 1974. 622 pág.
https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/3812128/mod_resource/content/2/%C2%B4Rosa%20Luxemburgo.pdf
Claudio Albertani. La tragedia de León Trotsky
1 de noviembre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/claudio-albertani-la-tragedia-de-leon.html
Rosa Luxemburgo. El Programa de Espartaco. ¿Qué quiere la Liga Espartaco?
Nuestro programa y la situación política 1918
26 de octubre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-el-programa-de.html
Programa de la Liga Spartakus y otros
escritos Rosa Luxemburg
Índice
En memoria
del partido “proletario”. 1903
Militarismo,
guerra y clase obrera.
Los objetivos
de Spartakus (programa de la Liga Spartakus)
(Notas sobre la guerra, la cuestión nacional y
la revolución) 1918
http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2015/09/programa-de-la-liga-spartakus-y-otros.html
(Notas o
fragmentos sobre la guerra, la cuestión
nacional y la revolución). 1918
Rosa
Luxemburg
Mientras el
odio de clase contra el proletariado y su revolución social que amenaza con
inminencia se ha convertido en la norma orientadora absoluta para todo el hacer
o dejar de hacer de las clases burguesas, para su programa de paz y su política
futura, ¿qué hace el proletariado internacional? ¡Completamente ciego ante las
lecciones de la revolución rusa, olvidando el abc del socialismo, persigue el mismo programa de paz que la
burguesía! ¡lo adopta como su propio programa! ¡Viva Wilson y la Sociedad de
Naciones! ¡Viva la autodeterminación nacional y el desarme! Ésta es
ahora la bandera bajo la que de repente se agrupan los socialistas de todos los
países, junto con los gobiernos imperialistas de la Entente, con los partidos
más reaccionarios, los arribistas socialistas-gubernamentales, los socialistas
de pantano oposicionistas “fieles a los principios”, los pacifistas burgueses,
los utópicos pequeñoburgueses, los Estados nacionalistas de reciente
constitución, los imperialistas alemanes en bancarrota, el Papa, los verdugos
finlandeses del proletariado revolucionario, los sicarios ucranianos pagados por
el militarismo alemán.
En Polonia,
los Daszynskis, en estrecha unión con los nobles de Galitzia y con la gran
burguesía de Varsovia; en la Austria alemana, los Adler, Renner, Otto Bauer y
Julius Arm, mano a mano con los social-cristianos, los agrarios y los
nacionales-alemanes, en Bohemia, los Soukup y Nemec formando en cerrada falange
con todos los partidos burgueses: ¡qué conmovedora conciliación general de las
clases! Y por encima de toda esta embriaguez nacional, la bandera internacional
de la paz. En todas partes, los socialistas les sacan las castañas del fuego a
la burguesía, ayudan con su crédito y su ideología a salvar y cubrir la
bancarrota moral de la sociedad burguesa, ayudan a renovar y a consolidar el
dominio de clase de la burguesía.
Y la primera
consagración práctica de esta untosa política es el aplastamiento de la
revolución rusa y la desmembración (?) de Rusia.
Es la misma
política que el 4 de agosto de 1914 sólo que, ante el espejo cóncavo de la paz,
puesta cabeza abajo. La capitulación en la lucha de clases y la alianza con las
burguesías nacionales respectivas con vistas a una matanza recíproca en la
guerra se convierten en un acuerdo internacional a escala mundial por una “paz
mediante el entendimiento”. Todo acaba en lo más vulgar, en lo más banal, en un
cuento de niñera, en una historia rosa de cine: de pronto, el capital ha
desaparecido, los antagonismos de clase se han esfumado. Desarme, paz,
democracia, armonía de las naciones. La fuerza se inclina ante el derecho, el
débil no es pisoteado. En lugar de cañones, Krupp producirá… lucecitas para
Navidad; la ciudad americana Gari (?) se va a transformar en un jardín de
infancia Fröbel. Arca de Noé donde el cordero pasta tranquilamente al lado del
lobo, donde el tigre ronronea con los ojos entreabiertos como una gran gata
doméstica, mientras que el antílope le rasca con el cuerno detrás de la oreja y
el león y la cabra juegan a la gallina ciega. Y todo esto gracias a la fórmula mágica de Wilson, el presidente de
los multimillonarios americanos; todo esto con la ayuda de Clemenceau, Lloyd George y el príncipe Max van Baden ¡Desarme después de que Inglaterra y
América se han convertido en dos nuevos militarismos! Suministra el Japón.
Después de que la técnica se haya perfeccionado infinitamente. ¡Después de que
el capital financiero y armamentista se haya metido en el bolsillo a todos los
Estados a causa de la deuda pública! Después de que las colonias… sigan siendo
colonias. La idea de la lucha de clases capitula ante la idea nacional. Parece como si la armonía de las clases en
cada nación sea la premisa y el complemento de la armonía entre las naciones
que ha de salir de la guerra con la “Sociedad de Naciones”. Por el momento pinta nacionalismo. Por todas partes naciones
y nacioncitas proclaman sus derechos a la constitución de un Estado. Cadáveres putrefactos surgen de tumbas
centenarias, llenos de una nueva vida, y pueblos “sin historia” que nunca
habían constituido un Estado independiente sienten la imperiosa necesidad de
erigir su Estado. Polacos, ucranianos, rusos blancos, checos, yugoslavos,
diez nuevas naciones en el Cáucaso… los sionistas construyen ya su ghetto de
Palestina, de momento en Filadelfia…, en el Blockberg nacionalista es hoy la
noche de los Walpurgis.
Lleva una escoba,
lleva un bastón
Nunca volará
quien hoy no voló.
Pero el nacionalismo sólo es una fórmula. El
núcleo, el contenido histórico que se esconde detrás de ella es tan variado y
ramificado como vacía y estrecha es la fórmula de la “autodeterminación nacional” detrás de la que se oculta.
Como en todo
gran período revolucionario es ahora cuando se pasan las más diversas facturas,
viejas y nuevas, cuando se ajustan cuentas de todos los conflictos: en una
mezcla polícroma de restos anticuados del pasado con las más actuales
cuestiones del presente y con problemas del futuro que apenas han visto la luz.
El hundimiento de Austria y de Turquía es la última liquidación todavía, del
medioevo feudal, una adición al trabajo de Napoleón. En relación, sin embargo,
con el hundimiento y con la reducción de Alemania, es la bancarrota del
imperialismo más joven y más potente y de sus planes de dominación mundial
forjados durante la guerra. Al mismo tiempo representa sólo la bancarrota de un
método especial de dominación imperialista: el método de la reacción del este
del Elba y de la dictadura militar, del estado de sitio y de los métodos de
exterminio; es el hundimiento de la estrategia Trotha, transferida de los
hereros del desierto de Kalahari a Europa. El hundimiento de Rusia, desde un
punto de vista exterior y formal, fijándonos en sus resultados, la formación de
nuevos estados nacionales pequeños, y análogamente los hundimientos de Austria
y de Turquía, entrañan un problema opuesto: por una parte, capitulación de la política
proletaria a escala nacional ante el imperialismo, por otra, contrarrevolución
capitalista frente a la toma del poder por el proletariado.
Un
K(autsky), en su esquematismo pedante, de maestro de escuela, ve en esto el
triunfo de la “democracia”, de la cual el Estado nacional no sería sino simple
accesorio y forma de manifestarse. El vacuo formalista pequeño-burgués se
olvida, naturalmente, de mirar en el núcleo histórico interno, se olvida, en
tanto que experimentado guardián del templo del materialismo histórico, de que
“Estado nacional” y “nacionalismo” son en
sí cáscaras vacías en las que cada época histórica y las relaciones de clase de
cada país vierten su contenido material peculiar. En los años setenta, los
“Estados nacionales” alemán e italiano eran la consigna y el programa del
Estado burgués, del dominio de clase de la burguesía, cuya lucha apuntaba
contra el pasado feudal-medieval, el Estado patriarcal-burocrático y el
fraccionamiento de la vida económica. En Polonia, el “Estado nacional” era la
consigna tradicional de la oposición aristocrático-agraria y pequeñoburguesa
enfrentada al moderno desarrollo capitalista, una consigna que apuntaba
precisamente a los fenómenos modernos de la vida: tanto contra el liberalismo
burgués como contra su antípoda, el movimiento obrero socialista. En el Balcán,
en Bulgaria, Serbia y Rumania, el nacionalismo, cuya tremenda erupción marcó
las dos sangrientas guerras balcánicas como preludios de la guerra mundial, era
por una parte la expresión del desarrollo capitalista ascendente y del dominio
de clase burgués en todos esos países, expresión de los intereses
contradictorios, tanto de esas burguesías entre sí, como de los que estaban en
juego en el choque de sus tendencias de desarrollo contra el imperialismo austríaco.
Pero al mismo tiempo, el nacionalismo en esos estados, aun cuando en su esencia
no sea sino expresión de un capitalismo muy joven, todavía en germen, estaba y
sigue estando envuelto en toda la atmósfera general de las tendencias
imperialistas. En Italia el nacionalismo ya no es, por sus cuatro costados, más
que estandarte, con exclusividad, de apetitos puramente
imperialistas-coloniales. Este nacionalismo de la guerra de Trípoli y de las
apetencias albanesas se parece tan poco al nacionalismo italiano de los años
cincuenta y sesenta como el Sr. Sonnino a Giuseppe Garibaldi.
En la
Ucrania rusa el nacionalismo no fue hasta la revolución de octubre de 1917 en
Petersburgo nada, una insignificancia, una pompa de jabón, una humorada de unas
cuantas docenas de profesores y abogados que, por lo demás, en su mayoría ni
sabían hablar ucraniano. Después de la revolución bolchevique, se ha convertido
en la expresión de un interés muy real de la contrarrevolución
pequeño-burguesa, que apunta contra la clase obrera socialista. En India el
nacionalismo es la expresión de la burguesía indígena ascendente que aspira a
explotar autónomamente el país por su cuenta en vez de servir sólo de objeto de
la expoliación del capital inglés. Este nacionalismo, por consiguiente,
corresponde por su contenido social y por el nivel histórico en que se halla a
las luchas de emancipación de los Estados Unidos de América a comienzos del
siglo XVIII.
Vemos, pues,
que el nacionalismo refleja todo tipo de intereses, matices y situaciones
históricas imaginables: no es sino la cáscara ideológica; todo depende de cuál
sea el núcleo determinante.
La
momentánea explosión mundial general del nacionalismo esconde pues en su
interior la más polícroma confusión de intereses especiales y tendencias
diversas. Pero a través de todos estos intereses especiales corre marcando la
orientación el hilo rojo de un interés general engendrado por la peculiar
situación histórica que atravesamos: el interés común enfrentado a la
amenazante revolución mundial proletaria.
Al tener
como resultado el dominio de los bolcheviques, la revolución rusa ha puesto el
problema de la revolución social en el orden del día de la historia. Ha
agudizado al máximo y universalmente el conflicto de clases entre el capital y
el trabajo. De pronto ha abierto entre las dos clases un profundo abismo del
que surgen vapores volcánicos y llamas de fuego. De la misma manera que en su
época el levantamiento de junio del proletariado de París y la masacre de junio
dividieron en la práctica por vez primera a la sociedad burguesa en dos clases
contrapuestas entre las que no podía haber sino una sola ley, la lucha a vida o
muerte, así también el poder bolchevique en Rusia ha situado prácticamente a la
sociedad burguesa cara a cara con esa lucha final a vida o muerte. Ha
destrozado y eliminado el mito de una clase obrera domesticada con la que es
posible arreglarse pacíficamente, por las buenas; de un socialismo que no hace
sino fanfarronear con discursos teóricos inofensivos, pero que en la práctica
sigue fielmente el principio de “vive y deja vivir”. Un mito alimentado por la
praxis de los últimos treinta años de la Socialdemocracia alemana y, tras sus
huellas, de toda la Internacional. De un violento puñetazo la revolución rusa
ha destruido, de pronto, un modus vivendi entre capitalismo y socialismo
alimentado por el último medio siglo de parlamentarismo. A causa de ella el
socialismo ha pasado de inocua fraseología de agitación electoral proyectada a
un futuro nebuloso, a convertirse en un problema vitalmente serio concerniente
al aquí y al ahora. Ha abierto brutalmente la vieja y terrible herida de la
sociedad burguesa cicatrizada después de las jornadas parisienses de junio de
1848.
Pero todo
esto, de momento, sólo en la consciencia de las clases dominantes. Al igual que
las jornadas de junio llevaron momentáneamente, con la violencia de una
descarga eléctrica, a la consciencia de la burguesía de todos los países las
certezas del carácter irreconciliable de su enfrentamiento con la clase obrera,
inundando su corazón de un odio mortal contra el proletariado, mientras que los
trabajadores de todos los países necesitaron incluso decenios para apropiarse
de las enseñanzas de las jornadas de junio, la consciencia del antagonismo de
clase, el mismo fenómeno está dándose en la actualidad: la revolución rusa ha
despertado en todas las clases poseedoras de todos los países del mundo un
pánico y un odio feroces, fulminantes, temblorosos ante el espectro amenazante
de la dictadura política que no se puede comparar más que con los sentimientos
que experimentó la burguesía parisiense durante la masacre de junio y el
aplastamiento de la Comuna. El “bolchevismo” se ha convertido en la
palabra-clave del socialismo revolucionario práctico, en la palabra-clave de
las aspiraciones de la clase obrera a la conquista del poder. El mérito
histórico del bolchevismo estriba en ese ensanchamiento del abismo social de la
sociedad burguesa, en esa profundización y agudización del antagonismo de clase
y ante este logro (como ocurre siempre en todos los grandes acontecimientos
históricos) desaparecen por insignificantes todas las faltas y errores
particulares del bolchevismo.
Estos
sentimientos son hoy la esencia última de los delirios nacionalistas en los que
aparentemente se ha sumido el mundo capitalista; son el contenido histórico
objetivo al que se reduce en realidad el muestrario multicolor de los
sedicentes nacionalismos. En todas las pequeñas jóvenes burguesías que aspiran
ahora a una existencia independiente alienta no sólo el deseo de alcanzar un
dominio de clase sin trabas ni tutelas sino también el de hacerse con la
delicia, de la que durante tanto tiempo se han visto privadas, de estrangular
con sus propias manos al enemigo mortal, el proletariado revolucionario, función
ésta que hasta ahora habían tenido que confiar al tosco aparato estatal de la
dominación extranjera. El odio, como el amor, sólo de mala gana se pone en
manos de terceros. Las orgías de sangre de Mannerheim, el Gallifet finlandés,
muestran hasta qué punto el odio acumulado en la incandescencia del último año
anida en el corazón de todas estas “pequeñas naciones” y cómo todos los
polacos, lituanos, rumanos, ucranianos, checos, croatas, etc., no esperan sino
la posibilidad de destripar de una vez ellos mismos, con medios “nacionales”,
al proletariado revolucionario. En todas estas “jóvenes” naciones que como si
fueran blancos e inocentes corderillos retozan en la pradera de la historia
mundial, brilla ya la terrible mirada del feroz tigre que espera al primer
amago de “bolchevismo” para proceder a un “ajuste de cuentas”. Detrás de todos
los idílicos banquetes y de las fervorosas fiestas de confraternización que se
celebran en Viena, en Praga, en Agram, en Varsovia, se abren ya las fosas a
cielo abierto de Mannerheim que los guardias rojos mismos tuvieron que cavarse,
se perfilan como sombras confusas las horcas de Jarkov, a cuya erección los
Lubinskys y los Holubovitchs invitaron a los “libertadores” alemanes en
Ucrania.
Y la misma
idea de base domina todo el programa democrático de paz de Wilson. La “Sociedad
de Naciones” en la atmósfera de embriaguez por la victoria que reina en el
imperialismo anglo-americano y en la atmósfera que ha creado para terror de la
escena mundial el espectro del bolchevismo, sólo puede ser una cosa: una
alianza burguesa mundial para la represión del proletariado. La primera víctima
todavía humeante que el sumo sacerdote Wilson llevará ante sus augures del Arca
de la alianza de la “Sociedad de Naciones” será la Rusia bolchevique sobre la
que se lanzarán las “naciones autodeterminadas” todas juntas, vencedoras y
vencidas.
Las clases
dirigentes dan prueba aquí una vez más de su infalible instinto para todo lo
concerniente a sus intereses de clase, de su sensibilidad maravillosa para los
peligros que les puedan amenazar. Mientras que externamente el tiempo que hace
es el mejor para la burguesía y los proletarios de todos los países se
embriagan con las brisas primaverales del nacionalismo y de la sociedad de
naciones, la sociedad burguesa siente como crujen todos sus miembros y esto le
anuncia un inminente cambio radical en el barómetro histórico. Mientras los
socialistas, con estúpido celo, les sacan como “ministros nacionales” las
castañas de la paz del fuego de la guerra mundial, la sociedad burguesa ve ya
perfilarse a sus espaldas la inminente e inevitable fatalidad que se anuncia:
ve cómo se acerca el fantasma gigantesco de la revolución social mundial, que
ha penetrado en el escenario por la parte de atrás.
La
imposibilidad objetiva de solucionar las tareas ante las que la sociedad
burguesa se ve enfrentada es lo que hace inevitable la revolución mundial y lo
que eleva al socialismo a necesidad histórica.
Nadie puede
predecir cuánto ha de durar este período postrero, qué formas va a adoptar. La
historia ha abandonado los senderos trillados, ha dejado de marchar al cómodo
trote. Cada nuevo paso y cada nueva curva del camino abren nuevas perspectivas
y muestran un nuevo escenario.
Lo
importante es aprehender el verdadero problema de este período. Y este problema
es: la dictadura del proletariado, la realización del socialismo. Las
dificultades de la tarea no residen en la fortaleza del enemigo, en las
resistencias de la sociedad burguesa. Su última ratio, el ejército, se ha
tornado por la guerra inservible para reprimir al proletariado, incluso se ha
convertido en revolucionario. Su base de existencia material, el mantenimiento
de la sociedad, ha salido destrozada de la guerra. Su base de existencia moral,
la tradición, la rutina, la autoridad, se han dispersado a los cuatro vientos.
Todo el tejido se ha soltado, se ha hecho más fluido y móvil. Las condiciones
para la lucha por el poder se han hecho más favorables de lo que nunca en la
historia del mundo lo fueron para una clase ascendente. El poder puede caer en
el regazo del proletariado como una fruta madura. La dificultad reside en el
proletariado mismo, en su inmadurez, más bien en la inmadurez de sus
dirigentes, de los partidos socialistas. La clase obrera se resiste a dar el paso,
se asusta una y otra vez ante la inmensidad incierta de sus tareas. Pero tiene
que hacerlo, tiene que hacerlo. La historia le cierra todas las salidas excepto
una: conducir fuera de la noche y del horror a la humanidad tiranizada y
llevarla a la luz de la liberación. El fin de la guerra mundial no puede ser
otro que… (ilegible) … y d… (ilegible)…. Puede… (ilegible)…
Página 48
Fuente:https://www.marxists.org/espanol/luxem/1918/programspartakus.pdf
Rosa
Luxemburgo (Fragmentos sobre la guerra, la
cuestión nacional y la revolución)
(1918)
Versión
catalana establecida desde: "Fragmentos sobre la guerra, la cuestión
nacional y la revolución", en Escritos Políticos, Grijalbo, Barcelona,
1977, páginas 595-606. Disponible en .pdf .
https://www.marxists.org/catala/luxemburg/1918/12/fragmentsguerra.htm
Militarismo, guerra y clase obrera
(Palabras pronunciada ante el tribunal de Frankfurt) 20 de febrero 1914 pág. 20
34
Mis abogados
defensores han demostrado jurídicamente de sobra la nulidad de hecho de los
cargos de la acusación. Yo, por tanto, quisiera considerar la acusación desde
un punto de vista diferente. Tanto en la exposición oral a que ha procedido hoy
el Señor Fiscal como en su acta escrita de acusación juega un gran papel no
sólo la literalidad de mis manifestaciones que han sido incriminadas sino,
todavía más, la interpretación y la tendencia presuntamente inherentes a tales
palabras. Repetidamente y con el mayor énfasis ha subrayado el señor Fiscal lo
que, según él, yo sabía y quería mientras formulaba mis manifestaciones en
aquellos mítines. Ahora bien, sobre ese momento psicológico interno de mi
discurso, sobre mi conciencia, nadie es, desde luego, más competente que yo y
sobre todo nadie sino yo puede dar explicaciones completas y fundamentadas.
Ya desde
este momento quiero hacer notar que estoy plenamente dispuesta a darle al Señor
Fiscal y a ustedes, Señores Jueces, explicaciones detalladas. Y para ir
directamente a la cuestión principal quiero dejar desde ahora bien sentado que
lo que el Señor Fiscal, apoyándose en las declaraciones de sus testigos de
cargo, ha descrito aquí como mis pensamientos, mis intenciones y mis
sentimientos no ha sido sino una banal y vulgar caricatura tanto de mi discurso
como del procedimiento de agitación socialdemócrata en general. Al escuchar las
afirmaciones del Fiscal no pude sino reírme y pensar para mis adentros: de
nuevo un ejemplo típico de la poca cultura formal que hace falta para entender
las ideas socialdemócratas, para entender nuestro pensamiento en toda su
complejidad, finura científica y profundidad histórica cuando la pertenencia de
clase coloca obstáculos para acceder a aquélla. Si hubiesen preguntado, Señores
Jueces, al trabajador más simple e inculto de los miles que acuden a mis
mítines, les habría mostrado un cuadro completamente diferente, una impresión
totalmente distinta, de mis manifestaciones. Sí: los hombres y las mujeres
sencillos del pueblo trabajador están mucho mejor preparados para captar un
pensamiento, el nuestro, que se refleja en el cerebro de un Fiscal prusiano,
como en un espejo convexo, caricaturizado. Quiero demostrar esto profundizando
más en algunos puntos.
El Señor
Fiscal ha repetido en varias ocasiones que aun antes de llegar a pronunciar las
palabras que han sido incriminadas y que constituyeron, supuestamente, el punto
culminante de mi discurso estuve “soliviantando sin medida” a los miles de
personas presentes en aquel mitin. A esto tengo que replicar: ¡Señor Fiscal,
nosotros los socialdemócratas no nos dedicamos a soliviantar! Porque, ¿qué
quiere decir “soliviantar”? ¿Acaso intenté azuzar a los reunidos diciéndoles:
Cuando lleguéis como alemanes en tiempo de guerra a un país enemigo, por
ejemplo a China, devastadlo todo de manera que en cien años ningún chino se
atreva a mirar de reojo a un alemán? Si hubiese hablado así, sí que habría
soliviantado a la concurrencia. ¿O es que
acaso intenté instilar entre las masas reunidas el oscurantismo nacional, el
chovinismo, el desprecio y el odio hacia otras razas y pueblos? Eso sí que
habría sido soliviantar.
Pero es que
no hablé así; jamás hablaría así un socialdemócrata con educación. Lo que yo
hice en aquel mitin de Frankfurt y lo que nosotros, los socialdemócratas, hacemos
continuamente de palabra y por escrito es esclarecer, hacer conscientes a las
masas trabajadoras de sus intereses de clase y de sus tareas históricas, poner
ante ellas de manifiesto las grandes líneas del desarrollo histórico, las
tendencias que muestran las transformaciones económicas, políticas y sociales
que se producen en las entrañas de nuestra sociedad actual y que conducen, con
férrea necesidad, a que un día, llegados a un cierto nivel de desarrollo, el
orden social establecido se vea desplazado y en su lugar se coloque el orden
social superior, socialista. Así agitamos nosotros, así elevamos nosotros, a
través de la acción ennoblecedora de la perspectiva histórica, sobre cuyo suelo
nos colocamos, la vida moral de las masas. Sobre la base de estos mismos
grandes puntos de vista conducimos (porque entre nosotros, socialdemócratas,
todo se agrega hasta constituir una visión del mundo armónica, coherente,
científicamente fundamentada) también nuestra agitación contra la guerra y el
militarismo. Y si el Señor Fiscal con sus miserables testigos de cargo no
entiende todo esto más que como un simple empeño de soliviantar, hay que decir
que la tosquedad y el simplismo de su modo de ver es consecuencia, única y
exclusivamente, de la incapacidad del Fiscal para pensar en moldes
socialdemócratas.
Por otra
parte, el Señor Fiscal ha aludido más de una vez a mis presuntas instigaciones
al “asesinato de superiores jerárquicos”. Esas instigaciones veladas, pero
comprensibles para cualquiera, al asesinato de oficiales tendrían que sacar a
la luz, muy particularmente, la negrura de mi alma y lo altamente peligrosas
que son mis intenciones. Ahora bien, les ruego que acepten por un momento
incluso que las palabras que se han puesto en mi boca son las verdaderas. En ese
caso, tras pensarlo un poco no tendrán más remedio que reconocer que el Fiscal
en verdad (con la loable intención de pintarme con los tonos más negros
posibles) ha desvariado a este respecto con exceso. Porque, ¿en qué
circunstancias y contra qué “superiores” habría yo instigado a matar? El acta
de acusación misma dice que yo habría preconizado para Alemania el sistema de
milicias y abría definido como lo esencial de ese sistema la obligación por
parte de los milicianos de llevarse a sus casas (como ocurre en Suiza) el
armamento ligero. Y entonces (entiéndase bien: entonces) habría añadido la
observación de que las armas también podrían volverse en alguna ocasión en una
dirección distinta a la deseada por los detentadores del poder. La cosa está,
pues, clara: el Señor Fiscal me inculpa de haber instigado al asesinato no de
los oficiales del Ejército alemán actual sino ¡contra los superiores de las
milicias alemanas del futuro! Nuestra propaganda a favor del sistema de
milicias es atacada de la forma más dura y a mí misma se me cuenta en la
acusación como delito. Y justo en estas condiciones el Fiscal se siente en el
deber de asumir la defensa de la vida por mí amenazada de los oficiales de ese
denostado sistema de milicias. Un paso más y el Señor Fiscal, en el ardor de la
batalla, presentará contra mí la acusación de ¡instigar a atentados contra el
presidente de la futura República Alemana!
Pero ¿qué
dije yo en realidad acerca del llamado asesinato de superiores jerárquicos?
¡Algo completamente distinto! En mi discurso hice referencia al hecho de que los defensores oficiales del militarismo
actual suelen justificar éste acudiendo a la frase de la necesaria defensa de la patria. Pero si se tratase en verdad de
un interés de la patria entendido
con franqueza y sinceridad (seguí diciendo) las clases dominantes no tendrían
otra cosa que hacer más que llevar a la práctica
el viejo punto del programa socialdemócrata que exige un sistema de milicias.
Porque este sistema es la única garantía segura de defensa de la patria, ya que sólo el pueblo libre que se enfrenta
por propia decisión contra el enemigo constituye el único bastión suficiente y
digno de confianza para la defensa de la libertad y la independencia de la patria. Sólo entonces podría decirse: ¡Patria querida, puedes estar tranquila!
¿Por qué razón, pregunté, los defensores oficiales de la patria no quieren saber nada de este sistema de defensa, el
único eficaz? Sólo porque lo que a ellos les importa precisamente no es en
primer lugar, ni en segundo, la defensa
de la patria: sino la guerra imperialista de conquista, para la cual la
milicia no sirve. Y por otra parte, las clases dominantes tienen sus
temores en poner las armas en manos del pueblo trabajador por la razón de que
su mala consciencia de explotadores les hace recelar que las armas también
podrían volverse en alguna ocasión en una dirección distinta a la deseada por
los detentadores del poder.
O sea: lo
que yo formulé en su momento como los temores de las clases dominantes ¡se me
imputa ahora por el Fiscal, en base a la palabra de sus torpes testigos de
cargo, como si se tratase de mi propia exhortación! Aquí tienen una muestra más
de la confusión que ha creado en su cerebro la incapacidad absoluta de seguir
el pensamiento socialdemócrata.
Es igualmente
falsa la afirmación de la acusación que pretende que yo ponderé el ejemplo
holandés, en cuyo ejército colonial están facultados para matar al oficial que
les maltrate. En realidad hablé en aquel momento, en relación con el
militarismo y los malos tratos a los soldados, de nuestro inolvidable dirigente
August Bebel (en inglés aquí , en alemán aquí) y recordé que uno de los más
importantes capítulos de su actividad fue la lucha que llevó en el Reichstag en
contra de los malos tratos a los soldados, citando como ilustración de estos
diversos discursos de Bebel que pueden encontrarse en las actas taquigráficas
de los debates del Reichstag (las cuales, hasta donde llega mi información,
están legalmente autorizadas) y entre esos discursos hice referencia a lo que
Bebel dijo, en el año 1893, acerca de los usos en el ejército colonial
holandés. Como ven, Señores, también a este respecto el celo puesto por el
Señor Fiscal le ha gastado una mala pasada: tendría que haber dirigido su
acusación, en cualquier caso, no contra mí sino contra otra persona.
Pero pasemos ya al punto capital de
la acusación. El
Señor Fiscal deriva su cargo principal, es decir, la afirmación de que en las
manifestaciones mías que fueron incriminadas yo exhortaba a los soldados a
desobedecer en caso de guerra las órdenes y a no disparar contra el enemigo, de
una deducción que a él le parece evidentemente de una fuerza demostrativa
irrefutable y de una lógica concluyente. En su deducción procede el Señor
Fiscal del siguiente modo: dado que yo agitaba contra el militarismo, dado que
quería impedir la guerra, obviamente no podía seguir otro camino ni imaginar
otro medio más eficaz que exhortar directamente a los soldados diciéndoles:
Cuando se os ordene disparar, ¡no disparéis! Pues no es verdad, Señores Jueces,
¡qué conclusión más poco convincente, qué lógica más irresistible! Permítanme
que lo diga con toda claridad: esa lógica y esa conclusión se derivan de la
concepción propia del Señor Fiscal, no de la mía, no de la de la
Socialdemocracia. Les ruego que en este punto presten la mayor atención. Yo digo:
la conclusión de que el único medio eficaz para impedir las guerras consiste en
dirigirse directamente a los soldados y exhortarles a que no disparen es una
conclusión que en realidad no representa sino la otra cara de la concepción
según la cual mientras el soldado obedezca las órdenes de sus superiores todo
funcionará bien en el Estado; una concepción según la cual (por decirlo
brevemente) el fundamento del poder estatal y del militarismo es la obediencia
ciega del soldado. Esta concepción del Señor Fiscal cuadra perfectamente, por
ejemplo, con las manifestaciones del más alto señor de la guerra, hechas
públicas oficialmente, según las cuales el káiser dijo en la recepción al rey
de los helenos, en Potsdam el 6 de noviembre del año pasado, que el éxito del
ejército griego demostraba que “los principios sustentados por nuestro Estado
Mayor y por nuestras tropas garantizan siempre, bien utilizados, la victoria”.
El Estado Mayor con sus “principios” y el soldado con su ciega obediencia:
tales son los fundamentos de la conducción de la guerra y la garantía de la
victoria. Ahora bien, los socialdemócratas no compartimos esta concepción
precisamente. Nosotros pensamos, contrariamente, que sobre la realización y el
curso de las guerras no decide tan sólo el Ejército, las “órdenes” por arriba y
la “obediencia” ciega por abajo. Sobre estas cuestiones decide y ha de decidir
la gran masa del pueblo trabajador. A nosotros nos parece que las guerras sólo
pueden hacerse y hacerse mientras las masas trabajadoras o bien participan
entusiásticamente en ellas porque las ven como una causa justa y necesaria o
bien, por lo menos, las soportan con paciencia. Si, por el contrario, la gran
mayoría del pueblo trabajador llega a la convicción (y suscitar esa convicción,
despertar esa consciencia, es justamente la tarea que nos marcamos los
socialdemócratas) cuando, digo, la
mayoría del pueblo llega a la convicción de que las guerras son un fenómeno
bárbaro, profundamente inmoral, reaccionario y enemigo del pueblo, entonces
las guerras se tornan imposibles, ¡por más que de momento el soldado siga
obedeciendo las órdenes de la superioridad! En la concepción del Fiscal, el
Ejército es el partido que lleva adelante la guerra; en nuestra concepción es todo el pueblo. Es éste quien ha de decidir
si se va o no a la guerra. Son las masas trabajadoras integradas por hombres y
mujeres, por viejos y jóvenes, quienes han de decidir el ser o el no ser del
militarismo actual y no una pequeña parte de ese pueblo acogida al llamado
pabellón del Rey.
He declarado
todo esto porque tengo aquí en la mano una prueba ya clásica de que ésta es en
realidad mi concepción, nuestra concepción de estos problemas.
Por una
casualidad puedo contestar a la pregunta del Fiscal de Frankfurt acerca de qué
quería decir cuando dije “nosotros no lo haremos”, con un fragmento de un
discurso pronunciado por mí aquí en Frankfurt. El 17 de abril de 1910 hablé en
el Circo Schuman ante unas 6.000 personas sobre la lucha por el sufragio en
Prusia (como ustedes saben nuestra lucha estaba entonces en su punto álgido) y
en el acta taquigráfica de aquel discurso encuentro en la página 10 lo
siguiente:
“¡Queridos
compañeros! He dicho que en la presente lucha por el sufragio, como en todos
los importantes problemas políticos relacionados con el progreso en Alemania,
nosotros estamos completamente solos. Pero ¿quiénes somos “nosotros”? “Nosotros”
somos, claramente, los millones de proletarios y proletarias de Prusia y de
Alemania. Sí, pero nosotros somos algo más que una cifra. Nosotros somos
los millones de cuyo trabajo vive la sociedad. Y basta con que este sencillo
hecho eche firmes raíces en la consciencia de las más amplias masas proletarias
de Alemania para que alguna vez llegue el momento en que se le pueda dejar
claro a la reacción dominante en Prusia que el mundo puede pasárselas muy bien
sin los junker del este del Elba y sin los condes centristas, sin consejos
secretos y, en caso de necesidad, también sin Fiscales, pero que en cualquier
caso no podría seguir existiendo ni veinticuatro horas si los trabajadores se
cruzasen de brazos.”
Ya lo ven
ustedes, aquí dejo bien claro donde vemos nosotros el punto clave de la vida
política y de la suerte del Estado-: en la consciencia, en la voluntad
claramente formada, en la decisión de las grandes masas trabajadoras. Y
exactamente igual entendemos la cuestión del militarismo. Si la clase obrera
piensa y decide no permitir las guerras, las guerras resultan imposibles.
Tengo
todavía más pruebas de que nosotros entendemos así y no de otra manera la
agitación sobre la cuestión militar. En verdad no puedo sino maravillarme: el
Señor Fiscal se ha tomado la gran molestia de destilar de mis palabras por
interpretaciones, suposiciones y deducciones arbitrarias de qué modo me había
propuesto yo enfrentarme a la guerra. Y, sin embargo, ante él había material
probatorio para dar y vender. No conducimos nosotros nuestra agitación
antimilitarista, como si dijésemos, en el secreto de la oscuridad, ocultamente,
no; lo hacemos ante la más pública luz. Desde hace decenios la lucha contra el
militarismo constituye un elemento importante de nuestra agitación. Ya desde
los tiempos de la vieja Internacional viene siendo objeto de deliberaciones y
resoluciones en casi todos los congresos tanto de la Internacional como del
partido alemán. A este respecto el Señor Fiscal habría tenido a su disposición
un riquísimo material del mayor interés. No puedo yo exponer ante ustedes,
desgraciadamente, todo el material pertinente. Pero al menos permítanme que
aduzca aquí lo más importante.
Ya el
Congreso de Bruselas de la Internacional celebrado el año 1868 hace referencia
a medidas prácticas para impedir la guerra. Dice en su resolución entre otras
cosas:
“[dado] que
los pueblos pueden ya ahora reducir el número de guerras oponiéndose a aquellos
que las declaran y causan;
que este
derecho les asiste sobre todo a las clases trabajadoras, ya que son casi las
únicas que son llamadas al servicio militar, por lo que sólo ellas pueden
aprobar o no las guerras; que disponen en este sentido de un medio eficaz,
legal y por el momento realizable;
que la
sociedad no podría en verdad vivir si la producción cesase por un tiempo, por
lo cual los productores no tendrían sino que parar su trabajo para hacerles
imposible su empresa a los gobiernos despóticos y personales;
resuelve el
Congreso de la Asociación Internacional de Trabajadores reunido en Bruselas
protestar del modo más enérgico contra la guerra e invita a todas las secciones
de la Asociación en todos los países, así como a todas las uniones de
trabajadores y organizaciones obreras sin distinciones, a actuar con el mayor
celo para impedir la guerra de un pueblo contra otro, que sería, por ser una
guerra entre productores, es decir, entre hermanos y ciudadanos, una guerra
civil.
El Congreso
aconseja a los trabajadores, en particular, que en caso de que se declare la
guerra en su país, cesen el trabajo.”
No voy a
pararme en las demás y numerosas resoluciones de la vieja Internacional y paso
a los congresos de la nueva Internacional. El Congreso de Zürich de 1893 declaró:
“La posición de los trabajadores con respecto
a la guerra está claramente marcada por la resolución del Congreso de Bruselas
sobre el militarismo. La Socialdemocracia revolucionaria internacional tiene el
deber de oponerse en todos los países con todas sus fuerzas a las tendencias
chovinistas de la clase dominante, estrechar cada vez más el vínculo de
solidaridad que une a los obreros de todos los países y actuar sin descanso
para acabar con el capitalismo, que ha dividido a la humanidad en dos campos
enemigos, incitando a unos pueblos contra otros. Con la supresión del dominio
de clase desaparecerá también la guerra. El final del capitalismo significará
la paz mundial.”
El Congreso de Londres de 1896 declaró:
“Sólo la
clase obrera puede tener seriamente la voluntad y dotarse de los medios para
conseguir la paz mundial. Por lo tanto exige:
1. Supresión
simultánea de los ejércitos permanentes en todos los Estados e introducción del
armamento del pueblo.
2.
Institución de un tribunal internacional de arbitraje cuyas sentencias tengan
fuerza de ley.
3. Decisión
definitiva y directa por el pueblo sobre la guerra o la paz en el caso de que
los gobiernos no acepten las decisiones del tribunal de arbitraje.”
El Congreso de París de 1900 recomienda
como método práctico de lucha contra el militarismo:
“que los partidos socialistas hagan suya la
tarea de educar y organizar a la juventud en un espíritu de lucha contra el
militarismo y cumplan este empeño con el mayor celo.”
Resolución del Congreso de Stuttgart sobre el militarismo Séptimo
Congreso de la Segunda Internacional, Internacional Socialista, celebrado
en Stuttgart del 18 al 24 de agosto de
1907
http://www.grupgerminal.org/?q=node/1862
Permítanme
que cite todavía un paso importante de la resolución del Congreso de Stuttgart de 1907 en el que se sintetizaba ya de un
modo muy gráfico toda una serie de actividades prácticas de la Socialdemocracia
en la lucha contra la guerra. Dice así:
“El
proletariado ha recurrido, de hecho, desde el Congreso internacional de
Bruselas en su incansable lucha contra el militarismo con la negativa de los
medios para el armamento de tierra y mar y con los esfuerzos por la
democratización de la organización militar con una insistencia y un éxito
crecientes a las más diversas formas de acción encaminadas a impedir el
estallido de guerras o a finalizar las que se hayan declarado, así como a
aprovechar el sacudimiento de la sociedad provocado por las guerras para la
liberación de la clase obrera: tal ha sido el caso, por ejemplo, de los
acuerdos de los sindicatos ingleses y franceses tras el caso Faschoda dirigidos
a asegurar la paz y al restablecimiento de relaciones de amistad entre
Inglaterra y Francia; de la actuación de los partidos socialistas en los
parlamentos alemán y francés en el curso de la crisis de Marruecos; de las
manifestaciones que con el mismo fin fueron organizadas por los socialistas
alemanes y franceses; de la acción conjunta de los socialistas de Austria e
Italia, que se reunieron en Trieste para prevenir un conflicto entre ambos
estados; también de la enérgica acción de los trabajadores socialistas de
Suecia para impedir un ataque contra Noruega; así como, finalmente, de los
heroicos sacrificios y luchas de masas de los obreros y campesinos socialistas
de Rusia y Polonia en la resistencia contra la guerra desencadenada por el
zarismo, para poner fin a éste y para aprovechar la crisis para la liberación
del país y de las clases trabajadoras. Todas estas actuaciones testimonian el
creciente poder del proletariado y su creciente presión encaminada a asegurar
el mantenimiento de la paz por medio de su decidida intervención.”
Y ahora
pregunto yo: ¿encuentran ustedes, Señores, en todas estas resoluciones y
acuerdos siquiera una exhortación dirigida a que nos coloquemos delante de los
soldados y les gritemos: ¡No disparéis!? Y ello ¿por qué? ¿Acaso porque
tengamos miedo de las consecuencias de este tipo de agitación, de los artículos
correspondientes del código penal? Ay, ¡Pobres de nosotros si por temor ante
las consecuencias dejásemos de hacer algo que hubiésemos llegado a considerar
justo y necesario! No. No lo hacemos porque nos decimos: esos que están bajo el
llamado pabellón del rey no son, en realidad, sino una parte del pueblo
trabajador y cuando éste llegue al necesario convencimiento con respecto a lo
reprobable de las guerras y advierta que éstas son un enemigo del pueblo,
entonces también los soldados sabrán por sí mismos, sin necesidad de
exhortaciones desde fuera, lo que tendrán que hacer cuando llegue el momento.
Como ven,
Señores, nuestra agitación contra el militarismo no es tan pobre ni tan
simplista como se la imagina el Señor Fiscal. Tenemos tantos y tan variados
medios de intervención: educación de la juventud (que llevamos a cabo con celo
y con éxito considerable a pesar de todas las dificultades que se ponen en
nuestro camino), propaganda del sistema de milicias, concentraciones de masas,
manifestaciones de calle… Finalmente, consideren el caso italiano. ¿Cómo han
respondido allí los trabajadores conscientes a la aventura bélica de Trípoli?
Con una huelga de masas demostrativa
ejecutada del modo más brillante. Y ¿cómo reaccionó ante esto la
Socialdemocracia alemana? El 12 de noviembre los trabajadores berlineses
adoptaron en 12 asambleas una resolución en la que se felicitaba a los
compañeros italianos por la huelga de
masas.
¡Claro, la huelga de masas!, dice el Fiscal. Justo
aquí cree haberme cogido una vez más en mis más peligrosas intenciones
atentatorias contra el Estado. El Fiscal ha basado hoy su acusación muy
especialmente en observaciones sobre mi
agitación en favor de la huelga de masas, con la que asoció las más
siniestras perspectivas de revolución violenta, como sólo pueden existir en la
fantasía de un fiscal prusiano. Señor Fiscal: si viese en usted la más mínima
capacidad de discernimiento en lo que se refiere al pensamiento de la
Socialdemocracia, a una noble concepción de la historia, le replicaría, como
expongo con éxito en todas las reuniones populares, que las huelgas de masas, en tanto que período determinado del
desarrollo de las condiciones actuales, no se “hacen”, igual que no se “hacen”
las revoluciones. Las huelgas de masas
son una etapa de la lucha de clases a la
que, en cualquier caso, conduce con necesidad natural nuestra evolución.
Todo nuestro papel, de la Socialdemocracia, con respecto a ellas consiste en
hacer consciente a la clase obrera de esta tendencia del desarrollo, para que
los trabajadores estén a la altura de sus tareas y actúen como una masa popular
educada, disciplinada, madura, decidida y enérgica.
Ya lo ven:
una vez más, al introducir el Fiscal en la acusación el fantasma de la huelga de masas tal como él la
entiende, quiere en realidad castigarme por sus ideas, no por las mías.
Y aquí
quiero acabar. Sólo quisiera hacer otra observación. El Señor Fiscal ha
dedicado en su exposición especialmente mucha atención a mi pequeña persona. Ha
dicho de mí que soy el gran peligro para la seguridad del Estado e incluso no
ha rehuido descender al nivel de la demagogia y llamarme “Rosa la roja”. Sí: se ha atrevido incluso a sospechar de mi
honorabilidad personal al plantear la hipótesis de que huiría en el caso de que
se pronuncie contra mí una sentencia condenatoria.
Señor
Fiscal: voy a eludir, por lo que a mi persona hace, responder a todos sus
ataques. Pero quiero decirle una cosa: ¡No conoce usted a la Socialdemocracia!
(El presidente interrumpe: “No podemos tolerar discursos políticos aquí”.)
En el año 1913, por ejemplo, muchos de sus colegas sudaron lo suyo para que al
conjunto de nuestra prensa se le impusiera la pena de 60 meses de prisión. ¿Ha oído
usted acaso que al menos uno de los pecadores hubiese huido por miedo al
castigo? ¿Es que cree usted que esa enormidad de castigos hará que ni un solo
socialdemócrata vacile o dude en el cumplimiento de su deber? ¡Ah, no; nuestra
obra se burla de todas las sutilezas de sus artículos penales, se afirma y
crece a pesar de todos los fiscales!
Para acabar
todavía unas palabras sobre el incalificable ataque, destinado a volverse
contra sus autores
El Fiscal ha
dicho literalmente (me lo he anotado) que solicitaba mi inmediato
encarcelamiento porque “sería incomprensible que la acusada no huyese”. Esto
quiere decir, con otras palabras: “Si yo, Fiscal, tuviese que cumplir un año de
cárcel, huiría”. Señor Fiscal: le creo, usted huiría. Pero un socialdemócrata no
huye. Responde de sus actos y se ríe de sus castigos.
¡Y ahora me
pueden condenar!
https://www.marxists.org/espanol/luxem/1918/programspartakus.pdf
Rosa Luxemburgo. La socialización
de la Sociedad o ¿Cuál es el bolchevismo? (Diciembre de 1918)
Un regalo
26 de octubre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-la-socializacion-de-la.html
León Trotski: ¡Fuera las manos de Rosa Luxemburgo!
13 de octubre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/leon-trotski-fuera-las-manos-de-rosa.html
Rosa Luxemburgo. Una cuestión de táctica. Escrito: julio de 1899 (La
participación activa de los socialistas con un gobierno burgués. La clase
obrera no puede aliarse con el enemigo de clase para defender sus conquistas
democráticas).
8 de octubre de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-una-cuestion-de-tactica.html
Rosa Luxemburgo: Utopías pacifistas - Estados Unidos de Europa 1911
20 de mayo de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/05/rosa-luxemburgo-utopias-pacifistas.html
Lenin y Trotsky: la consigna los Estados Unidos de Europa, el socialismo
en un solo país y el capitalismo de Estado
18 de mayo de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/05/lenin-y-trotsky-la-consigna-los-estados.html
Rosa Luxemburgo. ¿Cuál es el bolchevismo? o La socialización de la
Sociedad
5 de abril de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/04/rosa-luxemburgo-cual-es-el-bolchevismo.html
Rosa Luxemburgo. Reforma o revolución
16 de enero de 2016
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/01/rosa-luxemburgo-reforma-o-revolucion.html
Programa de la Liga Spartakus y otros escritos Rosa Luxemburg
18 de septiembre de 2015
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/09/programa-de-la-liga-spartakus-y-otros.html
Rosa Luxemburgo: El orden reina en Berlín
13 de agosto de 2015
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/08/rosa-luxemburgo-el-orden-reina-en-berlin.html
Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa (1918)
1 de marzo de 2015
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/03/rosa-luxemburgo-la-revolucion-rusa.html
Rosa
Luxemburgo. La Revolución Rusa
https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf
Rosa
Luxemburgo. La Revolución Rusa
La revolucion rusa - Biblioteca
virtual Omegalfa.
Rosa
Luxemburgo. La Revolución Rusa Un examen crítico
http://www.elperroylarana.gob.ve/wp-content/uploads/2017/11/la_revolucion_rusa.pdf
Luxemburgo, una Rosa roja para el siglo XXI
11 de mayo de 2014
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2014/05/luxemburgo-una-rosa-roja-para-el-siglo.html
Adiós a José María Delgado, poumista y luxemburguista sevillano.
16 de enero de 2013
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/adios-jose-maria-delgado-poumista-y.html
“El orden reina en Berlín”. 94 aniversarios del asesinato de Rosa
Luxemburgo y Karl Liebknecht. Del blog iniciativa de clase.
15 de enero de 2013
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/el-orden-reina-en-berlin-94-aniversario.html
Listado alfabético de títulos de obras de la biblioteca virtual Omega.
Libros, textos y publicaciones electrónica gratis, marxismo, democracia,
capitalismo……
4 de enero de 2013
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/listado-alfabetico-de-titulos-de-obras.html
Rosa Luxemburg o la libertad de los y las que piensan distinto. Fundación
Rosa Luxemburgo
4 de enero de 2013
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/rosa-luxemburg-o-la-libertad-de-los-y.html
Rosa Luxemburgo hoy
6 de julio de 2012
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/rosa-luxemburgo-hoy.html
https://kaosenlared.net/rosa-luxemburgo-hoy/
El luxemburguismo en España: y 4. Obras
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-y-4-obras.html
https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-y-4-obras/
El luxemburguismo en España: 3. Biografías
4 de julio de 2012
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-3.html
https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-3-biograf-as/
El luxemburguismo en España: 2. Rosa y el espartaquismo
4 de julio de 2012
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-2-rosa-y-el.html
https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-2-rosa-y-el-espartaquismo/
El luxemburguismo en España 1. Introducción
4 de julio de 2012
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-1.html
https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-1-introducci-n/
Rosa Luxemburgo (Problemas de Organización de la Socialdemocracia rusa y
La Revolución rusa)
18 de marzo de 2012
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/03/rosa-luxemburgo-problemas-de.html
Rosa Luxemburgo y la democracia Juan Manuel Vera
28 de junio de 2012
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/06/rosa-luxemburgo-y-la-democracia-juan.html
Rosa Luxemburgo y la democracia (Juan Manuel Vera)
https://fundanin.net/2018/06/26/rosa-luxemburgo-y-la-democracia/
Sobre el autor: Vera, Juan Manuel Vera
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las entradas de: Vera, Juan Manuel
V.I.
Lenin. Notas de un publicista (1922)
Equivocaciones
y errores de Rosa Luxemburgo, según Lenin.
He copiado
de dos fuentes, (Notas de un
publicista).
Según Lenin,
Rosa Luxemburgo fue el águila que se “equivocó”, cometió “errores”, pero……………( Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo una
águila; y no sólo será siempre entrañable para todos los comunistas su
recuerdo, sino que su biografía y sus obras completas (cuya edición demoran
demasiado los comunistas alemanes, quienes sólo en parte merecen ser
disculpados por la inaudita cantidad de víctimas que sufren en su dura lucha)
serán últimas enseñanzas para educar a muchas generaciones de comunistas de
todo el mundo.)
Gustav Noske y ( aquí en inglés) (1868-1946):
socialdemócrata de derecha. Como ministro de asuntos militares fue responsable
de los asesinatos de Luxemburgo y Liebknecht.
Rosa Luxemburgo (fue asesinada el 15 de enero de 1919, tenía 47 años.
En el
período que va de febrero de 1915 a noviembre de 1918, excepto de febrero a
julio de 1916, Rosa Luxemburgo estuvo encarcelada.
Examen crítico póstumo, escrito a los tres años después de ser asesinada, a fines de febrero de 1922. Publicado
por primera vez el 16 de abril de 1924
en el número 87 de “Pravda” y en el número 88 de “Izvestia de CEC de toda
Rusia”. Publicado incompleta por primera vez en 1924 en el número 2 de la
revista “La Internacional Comunista” T.44, págs. 415-423.
[Apéndice B. De notas de un periodista
Editado a
los dos meses después de fallecer Lenin el 21 de enero de 1924, tenía 53 años.
Publicado por primera vez en 1959, en
la “Recopilación Leninista”, t XXXVI- T. 44, PÁG. 423
V.I.
Lenin. Notas de un publicista (1922)
Obras completas de
V.I. Lenin. Tomo XII (1921- 1923)
Págs. 107-110
I
A modo de ejemplo
II Sin metáforas
La
comparación no prueba nada. Toda comparación cojea. Estas son verdades indiscutibles
y conocidas por todos, pero está de sobra recordarlas para presentar de modo
más patente el alcance de toda comparación en general.
El
proletariado de Rusia se ha elevado en su revolución con los años de 1789 y
1793, sino también con el de 1871. Hay que darse cuenta, de la manera más
serena, clara y palmaria, de qué es precisamente lo que “ hemos hecho hasta el
fin” y lo que no hemos hecho hasta el fin; no nos dará vértigo, ni nos haremos
ilusiones, ni caeremos en el abatimiento.
“Hemos hecho
hasta el fin” la revolución demócrata burguesa con tanta “nitidez”, como jamás
se hizo en el mundo. Esta es una gran conquista que ninguna fuerza nos quitará.
Salimos
hasta el fin de la reaccionaria guerra
imperialista por vía
revolucionaria. Esta es también una conquista que ninguna fuerza del mundo nos
arrebatará, y una conquista tanto más valiosa que las matanzas reaccionaria
imperialistas serán inevitables en un futuro próximo si se conserva el
capitalismo; y no será tan fácil que los
hombres del siglo XX se contenten por segunda vez con “manifiesto de Basilea”
como los renegados, los prohombre de la II Internacional y de la Internacional II y media
adoptaron para engañarse a sí mismos y engañan a los obreros en 1912 y de 1914
a 1918.
Hemos creado
el tipo soviético de Estado, dando
con ello comienzo a una nueva época histórica universal, a la época de la
dominación política del proletariado que ha venido a sustituir a la época de
dominación de la burguesía. Esto tampoco se nos puede quitar, pese a que “hacer
hasta el fin” el tipo soviético de Estado
no lo logrará en la práctica más que la clase obrera de varios países.
Más no hemos
colocado del todo siquiera los cimientos de la economía socialista. Esto aún
nos lo pueden quitar las fuerzas hostiles del capitalismo agonizante. Debe
tenerse clara conciencia de esto y reconocerse, abiertamente, pues no hay nada
más peligroso que las ilusiones (y el vértigo, sobre todo a grandes alturas), y
no tiene absolutamente nada de “horrendo”, nada que dé motivo justificar para
el menor abatimiento, reconocer esa amarga verdad elemental del marxismo de que
para la victoria del socialismo hacen falta los esfuerzos conjuntos de los
obreros de varios países adelantado. Seguimos estando solos, y hemos hecho
increíblemente mucho en nuestro atrasado país, en nuestro país más arruinado
que otros. Es más, hemos conservado el “ejército” de las fuerzas revolucionaria
del proletariado, hemos conservado su “capacidad de maniobra”, hemos conservado
la claridad de pensamiento, que nos permite calcular serenamente dónde, cuándo
y cuánto para debemos retroceder ( para
saltar con más ímpetu; dónde, cuándo y cómo precisamente, tenemos que ponernos
a rehacer lo que imaginasen que se podría terminar sin errores, sin retrocesos,
sin rehacer multitud a veces lo que no se ha hecho hasta el fin o lo que se ha
hecho mal, la “empresa” histórica universal de acabar de colocar los cimientos
de la economía socialista ( sobre todo en un país de pequeños campesinos). No
han parecido (y lo más seguro es que no perezcan) los comunistas que no se
permiten hacerse ilusiones, que no caen en el abatamiento, conservando la fuerza
y agilidad del organismo para volver a “abordar desde el principio” la
dificilísima tarea.
Tanto menos
nos está permitido caer en el menor abatamiento, tanto menor fundamentos
tenemos para ello, puesto que en algo,
con toda nuestra ruina, miseria, atraso y hambre, hemos empezado a avanzar por
el terreno de la economía preparatoria del socialismo, mientras que, a nuestro
lado, en todo el mundo, países más adelantados, mil veces más ricos y poderosos
en el aspecto militar, siguen caminando hacia atrás por el terreno de “su”
economía capitalista, ensalzada y
conocida por ellos, probada ya durante siglos.
III Sobre la caza de zorros; acerca
de Levi y Serrati
Dicen que el
método más seguro para cazar zorros es el siguiente: una vez descubierto, es
rodeado, a cierta distancia, con una cuerda tendida a poca altura del suelo
cubierto de nieve, a la que se han atado banderines rojos, temeroso del
artificio evidentemente “humano”, el zorro no sale más que por donde y cuando
se le abre el “cerco” de banderines; y allí es, donde lo espera el cazador.
Creyérase que el rasgo más marcado de un animal acosado por todos en la
cautela. Pero resulta que también el “exceso cautela” es un defecto en este
caso. El zorro cae justamente por exceso de cautela.
Debo
confesar que cometí un error en el III Congreso de la Internacional Comunista también por exceso de cautela. En
este congreso yo ocupaba el flanco de la extrema derecha. Estoy convencido de
que era la única postura acertada, pues un grupo muy numeroso (e “influyente”)
de delegados, encabezados por muchos camaradas alemanes, húngaros e italianos,
adoptaban una postura de “izquierda”
desmedida, de izquierda errónea:
agitaron con demasiada frecuencia e intensidad los banderines rojos, en vez de
analizar con serenidad la situación, no muy propicia para una acción
revolucionaria inmediata y directa. Por prudencia, preocupado de esta
desviación hacia la izquierda, errónea sin duda, pudiera imprimir una falsa
orientación a toda la táctica de la Internacional Comunista, defendí a Levi, cuanto pude. Sugerí que tal
vez éste hubiera perdido la cabeza, pero que después la “recobraron”. Admití
incluso, ante la ofensiva de la “izquierda” que Levi fuera menchevique, y
señalé que tal supuesto no resolvía el problema. Por ejemplo, toda la historia
de los quince años de lucha entre menchevique y bolchevique rusos (1903-1917)
prueba y lo prueban también las tres revoluciones rusas, que, en general, los
mencheviques estaban completamente equivocados y que, en algunos casos, los
mencheviques tenían razón, al oponerse a los bolcheviques, como, por ejemplo en
el problema a la Duma de Stolypin en 1907
(99).
--------------
La III Internacional (Internacional
Comunista | Comintern)
https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/index.htm
El III Congreso Mundial de la
Internacional Comunista se celebró entre el 22 de junio y el 12 de julio de 1921, en Moscú. En él, se combatieron las posturas
ultraizquierdistas de algunos partidos comunistas, como el Partido Comunista de Alemania alemán (tras el fracaso
del Levantamiento Espartaquista de 1919). Los delegados asumieron que la
situación mundial había cambiado profundamente en tanto la revolución bolchevique
solo había triunfado en Rusia (ya había sido derrotada su expansión en Polonia), por ello los concurrentes resolvieron trabajar con las
bases reformistas en los llamados "frentes unidos" que aglutinaran a
los militantes izquierdistas afines para ganar adeptos, aun aceptando que los
líderes comunistas no siempre podrían dirigir tales "frentes" y que
los militantes comunistas (pese a su implacable disciplina) eran un grupo
minoritario en la mayoría de países. También se trató acerca de la importancia
de incorporar a las mujeres trabajadoras al movimiento comunista.
………………
Ha pasado ya
ocho meses después que se celebró el III Congreso de la internacional Comunista.
Nuestra
discusión de entonces con la “izquierda” ha quedado evidentemente superada: la
ha resuelto la vida. Yo estaba equivocado en cuanto Paul Levi, pues éste ha probado, luego con claridad que no pisó de manera casual, ni
transitoria el sendero menchevique en oposición al peligrosísimo error de
la “izquierda” que no “exageró la nota”
sino que lo hizo, en virtud de su propia naturaleza, con premeditación y por
largo tiempo. Después del III Congreso de la Internacional Comunista, en vez de
reconocer honestamente la necesidad de pedir que no readmitieran en el partido,
como debe proceder cualquiera que ha perdido momentáneamente la cabeza,
irritado por algunos errores de las izquierdas, Levi comenzó a hacer mezquinas
jugarretas al partido y a ponerle zancadillas por la espalda, es decir, comenzó
a prestar en realidad servicios a los agentes de la burguesía afiliados a las
Internacionales II y II y media. Por supuesto, los comunistas alemanes tenían
toda la razón cuando contestaron hacen poco a eso con lo expulsión de su partido
de varios señores más que apoyaban en secreto a Paul Levi en tan noble
ocupación.
El
desarrollo de los partidos comunistas alemán e italiano, después del III
Congreso de la Internacional Comunista, muestra que no echaron en saco roto el
error que los izquierdas cometieron en eses congreso que lo van corrigiendo
poco a poco, lenta pero constantemente;: las resoluciones del Congreso de la
Internacional Comunista son puestos en práctica con lealtad. El proceso de
transformación de un partido europeo parlamentario del viejo tipo reformistas
en los hechos y apenas tenido con colores revolucionarios, en un partido de
nuevo tipo, en un partido revolucionario de verdad, comunista de verdad, es un
proceso arduo de extremo. Quizá el ejemplo de Francia es el que cuenta con más
claridad. El proceso de modificar el tipo de trabajo del partido en la vida
diaria, de romper con la rutina, de convertir al partido en revolucionario sin
que se aparte de las masas, sino, por el contrario, acercándose cada vez más a
ella, elevándolas hasta que adquieran conciencia revolucionaria,
incorporándolas a la lucha revolucionaria, es el proceso más difícil, pero
también el más importante. Sería el mayor de los crímenes que los comunistas
europeos no aprovecharon los intervalos (muy breve sino duda) entre los
periodos de particular enconamiento de las batallas revolucionarias, como los
que hubo en muchos países capitalistas de Europa y América en 1921 y principios
de 1922, para llevar a cabo esta profunda y radical organización interna de
toda la estructura y todo el trabajo de sus partidos. Por suerte, no hay
razones para tenerlo. La silenciosa, firme, modesta labor, no muy rápida pero
profunda, de crear en Europa y América auténticos partidos comunistas,
auténticas vanguardia revolucionarias del proletariado se ha iniciado y
prosigue.
Incluso algo
tan trivial como la caza de zorros es de utilizar para sacar enseñanzas
políticas: por otra parte, la excesiva prudencia conduce a errores. Por otra,
no se debe olvidar que, si en vez de hacer un análisis sereno de la situación,
nos dejamos llevar por un simple “ estado de ánimo” o nos ponemos a agitar
banderines rojos, podemos incurrir errores irreparables: podemos parecer donde
no es necesario, ni una pizca necesario, pese a que las dificultades son
grandes.
“Paul Levi desea ahora hacer méritos especiales ante la burguesía-y por
consiguiente, ante sus agentes, ante II Internacional y la Internacional II y media- reeditando las precisas obras equivocadas. Contentemos a esto con dos líneas de una buena
fábula rusa: a veces, las águilas vuelan
más bajo que las gallinas, pero las gallinas jamás podrán elevarse a la altura
de las águilas. Rosa Luxemburgo se
equivocó en el problema de la independencia de Polonia; se equivocó al enjuiciar en 1903 el
menchevismo; se equivocó en la
teoría de la acumulación del capital; se
equivocó en julio de 1914, cuando defendió Plejanov, Valdervelde, Kautsky y otros la unidad de los
bolcheviques y los mencheviques; se equivocó en sus escritos de la cárcel, en 1918, por lo demás, ella misma corrigió, al salir a la calle a
fines de 1918 y principios de 1919, la
mayor parte de sus errores). Pero, a pesar de todos los errores, Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo una águila; y no sólo será siempre
entrañable para todos los comunistas su recuerdo, sino que su biografía y sus
obras completas (cuya edición demoran demasiado los comunistas alemanes,
quienes sólo en parte merecen ser disculpados por la inaudita cantidad de
víctimas que sufren en su dura lucha) serán últimas enseñanzas para educar a
muchas generaciones de comunistas de todo el mundo. “Después del 4 de
agosto de 1914, la socialdemocracia alemana es un cadáver hediondo” con esta máxima entrará el nombre
de Rosa Luxemburgo en la historia del movimiento obrero, las gallinas del tipo
de Paul Levi, Scheidemann, Kaustsky y toda su cuadrilla seguirán admirando, entre los montones
de estiércol, por supuesto y sobre todo, los
errores de la gran comunista. A cada
uno lo suyo.
En cuanto a Giacinto Menotti Serrati,
hay que compararlo con un huevo podrido, que revienta con estrépito y un
tufillo muy… penetrante. Es una verdadera joya hacer aprobar primero en “su”
congreso una resolución que declara la disposición a someterse a la decisión
del Congreso de la Internacional Comunista, después enviar a este congreso al
viejo Lazzari, y, por último, engañar a los obreros con el descaro de un
chalán. Los comunistas italianos encuentran ahora con un modelo práctico de
truhanería política y de menchevismo a la vista de las masas obreras para educar
a un verdadero partido del proletariado revolucionario. El efecto útil,
repelente, de este modelo no se dejará sentir en seguida y sin dar antes en
buen número reiteradas lecciones prácticas, pero se dejará sentir sin falta. No
hay que apartarse de las masas ni perder la paciencia en la ardua labor de
descubrir en la práctica y ante los obreros de la base todas las tretas de
Serrati; no caer en la tentación, demasiada fácil, pero la más peligrosa de
todas de decir “menos” que cuando Serrati dice “a”; educar constantemente a las
masas para que adopten una concepción revolucionaria del mundo y prepararlas
para la acción revolucionaria; aprovechar también con criterio práctico en la
labor práctica las concretas y magníficas lecciones palmarias (aunque caras) del
fascismo; entonces la victoria del comunismo italiano estará
asegurada.
Capítulo III. El Fascismo italiano
Levi y Serrati son típicos, pero no por sí mismos,
sino como modelo contemporáneo del ala de extrema izquierda de la democracia
pequeña burguesa, del bando “de ellos”, del bando de los capitalistas
internacionales en pugna con nosotros. Todo el bando “de ellos” desde Gompers hasta Serrati, se refocila, se recocija o derrama lágrimas de cocodrilo
con motivo de nuestro “descenso” de nuestro nueva política económica. Que se refocilen. Dejémosles hacer sus contorsiones
de payasos. A cada uno lo suyo. En
cuanto a nosotros, no dejaremos que hagan presa en nuestro pecho ni las
ilusiones ni el desaliento. No temamos recocere nuestros errores ni tomarnos,
el trabajo de corregirlos reiteradamente, muchas veces, y llegaremos a la
cumbre. La causa del bloque internacional, que incluye desde Gompers hasta Serra es una causa perdida.
Escrito a fines de febrero de 1922.
Publicado por primera vez el 16 de abril
de 1924 en el número 87 de “Pravda” y en el número 88 de “Izvestia de CEC
de toda Rusia”. Publicado incompleta por primera vez en 1924 en el número 2 de
la revista “La Internacional Comunista” T.44, págs. 415-423
Lenin.
Fallece el 21 de enero de 1924
(53 años)
Rosa Luxemburgo (fue asesinada el 15 de enero de 1919, tenía 47 años.
Gustav Noske y ( aquí en inglés) (1868-1946):
socialdemócrata de derecha. Como ministro de asuntos militares fue responsable
de la muerte de Luxemburgo y Liebknecht.
Escrito a fines de febrero de 1922.
Publicado por primera vez en 1959, en la “Recopilación Leninista”, t XXXVI- T.
44, PÁG. 423
Notas
(96)
El artículo Notas de un publicista. La ascensión a las altas montañas;
lo dañino del desaliento; la utilidad del comercio; la actitud con los
mencheviques, etc. Quedó sin terminar
(97) Los de “Smiena Vej”: representantes
de una corriente sociopolítica surgida en 1921 entre la intelectualidad rusa
blanca emigrada. Deben su denominación a la recopilación Smiena Vej (“Cambio de Jalones”), que se editaba en
Praga en 1921. Los ideólogos de los Smiena Vej eran emigrados políticos de
tendencia democonstitucionalista. Esta corriente encontró argó también entre
parte de la vieja intelectualidad burguesa que no había emigrado de la Rusia
soviética. Los de Smiena Vej publicaban en parís una revista con el mismo
nombre que salió desde octubre de 1921 hasta marzo de 1922.
La base
social de la corriente política representada por los de Smiena Vej era la
reanimación de los elementos capitalistas relacionada con la aplicación de la Nep en la República Soviética. Los de
Smiena Vej convencidos de la completa imposibilidad de derrocar el Poder
Soviético mediante la intervención militar extranjera, se pronunciaban en pro
de la colaboración con el Poder soviético, cifrando las esperanzas en la
degeneración burguesa del Estado soviético. Los de Smiena Vej tenían el peso a
la Nep por una evolución del Poder
soviético hacia el restablecimiento del capitalismo. Una parte de los de Smiena
Vej expresó su disposición a colaborar honradamente con el Poder soviético y
contribuir al resurgimiento económico del país.
En lo
sucesivo, la mayoría de los Smiena Vej ocupó una posición
contrarrevolucionaria.
(98) Judas Golovliov:; personaje de la
obra del escritor satírico ruso M. Saltykov- Schedrín. Los señores Golovliov,
terrateniente feudal llamado Judas por su gazmoñería, su hipocresía y su dureza
de corazón.
(99) Duma de Estado y (aquí): institución representativa que el Gobierno zarista
se vio obligado a convocar como resultado de los acontecimientos
revolucionarios de 1905. Formalmente, la Duma de Estado eran indirectas,
desiguales y restringidas. Los derechos electorales de las clases trabajadoras,
así como de las naciones alógenas que poblaban Rusia, estaban muy restringidos,
y una gran porte de obreros y campesinos no disfrutaba de ningún derecho
electoral.
Las Dumas primera
(abril-julio de 1906) y segunda (febrero- junio de 1907), fueron
disueltos por el Gobierno zarista. Tras
de dar el 3 de junio de 1907 un golpe de Estado, el Gobierno promulgó una nueva ley electoral que restringía más
aún los derechos de los obreros, de los campesinos y de la pequeña burguesía
urbana y de la pequeña burguesía urbana y garantizaba la dominación completa
del bloque reaccionario de los terratenientes y los grandes capitalistas en las Dumas tercera (1907-1912) y cuarto (1912- 1917).
https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas12-12.pdf
Duma Imperial
de Rusia
https://es.wikipedia.org/wiki/Duma_Imperial_de_Rusia
[Apéndice B. De notas de un periodista
Por V.I.
Lenin
[La
siguiente nota es un extracto de “Notas de un periodista”, escrito por Lenin a
fines de febrero de 1922. El ensayo apareció por primera vez en Pravda n° 86,
del 16 de abril de 1924. Esta traducción (la inglesa) está tomada de Lenin,
Collected Works, volumen XXXIII.]
Paul Levi quiere hacer buenas migas con la
burguesía —y en consecuencia con sus agentes, las Internacionales Segunda y Dos
y Medio— publicando los escritos de Rosa Luxemburgo en los que ella se equivocó. A esto responderemos con
una frase de una vieja fábula rusa: “Suele
suceder que las águilas vuelen más bajo que las gallinas, pero una gallina
jamás puede remontar vuelo como un águila”. Rosa Luxemburgo se equivocó
respecto de la independencia de Polonia; se equivocó en 1903 en su análisis del menchevismo; se equivocó en la teoría de la
acumulación de capital; se equivocó
en junio de 1914 cuando, junto con Plejanov, Vandervelde, (212) Kautsky y
otros abogó por la unidad de bolcheviques y mencheviques; se equivocó en lo que escribió
en prisión en 1918 (corrigió la
mayoría de estos errores a fines de 1918 y comienzos de 1919 cuando salió en
libertad). Pero, a pesar de sus
errores fue -y para nosotros sigue
siendo- un águila. Y no sólo los comunistas de todo el mundo venerarán su
memoria, sino que su biografía y sus obras completas (cuya publicación los
comunistas alemanes están demorando excesivamente, con la única excusa parcial
de las tremendas pérdidas que están sufriendo) serán manuales útiles para la
educación de muchas generaciones de comunistas de todo el mundo. “Desde el
4 de agosto de 1914 la socialdemocracia alemana es un cadáver putrefacto”: esa
frase hará famoso el nombre de Rosa Luxemburgo en la historia del movimiento
obrero. Y desde luego, en el patio de atrás del movimiento obrero, entre los
montones de estiércol, las gallinas tipo Paul Levi, Scheidemann y Kautsky
cacarean en torno a los errores de
la gran comunista. Cada uno hace lo que puede.
212 Émile Vandervelde (1866-1938): dirigente del Partido
Socialista Belga y de la Segunda Internacional en 1929-1936. Uno de los
primeros socialistas en entrar a un gabinete burgués. Firmó el Tratado de
Versalles.
http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/luxembr/s/luxemburgorsobre0014.pdf
Clara Zetkin: Sobre la posición de Rosa Luxemburg sobre
la revolución rusa
[Publicado como libro, Verlag der Kommunistische
Internationale, Hamburgo 1922]
No hay textos editado de Rosa Luxemburgo que se pueda confirmar la afirmación que hace Lenin de ella (ella misma corrigió, al salir a la calle a
fines de 1918 y principios de 1919, la mayor parte de sus errores)
Por ejemplo
algunos documentos lo desmienten.
Rosa
Luxemburgo. Discurso ante el congreso de formación del Partido Comunista Alemán
[El
congreso de fundación del PC A se celebró entre el 30 y el 31 de diciembre de
1918 y el 1º de enero de 1919, y fue en ese congreso que Rosa Luxemburgo
pronunció el que iba a ser su último discurso.]
En este texto hace mención a la introducción que hace Federico Engels a la edición de 1895 [2], al libro de Karl Marx. Las luchas de clases en Francia de
1848 a 1850
Gustav Noske y ( aquí en inglés) (1868-1946):
socialdemócrata de derecha. Como ministro de asuntos militares fue responsable
de la muerte de Luxemburgo y Liebknecht.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-discurso-ante-el.html
Rosa Luxemburgo. El Programa de Espartaco. ¿Qué quiere la Liga Espartaco?
Nuestro programa y la situación política 1918
31 de
diciembre de 1918
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-el-programa-de.html
Andreu
Nin. Las Dictaduras de nuestro tiempo
Capítulo III. El Fascismo
italiano
https://www.marxists.org/espanol/nin/1930/dictaduras_de_nuestro_tiempo.htm
Esta es la
sociedad socialista que propone Rosa Luxemburgo, el partido bolchevique en
la revolución rusa de Lenin-Trotsky - Stalin hizo
lo contrario durante la existencia de la Internacional Comunista
(que se fundó el 2 de marzo de 1919 y fue disuelta el 15 de mayo de
1943)
Rosa Luxemburgo. La
socialización de la Sociedad o ¿Cuál es el bolchevismo? (Diciembre de 1918)
Comunismo de
guerra (Desde finales de 1918 hasta inicios de 1921.)
https://es.wikipedia.org/wiki/Comunismo_de_guerra
Rosa
Luxemburgo. La Revolución Rusa
Escrito: 1918
Fuente: La
Revolución Rusa, por
Rosa Luxemburgo
Primera
publicación: 1922
por Paul Levi.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/03/rosa-luxemburgo-la-revolucion-rusa.html
Karl Kautsky. Rosa Luxemburg y el bolchevismo. 1922
1922: Rosa Luxemburg y el
bolchevismo
“Entre el pequeño número de trabajos que se
elevan claramente por encima del nivel de esos pobres escritos a favor y contra
el bolchevismo, uno de los más importantes es el folleto escrito por Rosa
Luxemburg, durante su encarcelamiento en 1918, sobre la revolución rusa y que
aquellos que se tienen por sus continuadores y herederos intelectuales justo
ahora acaban de darlo a la publicidad. Ha aparecido bajo el título: La revolución rusa. Examen crítico póstumo, por Rosa Luxemburg. Publicado con una introducción de Paul Levi
(Berlín, librería Gesellschaft und Erzichung, 1922, 120 páginas).
Hoy en día Lenin lo confiesa abiertamente.
Lo que no impide, o puede ser la causa, que Lenin continúe persiguiendo con
odio implacable a quienes tenían razón contra él. ¿La camarada Luxemburg habría revisado hoy en día su opinión de 1918?
Naturalmente no podemos saberlo. Le sería difícil mantenerla ante las
experiencias rusas de estos últimos años. No se ha rendido tributo ni a su
memoria ni a su causa esperando tres años para publicar su obra. Muchas cosas
que en 1918 le parecían todavía plausibles a mucha gente han quedado superadas
hoy en día por los acontecimientos”
https://www.marxists.org/espanol/kautsky/1922/1922-rosaybolche-kautsky.pdf
Georg Lukács Historia y conciencia de
clase
Observaciones críticas a la
crítica de la Revolución rusa de Rosa Luxemburgo. Georg Lukács
págs. 273 del libro, (repite que como Lenin
“Por consiguiente no basta recordar que Rosa Luxemburgo modificó más tarde
sus ideas.” Enero 1922
León Trotsky.
Karl Liebknecht - Rosa Luxemburg
Escrito: 18 de enero de 1919
https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1910s/19190118.htm
Claudio
Albertani. La tragedia de León Trotsky
http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2016/11/claudio-albertani-la-tragedia-de-leon.html
En el
período que va de febrero de 1915 a noviembre de 1918, excepto de febrero a
julio de 1916, Rosa Luxemburgo estuvo encarcelada.
La
Revolución rusa. Un examen crítico, texto escrito por Rosa Luxemburgo durante
su reclusión en la cárcel de Breslau, entre los años 1916-1918
La Revolución rusa un
examen crítico Rosa Luxemburgo
Índice
Nota editorial
Prólogo
Nota biográfica
La Revolución rusa. Un examen
crítico
-
[Para
el problema de la democracia. “democracia o dictadura” de Karl Kautsky] 6
-
Discurso
de Lenin sobre la disciplina y la corrupción
-
[Sobre
la cuestión nacional] **
Mientras el
odio de clase frente al proletariado y su revolución social se ha convertido
así en la norma de todas las acciones de la clase burguesa, de su programa de
paz y su política futura, ¿qué hace el proletariado internacional? Completamente
sordo a las enseñanzas de la Revolución rusa, olvidado del ABC del socialismo,
persigue el mismo programa de paz de la burguesía, ¡lo adopta como programa
propio! ¡Viva Wilson y la Sociedad de las Naciones! ¡Viva la autodeterminación nacional y el desarme! Esta es ahora la
bandera bajo la cual los socialistas de todos los países se encuentran
imprevistamente reunidos junto con los gobiernos imperialistas de la Entente,
los partidos reaccionarios, los arribistas social-gubernistas, los socialistas
del pantano “fieles a los principios” de la oposición, los pacifistas
burgueses, los utopistas pequeñoburgueses, los Estados nacionales de reciente
constitución, los imperialistas alemanes en bancarrota, el Papa, los verdugos
fineses del proletariado revolucionario, los ucranianos pagados al servicio del
militarismo alemán.
** Este título no existe en el manuscrito original y se
encuentra en la edición Flory. El manuscrito original está numerado aparte por
la misma Rosa Luxemburgo. El texto comienza con una letra muy pequeña. Cf.
Félix Weil, ob. cit. [N. de la Ed. italiana].
Nota
bibliográfica sobre La Revolución rusa
Bibliografía
http://www.elperroylarana.gob.ve/wp-content/uploads/2017/11/la_revolucion_rusa.pdf Y ( aquí)
Rosa
Luxemburgo y la Revolución rusa
http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/luxembr/s/luxemburgorsobre0010.pdf
Clara Zetkin > Revolución rusa y Rusia soviética
Acerca de la posición de
Rosa Luxemburg sobre la Revolución Rusa (libro, 24 de octubre
de 1922)
Archivo
de Internet de los marxistas. Parte de habla alemana
Rosa Luxemburgo 1871-1919
1918 A la revolución rusa
https://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/index.htm
Clara Zetkin. Sobre la importancia internacional de la revolución rusa.
Carta a VI Lenin (12 de
noviembre de 1922)
https://www.marxists.org/deutsch/archiv/zetkin/1922/11/lenin.html
Sobre el significado
internacional de la Revolución Rusa (carta a VI Lenin, 12 de
noviembre de 1922)
Clara
Zetkin: Sobre el significado internacional de la revolución rusa
Carta a
VI Lenin 1
[Problemas de paz y socialismo
(Berlín), 1969, nº 3, págs. 302/303. Según For Soviet
power. Artículos, discursos y cartas 1917-1933, págs. 242-245]
Moscú
¡Querido, querido camarada
Lenin!
Que yo hable después de usted
sobre la Revolución Rusa es un gran riesgo, incluso un poco de
insolencia. No lo haría si, como buen comunista, no me sometiera a la
disciplina del partido y tuviera que aceptar la opinión como correcta, que es
útil para Occidente que también hable alguien de allí. Radek me dijo que
les había dado las hojas impresas de mi “Anti-Levi” 2 para mostrarles mi actitud hacia la
Revolución Rusa y sus principales problemas. Me gustaría agregar una
línea más de pensamiento
que ya defendí al discutir el revisionismo de Bernstein y David. Estos
señores pensaban que el proletariado podía avanzar la
conquista del poder político a través de la protección de los trabajadores,
etc., socava el capitalismo. En mi opinión, sin embargo, cualquier cosa
que pueda resumirse como "reforma social" no puede considerarse que
socave el capitalismo. Mientras la burguesía tenga el poder, necesita la
reforma social como un medio para asegurar las ganancias capitalistas y el
dominio de la clase capitalista la conquista de la política. El poder, en el
puño fuerte del proletariado, la reforma social adquiere un significado
diferente. Es un medio de volcar la economía y la sociedad en la dirección del
comunismo. En este contexto, los sindicatos, las cooperativas y otras
organizaciones proletarias juegan un papel importante, porque detrás de ellos
se encuentra el poder estatal como orden soviético. Una comparación entre
las cosas en Alemania y la Rusia soviética es una prueba del ejemplo. En la
Rusia soviética, la socialización de la gran industria, etc., en Alemania, la
Stinnesificación.3 ; en
la Rusia soviética la más estricta implementación de la legislación obrera, en
Alemania desmoronamiento y desmantelamiento, etc., etc., también quise arrojar luz sobre la necesidad de la dictadura del
proletariado para la implementación de la "nueva política" 4 para
el mantenimiento del poder soviético como requisito previo para ello. La
"nueva
política" no sólo es inevitable en las circunstancias
de Rusia, sino que es necesaria para llevar a cabo la revolución hacia el
comunismo. Mutatis mutandis, el proletariado en otros países también, después de
la conquista del poder político, tomará el camino ácido de la "nueva
política". "Tiene que irse, por supuesto, en condiciones
considerablemente más favorables que con usted. El requisito previo más
importante para la implementación de la dictadura y una "nueva política" decidida sigue
siendo la relación entre el partido y el
proletariado. El partido debe
seguir siendo la expresión del proceso histórico en su máximo potencial de
autocomprensión, auto-movimiento e independencia de proletariado. Eso sólo es posible con ideología
cerrada, Organización y disciplina estricta. En este contexto, la elaboración clara y firme de la ideología
comunista y su transferencia a las masas más amplias, el fortalecimiento y
desarrollo del sistema de educación popular, correlato indiscutible de la
"nueva política" tanto para la formación económica de las masas
como para las suyas. , son de particular importancia la Educación para el Comunismo. Con todo, en mi opinión, la
Revolución Rusa, es decir, su política, es el primer gran intento en la
historia mundial de elevar el marxismo de la teoría a la práctica y hacer
"historia" en consecuencia. A pesar de los "errores"
y las "estupideces" -que has batido con tanto detalle- no veo
un zigzag accidental en tu línea, sino una línea recta que se ha mantenido
constantemente.5 Había
que ir más allá del objetivo allí fijado para evitar que la Revolución Rusa
retrocediera por detrás de su punto de partida. En mi opinión, no hay revolución que, como la suya, haya
superado tanto la etapa inicial de lo realizable en el primer intento. Querido
amigo Lenin, te agradecería mucho que me dijeras en una palabra qué aspectos y
problemas te gustaría abordar en particular. No quiero repetir peor lo que
ya has dicho mejor.
Saludos cordiales para usted, camarada Krupskaja y sus hermanas.
Tu
Clara Zetkin
1 Clara
Zetkin escribió la carta en preparación para su presentación en el IV Congreso
Mundial de AI. Fue marcado por VI Lenin: “Por Zetkin. En el archivo,
12. XI. 1922. "
2 Esto se refiere al libro de Clara Zetkin
"La posición de Um Rosa Luxemburg sobre la revolución rusa" , que apareció en Hamburgo en 1922. En él,
Clara Zetkin se sentó con la publicación tendenciosa anticomunista de Paul Levi
de 1921 "La revolución rusa. Una valoración crítica. De la finca de
Rosa Luxemburg "aparte.
3 Clara Zetkin se refiere a la gran
influencia que la gigantesca corporación desarrollada por Hugo Stinnes,
desarrollada por Hugo Stinnes en los primeros años de la posguerra, ganó en la
economía y el gobierno, así como en la reprivatización de empresas estatales.
que él estaba luchando
.
4 Lo que se
quiere decir es la "Nueva
Política Económica" (NEP)
5 Esto se
refiere a las
llamadas tesis de abril "Las tareas del proletariado en la revolución
actual", en las que VI Lenin desarrolló
la estrategia y táctica de la transición de la revolución democrático-burguesa
a la socialista. Ver VI Lenin: Werke, vol. 24, pág.1 -8a.
Archivo
de Internet de los marxistas
Parte de
habla alemana
Biblioteca
https://www.marxists.org/deutsch/archiv/index.htm